Feminicidios de Estefanía e Íngrid: llamado a romper el peligroso silencio
Las historias de Estefanía Franco e Íngrid Castro dejan un sinsabor tras el Día de la Madre. Los dos presuntos feminicidas se encuentran prófugos de la justicia.
Juan Camilo Parra
En la víspera del Día de la Madre, a través de una llamada, Estefanía Franco, de 29 años, cuadró todo para celebrar la fecha en compañía de su familia. Horas después, a las 3:00 de la madrugada, en otra llamada que recibió su mamá, le dijeron que a su hija la habían herido con arma blanca. La víctima tenía dos hijas, de 3 y 10 años, y el presunto agresor fue su pareja y padre de las niñas. Dos horas después, desde el hospital Mario Gaitán (Soacha), confirmaron su muerte y la fuga del presunto feminicida.
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En la víspera del Día de la Madre, a través de una llamada, Estefanía Franco, de 29 años, cuadró todo para celebrar la fecha en compañía de su familia. Horas después, a las 3:00 de la madrugada, en otra llamada que recibió su mamá, le dijeron que a su hija la habían herido con arma blanca. La víctima tenía dos hijas, de 3 y 10 años, y el presunto agresor fue su pareja y padre de las niñas. Dos horas después, desde el hospital Mario Gaitán (Soacha), confirmaron su muerte y la fuga del presunto feminicida.
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Aunque los balances de las autoridades indican que este Día de la Madre en Bogotá fue el más seguro en 22 años y que a nivel nacional hubo una reducción del 17 % en homicidios, el logro contrasta con el dolor de las familias que sí resultaron golpeadas por la criminalidad. En el departamento se reportaron este fin de semana dos feminicidios. No solo fue Estefanía, sino también fue Íngrid Vanesa Castro, de 23 años, asesinada por su pareja sentimental en Usme, el sábado 11 de mayo. Así como en el caso de Estefanía, el presunto agresor está prófugo.
Señales y silencios
Estefanía era archivadora en la Secretaría de Ambiente y, a pesar de que pasó la mayor parte de su vida en Kennedy, se mudó a Soacha con su pareja y sus hijas, por facilidades económicas. De acuerdo con su hermanastro, sostenía hace ocho años una relación con su presunto agresor, identificado como Maicol Leguizamón, quien se desempeña como obrero independiente. La relación la describe el joven como tóxica. “Se conocían desde el colegio. Mi hermana estaba a punto de entrar a estudiar a la universidad cuando quedó embarazada de su primera hija”, contó Jorge Luis Gómez a El Espectador.
Una constante en los casos de feminicidio es que, a pesar de las múltiples señales, para las víctimas es incluso “impensable” que las violencias sutiles se traduzcan algún día en muerte. Así lo pensaba la familia de Estefanía: “No pensamos que fuera a pasar esto. Sabíamos que en el transcurso de los ocho años, cuando bebían, se peleaban con agresiones, incluso físicas, pero luego se arreglaban.
“Las peleas, en buena parte, eran porque él era una persona posesiva. Llegaba a decir que si ella no era suya no era de nadie”, agregó Gómez. Hace cinco meses, Estefanía le había manifestado a su madre su intención de separarse de Maicol. ‘No sé qué hacer’, le dijo ella a mi mamá”, agrega el hermanastro. Otro motivo eran sus hijas: “Quería que estuvieran con su papá biológico”. Lamentablemente, las niñas fueron testigos de lo ocurrido en el apartamento 502, a donde acudió la ayuda que las pequeñas pidieron en la madrugada del crimen.
Caso similar al que vive la familia de Íngrid Vanesa Castro. Sus allegados marcharon, a modo de protesta, en pleno Día de las Madres, pidiendo justicia y la captura del presunto agresor. En la marcha hablaron de agresiones anteriores y de una ruptura a la que se negaba el hombre.
Transformación social
Natalia Casas, gerente de gestión y asistencia técnica territorial de la Secretaría de la Mujer e Identidad de Género, de la Gobernación de Cundinamarca, señala que el departamento es el tercero con más casos de violencias basadas en género. “Esto lo estableció una mesa técnica con la Defensoría del Pueblo, que nos representa un reto muy importante, sobre todo incentivando a las mujeres a que no nos quedemos calladas, a no tener miedo de denunciar. Vemos que el riesgo sigue estando en normalizar esa violencia”, afirmó la funcionaria.
El Observatorio Nacional de Violencias de Género ubica al municipio de Soacha como el cuarto del país con mayor cantidad de casos de violencias, verificados en Medicina Legal en 2023. Bogotá, por su parte, encabeza casi todos los escalafones. “Debemos trabajar muchísimo en fortalecer nuestros mecanismos de articulación institucional y las rutas de atención, así como de lograr una buena articulación con cada municipio y evaluar el territorio. Nosotros tenemos en cuenta, por ejemplo, que el 80 % del departamento es rural y el 20 % urbano, los comportamientos son diferentes en uno y otro”.
La Secretaría de la Mujer de Bogotá rechazó los hechos que desencadenaron el feminicidio de Íngrid y resaltó la necesidad de cambiar estructuralmente la concepción de la mujer: “El feminicidio es la forma más extrema de violencia que pueden sufrir las mujeres, una práctica que evidencia la discriminación por razón de género. Es el resultado de conductas machistas que, como sociedad, debemos transformar para no justificarlas o naturalizarlas”.
Las autoridades están tras los pasos de los fugitivos, que ya están identificados, pero el sinsabor que dejan estos dos casos de feminicidio continúan perpetuando un fenómeno inserto en la cultura. El hermanastro de Estefanía señaló que mientras las autoridades buscan al responsable de asesinar a su hermana, la expareja de ella se ha intentado comunicar por llamadas a través de redes sociales. “Llama desconsolado, perdido, preguntando por las niñas”, dijo. Y agrega que, sabiendo que eso no le devolverá a su hermana, “queremos que lo atrapen y haya justicia”, concluyó.
Cundinamarca y Bogotá continúan batallando la violencia de género
El reto de transformar la sociedad es demasiado ambicioso. Lo saben las autoridades locales, y por ello las apuestas de las nuevas administraciones locales y departamentales apuntan a ir mejorando el sistema penal, así como se la juegan por insistirle a la ciudadanía, con pedagogía, que no es aceptable ninguna violencia contra las mujeres.
Laura Tami, secretaria de la Mujer de Bogotá, señaló que “vamos a crear el equipo de psicólogas forenses y acompañamiento psicosocial en nuestros procesos de representación judicial. Los daños psicológicos tenemos que atenderlos. En este momento la Secretaría está en tres espacios de atención en la Fiscalía y buscamos pasar a 22″.
Desde la Secretaría de la Mujer de Cundinamarca implementan el programa “Defensa Púrpura”, un modelo que busca integrar capacidades para reforzar la atención de las mujeres. Sin embargo, el punto clave será “la promoción de una pedagogía ciudadana y fortalecimiento de los canales de denuncia”, aseguró la Secretaría de la Mujer de Cundinamarca.
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