Extensión Av. Boyacá: así es la obra de la discordia, que toca la Van der Hammen
Para llevar la avenida Boyacá y conectarla con la Autopista Norte se contemplan cinco trabajos que suman casi 9 kilómetros de vías, ciclorrutas y espacio público. La tercera parte pasa por la zona de protección ambiental.
Alexánder Marín Correa
La avenida Boyacá es el principal corredor del occidente de Bogotá y, con 36 kilómetros, cruza casi toda la ciudad. A pesar de que su nombre fue en honor al departamento donde se dio la batalla de independencia, no conecta con la vía que lleva a Tunja: la Autopista Norte. La amplia avenida llega hasta la calle 170 (próximamente hasta la 183) y se topa con una sin salida, que obliga a buscar caminos más largos para llegar a la salida norte de la capital.
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La avenida Boyacá es el principal corredor del occidente de Bogotá y, con 36 kilómetros, cruza casi toda la ciudad. A pesar de que su nombre fue en honor al departamento donde se dio la batalla de independencia, no conecta con la vía que lleva a Tunja: la Autopista Norte. La amplia avenida llega hasta la calle 170 (próximamente hasta la 183) y se topa con una sin salida, que obliga a buscar caminos más largos para llegar a la salida norte de la capital.
La situación ha llevado a varios alcaldes a plantear soluciones, que permitan entrar y salir de la ciudad por el borde noroccidental, pero ninguna ha prosperado. El asunto es que, alrededor de esta iniciativa hay una tensión aún sin resolver: la infraestructura contra la protección ambiental. La razón es que, en el trazado está, tal vez, una de las joyas ambiental más importantes de la ciudad: la reserva Thomas Van der Hammen (RTVDH).
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Este debate, que lleva casi dos décadas y se retoma en medio de la contienda electoral, hoy tiene un nuevo capítulo. No obstante, con un panorama diferente: hay un proyecto más avanzado sobre la mesa. Se trata de las obras que promueve el Fideicomiso Largos de Torca y el Distrito, que creen poder hacer la obra, pasando por la zona de protección, sin generar grandes daños ambientales. Y está más avanzado que otros en el pasado, porque ya lograron la autorización de la CAR para sustraer 20 hectáreas (de las 1.400 que tiene la RTVDH) y tramitan la licencia ambiental.
No obstante, la propuesta, que contempla 8,8 kilómetros de vías y una inversión cercana a $1 billón, no ha sido ajena a las críticas y a la oposición. En especial, de aquellos que llevan años luchando, no solo por la conservación de la zona de protección ambiental, sino por el cumplimiento del Plan de Manejo Ambiental.
Para ellos, pensar en atravesar la Reserva con una vía, podría traer graves consecuencias para el medio ambiente en la capital, y por eso tienen demandado el permiso de sustracción que otorgó la CAR y, dicen, irá hasta las últimas consecuencias. Su lucha, recientemente recibió el respaldo del gobierno nacional. Pero, ¿cómo será la obra que genera polémica?
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El plan de extender la Avenida Boyacá
La extensión de la Avenida Boyacá hacia el norte está planeada para ser construida por tramos, todas con amplio espacio público y ciclorrutas. Por ahora, solo está en construcción el que arranca en la Avenida San José (calle 170) y llega hasta la Avenida San Antonio (calle 183), al límite de la reserva. Es una obra de 1,3 kilómetros, en los que invirtieron $72.000 millones. Si bien, ya debía estar terminados, lleva apenas 36% de avance.
A partir de ahí viene el tramo de la polémica: un corredor de 5 kilómetros (desde la calle 183 o avenida San Antonio hasta la 235 o avenida Guaymaral), de los cuales, más de la mitad pasará por terrenos de la Van der Hammen. Para esto, el Distrito tuvo que solicitar ante la CAR la sustracción de 20 hectáreas, de las 1.400 catalogadas como zona protegida.
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De este tramo, el primer trayecto, con 1,3 kilómetros y $153.000 millones de inversión, no tiene lío, pues irá desde la avenida San Antonio (calle 183) hasta la avenida Polo (calle 201), al pie del cerro de La Conejera. Es el resto del trazado el que genera resistencia: el que parte desde la avenida Polo (calle 201) hasta la avenida Guaymaral (calle 235). Con una extensión de 3,6 kilómetros y un costo de $422.000 millones, sí toca la Reserva.
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“La hace en dos franjas: una de 1,2 kilómetros, para esquivar el cementerio Jardines de La Inmaculada, ya que ahí la gestión predial será imposible, y otro de 1,5 km que atraviesa la zona de protección. No obstante, pasaría por la cancha de fútbol de la Universidad Santo Tomas; un parqueadero de máquina amarilla, y cultivos extensivos de papa”, explicó Alejandro Callejas, gerente del Fideicomiso Lagos de Torca, a cargo de los diseños y la financiación del proyecto.
Para completar el circuito, habrá dos obras más, que costarían $312.000 millones: la intervención de 1,3 kilómetros en la avenida Polo (calle 201) y 1,2 km en la Guaymaral (calle 235), para conectar la Boyacá con la Autopista Norte. En total, serán 8,8 kilómetros de vías, que costarán casi $1 billón, recursos que saldrán de lo que paguen los constructores, por cargas urbanísticas, para edificar en el norte de Bogotá. El Distrito no pondrá un peso.
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Pero el proyecto, que parece sobre ruedas, aún le falta un amplio trecho para ser realidad. Si bien, este viernes será la audiencia pública, en medio del trámite de la licencia ambiental, los defensores de la Van der Hammen aclaran que ni la sustracción, ni una eventual licencia ambiental están en firme. Ellos están a la espera de que se resuelva una tutela en segunda instancia, en la que denuncian que se vulneraron los derechos de participación a la ciudadanía, y que faltan estudios para definir realmente si la obra como está planteada es la mejor opción. En caso de que la tutela salga a su favor, obligaría a la CAR a recomenzar la evaluación de los trámites ambientales.
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Por ahora, se está a la expectativa del desarrollo de la audiencia alrededor del trámite del permiso ambiental. Una vez se conozca su resultado y se pronuncien los jueces que revisan las demandas contra el proyecto se podrá saber el futuro de este corredor.
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