Fentanilo en Bogotá, una mirada más allá del pánico y la alerta temprana
Una reciente alerta emitió la concejal Diana Diago al mostrar cifras de la Secretaría de Salud sobre consumo de fentalino en Bogotá. Los registros muestran 8 casos de consumo en 2023. Sin embargo, expertos explican por qué las alertas exageradas y la narrativa al rededor del fentanilo debe concientizar, en lugar de generar temor y “politizar” el debate.
Juan Camilo Parra
La presencia de fentanilo en el país no es novedad. Su uso médico es conocido hace años, así como el impacto por su uso recreativo en el mundo, que ha dejado miles de muertes en Norteamérica. El temor al hablar de esta sustancia lo alimentan no solo los videos de personas drogadas en las calles de Estados Unidos y Canadá, sino por la narrativa alrededor de estos casos, con eco en todo el mundo. En Bogotá, el temor de que existan calles de ‘zombies’, como se refieren a las personas adictas a esta sustancia, alerta, al menos, en un país que ya ha visto una de las peores caras de otras sustancias como el bazuco.
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La presencia de fentanilo en el país no es novedad. Su uso médico es conocido hace años, así como el impacto por su uso recreativo en el mundo, que ha dejado miles de muertes en Norteamérica. El temor al hablar de esta sustancia lo alimentan no solo los videos de personas drogadas en las calles de Estados Unidos y Canadá, sino por la narrativa alrededor de estos casos, con eco en todo el mundo. En Bogotá, el temor de que existan calles de ‘zombies’, como se refieren a las personas adictas a esta sustancia, alerta, al menos, en un país que ya ha visto una de las peores caras de otras sustancias como el bazuco.
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En medio de esto, la concejal Diana Diago (Centro Democrático) expuso un reporte de la Secretaría de Salud y lo bautizó como “La llegada de la droga zombie a Bogotá”. Son datos sobre consumo de fentanilo, que solicitó a través de derecho de petición, en los que indican que entre 2019 y 2023 se han reportado dos casos de intoxicaciones (uno en 2020 y otro en 2021, sin muertes confirmadas) asociadas a la sustancia. Además, 34 reportes de consumo ajeno a fines médicos, distribuidos así: en 2019 fueron tres casos; en 2020, dos; en 2021, cuatro; en 2022 siete, y en 2023, cinco.
Otro dato que resalta es que, según la Policía de Bogotá, no se han registrado incautaciones. En lo corrido de año han decomisado 2.599 kilos de marihuana, seguida por el bazuco (229 kilos), la cocaína (132 kilos), base de coca (82 kilos gramos), y la heroína (1,2 kilos).
“Según lo comunicado por el Grupo de Análisis y Administración de Información Criminal, se determinó que no se logró evidenciar ningún caso relacionado con la incautación de fentanyl en la ciudad”, se lee en el documento que conoció este diario. Esto, pese a la incautación en mayo de 163 ampolletas de fentanilo farmacéutico en Kennedy, evento que suscitó la alarma del fiscal Francisco Barbosa.
El fentanilo
El fentanilo es una sustancia de la familia de los opioides y se le denomina como opioide sintético. El documento, avalado por la Secretaría de Salud, explica que también es un medicamento narcótico de uso medicinal y está fiscalizado según la Resolución 1478 de 2006. “En caso usarlo con fines ajenos al medicinal, dicho uso se encontraría incurso en la condición de estupefaciente, con efectos en el sistema nervioso central, produciendo dependencia”, alerta el informe.
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Julián Quintero, investigador de Acción Técnica Social de Échele Cabeza, dice que es importante diferenciar entre el fentanilo de fabricación legal e ilegal. “Ninguno lo fabrican en Colombia. El de uso intrahospitalario, que se desvía al mercado negro y se distribuye en ampolletas -y que parece le echan al tusi- es de baja concentración y viene identificado. Se consume de manera líquida directa o mezclada en soluciones”, explica.
Y agrega: “El ilegal es el que provoca las muertes en Norteamérica. Es inestable, no se puede medir su potencia y tiene presentación en polvo o en cristales. Principalmente se ha usado para suplantar o falsificar medicamentos legales, ya que muchas personas salen a comprar en el mercado negro oxicodona, tramadol o percocet, pero les entregan medicamentos falsificados con fentanilo, como ha sucedido en Estados Unidos”.
Sobre evidencias de fentanilo mezclado con otras sustancias en la capital, el reporte que recibió la concejal Diago dice que la Sijin ha encontrado rastros en sustancias sintéticas como el tusi o tusibí -2CB-. Pero este fentanilo, dice Julián Quintero, sería el de fabricación farmacéutica legal, que circula en el mundo hace 25 años. “A la institucionalidad le ha faltado dejar claro cuál es la verdadera dimensión del fenómeno del fentanilo farmacéutico en Colombia y eso ha permitido todo el nivel de especulaciones, a partir del sensacionalismo asociado a la crisis norteamericana”, añadió.
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Sustancias y víctimas mortales
Según el estudio de mortalidad asociada al consumo de sustancias psicoactivas 2013-2020, realizado por el Ministerio de Justicia, el Observatorio de Drogas de Colombia y el Instituto Nacional de Medicina Legal, en el país se registraron 28.541 casos, siendo Bogotá la ciudad más afectada con 1.294 registros en siete años (18,5 % del total), seguida de Antioquia, con 1.195 (17,1%), y Cundinamarca, con 666 (9,5%). Sobre las sustancias asociadas a dichas muertes o que tras el evento se encontró alguna sustancia, se tiene que el alcohol encabeza la lista, con 24.723 casos, seguido por la cocaína, con 3.469. En cuanto a sustancias de uso médico, hallaron 37 relacionados con morfina; 10 con morfina mezclada con cocaína; 19 con tramadol, y cinco con fentanilo.
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Lo cierto es que, a pesar de que los contextos son distintos y es difícil que aquí se calque la crisis de opioides que padecen otros países, la clave está en cómo se prepare Bogotá al respecto. “Claramente, el fentanilo modificó el mercado y por la curiosidad de conocerlo, se conocen aumentos en las dinámicas de consumo. Pero la narrativa no puede estar cargada de falta de evidencia, miedo, la referencias sin contexto, como llamarle ‘zombie’ a personas en condición de adicción, siendo así caricaturizadas cuando muchas son víctimas de la guerra contra el fentanilo”, añade Quintero.
El experto no niega que ahora la organización Échele Cabeza recibe más solicitudes y preguntas acerca del fentanilo; casos de consumo, e incluso el valor de las ampolletas ha aumentado, como aumentó la demanda del fármaco. No obstante, la ciudad está a tiempo de hacerle frente y tomar acciones antes de que ya no sea una alerta, sino un fenómeno que se salga de control
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