Evan Sudarsky, uno de tantos bogotanos que emprendió en plena pandemia
En un fin de semana de cuarentena estricta, el emprendedor comunicó en Twitter que había cumplido el sueño de tener su panadería. Su entusiasmo fue tal, que mucha gente lo apoyó haciéndolo viral. Conozca su historia.
Diego Ojeda
La historia de Evan Sudarsky, un emprendedor joven y bogotano, es de esas que trae esperanza en medio de panoramas inciertos, ya que decidió crear empresa y llevarle la contraria a la disparada cifra de comercios quebrados que registró la capital en 2020 (Fenalco estima que fue más del 30 %).
Más que, como se diría coloquialmente, “un tipo al que se le dieron las cosas”, el caso de Sudarsky es uno de resiliencia, pues la pandemia también golpeó su economía. Desde el año 2016 venía consolidando avances en su carrera como actor. Siempre su pasión ha estado en las tablas. Incluso llegó a figurar en series como Francisco el Matemático, Atrapados en el Extranjero, Distrito Salvaje y la Reina del Sur, entre otras.
“Pero la pandemia le puso freno al mundo”, comenta al recordar el momento en el que el coletazo del COVID-19 impactó la industria del entretenimiento. A los canales de televisión no les quedó de otra que reencauchar clásicos como Pedro el escamoso y Betty la fea.
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Pese a que el éxito que estaba teniendo le hacía prever unos años imparables en materia actoral, Evan comprobó que “la vida se ríe cuando uno hace planes”. Pero no se estancó. Decidió emprender en otra de sus pasiones, la gastronomía, y fue así como, en pleno confinamiento, fundó su panadería: “La Maravilla”.
¿Por qué una panadería? más allá de la pasión que dice tener por la cocina, Sudarsky cree que su apuesta podría replicar lo que ocurrió en 2008 en Estados Unidos, durante la segunda recesión. “Allá, una señora le dio por abrir una tienda de ‘cupcakes’. Le fue bien, así como a todas las tiendas por el estilo, porque aunque la gente no tenía mucho dinero, por lo menos sí tenía un dolar para comprar algo que lo hiciera sentir bien”, comenta. Y no se equivoca, pues datos manejados por agremiaciones empresariales y analistas de mercado muestran que los únicos comercios que no han reportado fuertes caídas en sus ventas, ni quiebras masivas, son los “esenciales”, como las panaderías.
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Como muchos otros emprendedores tuvo que enfrentar retos, como la inversión, dar sus productos a conocer, trabajar casi que de sol a sol para que ese sueño comenzara a dar frutos. Ya con su negocio consolidado, y en un fin de semana donde la alcaldía había decretado cuarentena total, Sudarsky compartió en Twitter la alegría de tener su panadería, la que acompañó con algunas fotos de lo que había disponible en su local.
“¡Amigos, este año cumplí un sueño enorme, que fue abrir una panadería! Este fin de semana no nos fue muy bien, por obvias razones, entonces les pido ¡ayuda! Pidan conmigo hoy para ayudar a La Maravilla. ¡Tenemos de todo! Y si están por San Felipe/ el Polo/ Unilago etc... les hago domi”.
Luego de esto dejó su celular a un lado y continuó con sus ocupaciones. Como a la media hora le sonó. Le había llegado un pedido. Rápidamente se dispuso a preparar la orden, con todos los protocolos de bioseguridad que, establecimientos comerciales como el suyo, tienen que implementar por la pandemia.
Fue, llevó el domicilio y, al volver, se dio cuenta que su trino ya había alcanzado los 500 ‘retweets’. El resto es historia, ese día le hicieron como 50 pedidos. Casi que no daba abasto. Fue allí cuando entendió que la tecnología, aún más, las plataformas sociales como Twitter son grandes aliados de las empresas en tiempos de COVID-19.
Él cree que el éxito de su tweet se debe a que le lleva la contraria al ambiente que suelen manejar los tuiteros de crítica, inconformismo, pesimismo, ira, desprecio por el otro, irrespeto, contienda. Desde hace algunos meses se dio cuenta que esto era algo tóxico para su vida y decidió cambiar su lenguaje. Tal vez, en parte, esto impactó su cosmovisión y lo hizo emprender en medio de un panorama donde el grueso del tejido empresarial bogotano batalla para mantenerse a flote.
Y no es el único, pues según datos de la Cámara de Comercio de Bogotá, en 2020 se crearon 74.994 empresas, que si bien son una cantidad 18 % menos que las creadas en 2019, muestran ese remanente de personas que, como Sudarsky, creen que aún en medio de la crisis se pueden emprender, que por más desoladoras que parezcan las cifras, y aún el mensaje que se envía desde los mismo medios de comunicación, mantienen la esperanza de que sus sueños se pueden materializar, y aún más, que pueden crear respuestas de empleo para aquellos que lo perdieron.
Para Evan, el impacto de ese trino, que inspiró más de 2.700 me gusta, continúa teniendo eco, pues, asegura con tono risueño, que si no fuera por este no estaría entrevistándose con un periodista de El Espectador. Su mensaje en medio de estos momentos tan complejos para la economía no puede ser otro que el “no botar la toalla”. “Lo más importante es estar seguro de uno mismo, porque si uno comete un error no se echa para atrás, sino que aprende de sus errores. No hay que escuchar los ‘pero...’ ni los ‘es que…’ sino que uno debe conocer sus capacidades, porque cuando se es una persona íntegra, los proyectos pueden volar con la pasión que uno le ponga”, concluye.
