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Los petardos que explotaron simultáneamente, alrededor de las 9 de la noche en el norte y en el occidente de Bogotá, no dejaron heridos, pero sí daños materiales y bastante especulación. Uno de los artefactos se activó en la calle 109 con carrera 21, en el sector de Pasadena, donde funciona una sede de la EPS Cafesalud. La otra explosión se registró en la calle avenida Ciudad de Cali con calle 52A, en la localidad de Engativá, al costado de la Superintendencia de Salud. Allí, además de los daños a varias casas, un taxi que transitaba por la zona resultó con abolladuras y vidrios rotos.
Técnicos de la Policía establecieron que los dos artefactos eran similares, de bajo poder y cargados con unos 500 gramos de explosivos cada uno. Con el paso de los minutos, mientras las autoridades controlaban la situación, surgieron las primeras hipótesis, apenas vagas, sobre los motivos tras las explosiones. “Parecería que tienen una relación con el tema de la salud”, sostuvo el alcalde Enrique Peñalosa, haciendo referencia a que los artefactos explotaron cerca de entidades de esa área. Asimismo, hizo un llamado a la calma de la ciudadanía y anunció un consejo de seguridad este jueves en la mañana para evaluar los hechos.
El último ataque contra una entidad de salud se presentó el 8 de diciembre del año pasado, cuando explotó un petardo contra la antigua sede de Saludcoop, ubicada muy cerca donde este miércoles detonó el artefacto frente a Cafesalud. En esa oportunidad resultó herido un vigilante y en el sitio encontraron panfletos alusivos a la prestación del servicio, que decían “Con la salud no se juega”.
La última explosión en la ciudad ocurrió a principios de marzo, cuando detonaron una carga al paso de un bus de la Armada, en el sector de Guaymaral. Ese fue el campanazo de alerta para la administración de Enrique Peñalosa en lo que a actos terroristas se refiere. Y puso sobre la mesa, una vez más, la discusión sobre la vulnerabilidad de Bogotá ante estos hechos.
Y es que Bogotá ha sido foco en los últimos años de atentados que han dado para múltiples interpretaciones. El 2 de julio de 2015 fueron atacadas dos sedes del fondo de pensiones Porvenir. Ese fue el cenit de una seguidilla de ocho acciones con explosivos que se contaron desde febrero de ese año, sumadas a seis que se registraron en 2014.
De acuerdo con Daniel Mejía, subsecretario de Seguridad, al momento no se tienen elementos para establecer los posibles autores de estos nuevos atentados. Al preguntarle si estas explosiones podrían tener relación con la aparición de una bandera del Eln en el sur de la ciudad en la tarde de este miércoles, el funcionario dijo que es apresurado establecer relación entre esos hechos.
Entre tanto, a las investigaciones que se adelantan por la serie de atentados de los últimos dos años y de los que la ciudadanía no conoce aún resultados concretos, se suma este nuevo caso para indagar.