“Estamos preocupados”, gremios sobre hurtos en restaurantes y gastrobares
El mapa de los últimos hurtos generan alerta. Analistas apuntan a que los criminales están más organizados, para evadir la Policía. Distrito habla de desarticulación.
Juan Camilo Parra
Imagínese estar comiendo o tomándose unas cervezas con sus amigos y de repente entra un sujeto, con tapabocas y gorra, alza una pistola y grita: “¡todos quietos! Entreguen celulares, relojes y joyas”. Esta es la escena se ha repetido al menos seis veces en la última semana en Bogotá y, a pesar de la presencia de las ‘patrullas gourmet’ de la Policía, los delincuentes han conseguido perpetrar hurtos masivos, aspecto que tiene reunidos a gremios de comerciantes con el Distrito, en búsqueda de un plan para mermar los atracos.
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Imagínese estar comiendo o tomándose unas cervezas con sus amigos y de repente entra un sujeto, con tapabocas y gorra, alza una pistola y grita: “¡todos quietos! Entreguen celulares, relojes y joyas”. Esta es la escena se ha repetido al menos seis veces en la última semana en Bogotá y, a pesar de la presencia de las ‘patrullas gourmet’ de la Policía, los delincuentes han conseguido perpetrar hurtos masivos, aspecto que tiene reunidos a gremios de comerciantes con el Distrito, en búsqueda de un plan para mermar los atracos.
Del 6 de febrero al 14 se tienen documentados seis hechos en sitios abiertos al público. Cuatro de los casos fueron en zonas exclusivas de Usaquén; uno en Teusaquillo, y otro en Chapinero. La mayoría sucedieron entre las 7:00 y las 8:30 p.m. Aunque el panorama parece caótico, según cifras de la Alcaldía, en enero pasado los hurtos a comercio reportaron una reducción del 65%. Pero las constantes imágenes de robos en restaurantes y bares no ayudan y continúan generando un ambiente de zozobra entre la ciudadanía e incertidumbre entre los comerciantes.
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Comerciantes, preocupados
Camilo Ospina Guzmán, presidente de Asobares, anota que el gremio dialoga con la secretaría de Seguridad para concertar medidas que mitiguen los asaltos en gastrobares, como el ocurrido en un BBC de Teusaquillo, en la zona de Corferias, donde un sujeto armado despojó a los comensales de sus pertenencias, la noche del sábado 10 de febrero. “La situación es preocupante. Entendemos que la nueva administración se está adaptando, por eso estamos socializando con ellos cómo funciona la noche, los territorios, los cuadrantes clave. La articulación público-privada con nosotros como comerciantes es importante, por ejemplo, para organizar los frentes de seguridad”, dijo.
Pero la preocupación va más allá de la seguridad, pues las consecuencias que sufren los comercios son incalculables, ya que cada local afectado puede pasar de la popularidad al desprestigio en los tres minutos que dura un robo. “Primero, un hurto afecta la reputación del negocio, que bastante cuesta conseguir. Lo segundo es la seguridad, la vida y la protección de los clientes. Por último, las ventas se afectan los días siguientes al robo. La función del empresario no es poner un cuerpo seguridad completo para su negocio, pero sí podemos articular diferentes acciones”, agregó el presidente de Asobares.
Según la encuesta que realizó Fenalco, en el segundo semestre de 2023, el 36 % de encuestados dijo haber sido víctima de hurto. Las modalidades fueron: raponazo (29 %), robo a establecimiento comercial (25 %), robo a mano armada en calle (22 %), y cosquilleo (19 %). El celular continúa en el primer puesto de elementos más hurtados, seguido de dinero. Las localidades más afectadas son Chapinero, Suba, Los Mártires, Engativá, Tunjuelito y Usaquén.
¿Y las ‘patrullas gourmet’?
Usaquén cuenta con 125 frentes de seguridad, que hacen parte de los 1.573 que tiene Bogotá. Además, con su propio Centro de Monitoreo, equipado con 257 cámaras, que están directamente conectadas a los diferentes frentes de seguridad. Además, desde enero de este 2024, la Policía implementó las patrullas gourmet, que cuenta con 30 uniformados en las zonas de los hurtos. El coronel William Quintero, subcomandante de la Policía de Bogotá, reconoció que a la estrategia, “le falta ampliar la cobertura. Estos delincuentes tienen varios modus operandi, se camuflan como repartidores o clientes. Estamos analizando la participación de dos de ellos en robos en Usaquén, por ello tenemos un grupo destacado investigando”, señaló.
En el caso del hurto en la panadería Masa, las patrullas estaban a menos de una cuadra del lugar, lo que causa aún más dudas sobre la cobertura de la estrategia. Hugo Acero, experto y exsecretario de Seguridad, señala que estas bandas son cada vez más organizadas a la hora de hurtar. “Los últimos hechos en Bogotá ponen en evidencia que estamos ante estructuras más organizadas, que hacen inteligencia, que saben qué lugar asaltar, a qué horas, cuánto pueden llevarse e, inclusive, saben que tienen bajas posibilidades de ser detenidos”, indicó.
La denuncia es otro factor al que poco acuden los comerciantes. Según la encuesta de Fenalco, solo el 38 % lo hizo, cifra que disminuyó frente a la primera encuesta de 2023, en la que 54 % dijo haber denunciado un hurto. Esto demuestra desconfianza en el papel de las autoridades.Justo en este punto llama la atención del secretario de Seguridad, César Restrepo, al resaltar que el principal problema que identificaron en la seguidilla de hurtos fue la desarticulación entre la ciudadanía y las autoridades.
Por eso, sin desatender la preocupación de los comerciantes, el secretario de seguridad trata de dar a estos hechos sus justas proporciones. “Si uno cruza el inventario de establecimientos, como restaurantes y bares, con el número de robos, uno se puede dar cuenta de que la palabra masivo no es tan pertinente, porque el sector en general no ha sido atacado. El tema es que, cuando han ocurrido los eventos, hemos encontrado es una desarticulación de la ciudadanía, que está en el lugar, con las unidades de reacción de la Policía. Una alerta más rápida, seguro permite una mejor reacción”.
Y hace un llamado: “la ciudad debe ser cuidadosa de relacionar eventos de delito o violencia con bandas criminales de gran renombre. Solo las investigaciones darán esas correlaciones. Si lo hacemos de otro modo, podemos estar cometiendo un error inflando marcas criminales, que pueden aprovechar pequeñas organizaciones para generar mayor temor y hacerle creer a los ciudadanos, como empieza a suceder, que esta es una ciudad en manos del hampa y esta no es una ciudad en manos de hampa. Está bajo el imperio de la ley. Hoy la Policía, la Fiscalía y la Alcaldía enfrentamos unos eventos particulares de violencia, pero eso no representan la vida general de la ciudad.
Sin duda las estrategias deben replantearse para garantizar más seguridad en sitios públicos. Un punto clave es la articulación con los comerciantes y el uso del pie de fuerza, el cual debe ser más efectivo y cubrir mayores zonas de delitos para que salir a almorzar o tomarse una cerveza no se convierta en una actividad de riesgo en Bogotá.
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