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La Interpol expidió circulares rojas contra siete miembros de la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN), entre ellos a su jefe máximo Eliécer Herlinto Chamorro, alias “Antonio García”, por el atentado terrorista a la escuela de Policía General Santander, en Bogotá, que dejó 22 cadetes muertos y 65 heridos y se registró en enero de 2019.
El director de la Policía colombiana, el general Jorge Luis Vargas, dijo este sábado que las circulares rojas de Interpol son también para Nicolás Rodríguez Bautista, alias “Gabino”, que dejó de ser el jefe máximo de la guerrilla alegando motivos de salud.
La medida también fue expedida en contra de Israel Ramírez Pineda, alias “Pablo Beltrán”; Gustavo Aníbal Giraldo Quinchía, alias “Pablito”; Juan de Dios Lizarazo, alias “David Piñata”; Luz Amansa Pallares, alias “Silvana”, e Isabel Real, alias “Tania”.
El general Vargas resaltó que la solicitud de la circular roja la pidió la Policía a Interpol, junto a la Fiscalía colombiana. “Les pedimos a todos los países en el mundo, en especial a Cuba y a Venezuela, que capturen a estos delincuentes para que sean extraditados a Colombia y cumplan con la medida decretada por los jueces de la República. Pedimos también a cualquier persona que sepa de su paradero que informe a las autoridades para que iniciemos la labor de captura”.
El Gobierno colombiano insiste en que varios jefes del ELN, entre ellos alias “Pablito”, están en Venezuela, mientras que en Cuba están “Gabino”, “Pablo Beltrán”, “Silvana” y “David Piñata”, como parte de una delegación que exploraba un diálogo de paz, que inició en febrero de 2017 el gobierno de Juan Manuel Santos en Quito y que en 2018 se trasladaron a La Habana y que se cancelaron tras el atentado.
El carro bomba fue activado en la mañana del 17 de enero de 2019, dentro de la escuela de cadetes General Santander, justo antes de que se llevaran a cabo ceremonias de formación. Un hombre identificado como José Aldemar Rojas Rodríguez, ingresó en una camioneta Nissan Patrol modelo 93, en la que llevaba 80 kilos de pentolita.
Entre las víctimas se encontraban ocho uniformados que eran deportistas, así como una ecuatoriana que estaba de intercambio en el país. De forma póstuma, se dio el grado de subtenientes a los 22 cadetes víctimas, lo que les permitió a las familias recibir el reconocimiento prestacional y pensional correspondiente.