La historia de Evan Sudarsky, un emprendedor joven y bogotano, es de esas que trae esperanza en medio de panoramas inciertos, ya que decidió crear empresa y llevarle la contraria a la disparada cifra de comercios quebrados que registró la capital en 2020 (Fenalco estima que fue más del 30 %).
Más que, como se diría coloquialmente, “un tipo al que se le dieron las cosas”, el caso de Sudarsky es uno de resiliencia, pues la pandemia también golpeó su economía. Desde el año 2016 venía consolidando avances en su carrera como actor. Siempre su pasión ha estado en las tablas. Incluso llegó a figurar en series como Francisco el Matemático, Atrapados en el Extranjero, Distrito Salvaje y la Reina del Sur, entre otras.
“Pero la pandemia le puso freno al mundo”, comenta al recordar el momento en el que el coletazo del COVID-19 impactó la industria del entretenimiento. A los canales de televisión no les quedó de otra que reencauchar clásicos como Pedro el escamoso y Betty la fea.
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Pese a que el éxito que estaba teniendo le hacía prever unos años imparables en materia actoral, Evan comprobó que “la vida se ríe cuando uno hace planes”. Pero no se estancó. Decidió emprender en otra de sus pasiones, la gastronomía, y fue así como, en pleno confinamiento, fundó su panadería: “La Maravilla”.
¿Por qué una panadería? más allá de la pasión que dice tener por la cocina, Sudarsky cree que su apuesta podría replicar lo que ocurrió en 2008 en Estados Unidos, durante la segunda recesión. “Allá, una señora le dio por abrir una tienda de ‘cupcakes’. Le fue bien, así como a todas las tiendas por el estilo, porque aunque la gente no tenía mucho dinero, por lo menos sí tenía un dolar para comprar algo que lo hiciera sentir bien”, comenta. Y no se equivoca, pues datos manejados por agremiaciones empresariales y analistas de mercado muestran que los únicos comercios que no han reportado fuertes caídas en sus ventas, ni quiebras masivas, son los “esenciales”, como las panaderías.
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Como muchos otros emprendedores tuvo que enfrentar retos, como la inversión, dar sus productos a conocer, trabajar casi que de sol a sol para que ese sueño comenzara a dar frutos. Ya con su negocio consolidado, y en un fin de semana donde la alcaldía había decretado cuarentena total, Sudarsky compartió en Twitter la alegría de tener su panadería, la que acompañó con algunas fotos de lo que había disponible en su local.
“¡Amigos, este año cumplí un sueño enorme, que fue abrir una panadería! Este fin de semana no nos fue muy bien, por obvias razones, entonces les pido ¡ayuda! Pidan conmigo hoy para ayudar a La Maravilla. ¡Tenemos de todo! Y si están por San Felipe/ el Polo/ Unilago etc... les hago domi”.
Luego de esto dejó su celular a un lado y continuó con sus ocupaciones. Como a la media hora le sonó. Le había llegado un pedido. Rápidamente se dispuso a preparar la orden, con todos los protocolos de bioseguridad que, establecimientos comerciales como el suyo, tienen que implementar por la pandemia.
Fue, llevó el domicilio y, al volver, se dio cuenta que su trino ya había alcanzado los 500 ‘retweets’. El resto es historia, ese día le hicieron como 50 pedidos. Casi que no daba abasto. Fue allí cuando entendió que la tecnología, aún más, las plataformas sociales como Twitter son grandes aliados de las empresas en tiempos de COVID-19.
Él cree que el éxito de su tweet se debe a que le lleva la contraria al ambiente que suelen manejar los tuiteros de crítica, inconformismo, pesimismo, ira, desprecio por el otro, irrespeto, contienda. Desde hace algunos meses se dio cuenta que esto era algo tóxico para su vida y decidió cambiar su lenguaje. Tal vez, en parte, esto impactó su cosmovisión y lo hizo emprender en medio de un panorama donde el grueso del tejido empresarial bogotano batalla para mantenerse a flote.
Y no es el único, pues según datos de la Cámara de Comercio de Bogotá, en 2020 se crearon 74.994 empresas, que si bien son una cantidad 18 % menos que las creadas en 2019, muestran ese remanente de personas que, como Sudarsky, creen que aún en medio de la crisis se pueden emprender, que por más desoladoras que parezcan las cifras, y aún el mensaje que se envía desde los mismo medios de comunicación, mantienen la esperanza de que sus sueños se pueden materializar, y aún más, que pueden crear respuestas de empleo para aquellos que lo perdieron.
Para Evan, el impacto de ese trino, que inspiró más de 2.700 me gusta, continúa teniendo eco, pues, asegura con tono risueño, que si no fuera por este no estaría entrevistándose con un periodista de El Espectador. Su mensaje en medio de estos momentos tan complejos para la economía no puede ser otro que el “no botar la toalla”. “Lo más importante es estar seguro de uno mismo, porque si uno comete un error no se echa para atrás, sino que aprende de sus errores. No hay que escuchar los ‘pero...’ ni los ‘es que…’ sino que uno debe conocer sus capacidades, porque cuando se es una persona íntegra, los proyectos pueden volar con la pasión que uno le ponga”, concluye.