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El atentado del pasado martes con una granada de fragmentación, en el barrio María Paz, cobró su primera víctima fatal en las últimas horas. Una mujer de 61 años, que se encontraba en el listado de los ocho civiles heridos tras la explosión, perdió la vida durante la noche del miércoles 11 de septiembre.
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La víctima fue identificada como Emilia Helena Bermúdez, quien había sido trasladada a la Clínica de Occidente minutos después de que, cuatro individuos, accionaran el explosivo a pocos metros del CAI Caldas, en cercanías al Barrio María Paz, de la localidad de Kennedy.
Pese a recibir la atención oportuna en el centro asistencial, la gravedad de las heridas, derivadas de las esquirlas que volaron después de la explosión, terminaron por costarle la vida. La mujer, que se encontraba justo en lugar del atentado, era una de las personas que habitualmente trabajaba en ese sector.
Asimismo, otras siete personas que resultaron lesionadas tras la explosión se encuentran siendo atendidas en distintos hospitales de la ciudad. Los vecinos del sector hablan de que uno de los heridos habría perdido uno de sus ojos, luego de haber sido impactado en su rostro con las esquirlas,
Las primeras hipótesis del atentado apuntan a una retaliación de grupos armados que operan en la zona, como los de la banda Satanás, por las recientes capturas que las autoridades efectuaron a nueve de sus miembros.
No obstante, trabajadoras sexuales de la zona, afirman que la explosión está relacionada con actos extorsivos de los cuales vienen siendo víctimas desde varios meses atrás. Al parecer, bandas como el Tren de Aragua y Satanás, habrían accionado el explosivo ante el no pago de la vacuna por parte de las trabajadoras sexuales y vendedores ambulantes que se ubican en el sector.
De momento, las autoridades se encuentran corroborando las diversas versiones alrededor del hecho y están tras la pista de los cuatro individuos que habrían participado en el acto terrorista.
Vale la pena resaltar que, en un segundo hecho que se efectuó horas después en el barrio El Amparo, a pocos metros del primer atentado, un hombre conocido como alias El Costeño perdió la vida, luego de que la granada con la que pretendía atentar contra un grupo de policías se le explotara en la mano.
Panorama delictivo en el barrio María Paz
Una de las zonas con los índices más altos de criminalidad en Bogotá es el barrio María Paz, en inmediaciones de Corabastos, la principal central de abastos del país. El sector, y varios barrios aledaños se han convertido en los últimos años en una de las zonas en disputa más apetecidas por las bandas criminales dedicadas a la extorsión y al microtráfico, por su constante flujo de camiones provenientes de diversas zonas del país y por su ubicación estratégica, cercana a zonas de rumba y de alto impacto comercial.
En todo el territorio de Kennedy, con el María Paz, El Amparo, Patio Bonito y la Virgen, operan ocho estructuras organizadas: Tren de Aragua, Los Paisas, Los Costeños, Los Boyacos, Satanás II, Camilos II, Pedro Pablo y Chontaduro, que se disputan a sangre y fuego el control del territorio. De ahí, que atentados como los del martes, en opinión del exsubsecretario de seguridad Andrés Nieto, sean parte de la estrategia de estos grupos para difundir terror y demostrar su poderío.
“Tanto la extorsión, como las amenazas y explosiones, son instrumentos de miedo, usados por los grupos delincuenciales para el control territorial. Siempre van a buscar la forma de ajustar cuentas o generar venganzas contra sus enemigos o individuos de su estructura que se revelan. Pero, además, con estos ataques contra las autoridades buscan enviar un mensaje a la ciudadanía, que queda en una especie de encierro, en su propio barrio, ya que evitan realizar cualquier tipo de denuncias para evitar si blanco de estas retaliaciones”, explicó Nieto.
Por su lado, Hugo Acero, exsecretario de Seguridad, concuerda con el alcalde en que este tipo de atentados son instrumentos “con los cuales estas bandas buscan sacudirse de una situación incomoda a las que están siendo arrastradas por los operativos de las autoridades”. No obstante, allende el mensaje que quieran mandar, cualquiera que sea el remitente, lo cierto es que este polígono delincuencial se nutre de factores geográficos y sociales, que lo han llevado a convertirse, desde la perspectiva de muchos, en el lugar más inseguro de Bogotá.
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