Finaliza suspensión del racionamiento: lo que viene con la inminente sequía
Termina el período de suspensión del racionamiento durante la temporada de fin e inicio de año. Estas son algunas cifras que dejó la medida y lo que viene en 2025 en relación con el racionamiento y el consumo de agua.
El pasado 5 de diciembre el alcalde Carlos Fernando Galán y Natasha Avendaño, gerente de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá (EAAB), anunciaron la suspensión del racionamiento, entre el 23 de diciembre y el 6 de enero, después de casi nueve meses de que comenzara la restricción. Este “respiro”, como lo calificó el mandatario en su momento, finalizó el lunes 6 de enero y la restricción de racionamiento regresa este martes 7 de enero con el turno cinco.
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El pasado 5 de diciembre el alcalde Carlos Fernando Galán y Natasha Avendaño, gerente de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá (EAAB), anunciaron la suspensión del racionamiento, entre el 23 de diciembre y el 6 de enero, después de casi nueve meses de que comenzara la restricción. Este “respiro”, como lo calificó el mandatario en su momento, finalizó el lunes 6 de enero y la restricción de racionamiento regresa este martes 7 de enero con el turno cinco.
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Según Avendaño, la decisión se tomó debido a que en la temporada de fin de año la ciudad “tiene un ahorro natural de agua, debido a que muchos bogotanos salen de viaje”. Las cuentas del Distrito apuntaban a que la capital, al contar con menos ciudadanos en esta época, se “ahorraría de manera natural 1,1 millones de m3 en estos 15 días”, añadió la gerente de la EAAB. Esto corresponde a un 5 % del total de consumo promedio mensual, lo que permitió que los capitalinos descansaran del racionamiento sin consecuencias que lamentar.
Consumo durante la suspensión
La reducción del consumo proyectada para la última semana del año no se comportó según los cálculos del Distrito y las cifras de los niveles de los embalses y del gasto de agua, así lo señalan.
El 23 de diciembre, cuando empezó a regir la medida de suspensión del racionamiento, de acuerdo con la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR), el nivel total del sistema Chingaza (compuesto por los embalses San Rafael y Chuza, que cubren el 70 % del consumo de agua en la capital) era del 48,22 %, y en ese momento los índices mostraban una tendencia descendente.
Cuatro días después, el 27 de diciembre, las cifras revelaron que los hogares bogotanos consumieron 17,14 m³/s de agua, es decir, 2 m³/s por encima del promedio de ahorro recomendado por la Alcaldía desde que empezó el racionamiento en abril y una de las cifras más altas de consumo en los últimos dos meses. Tres días después, el 30 de diciembre, el consumo disminuyó casi un punto, y fue del 16,48 m3/s; sin embargo, el nivel del sistema Chingaza continuó con la tendencia descendente y registró un 46,73 % (a 10 % del “día cero”).
Finalmente, el consumo de agua en la capital durante el 5 de enero, un día antes de que terminara la suspensión del racionamiento, el consumo promedio fue cercano a la recomendación de las autoridades y se ubicó en un 15,17 m3/s, mientras que el nivel del sistema Chingaza rompió la tendencia descendente y registró un 46,49 % de su capacidad.
“Mientras cae agua lluvia por montones en Bogotá, el embalse se queda sin agua”, señaló el presidente Gustavo Petro el pasado 4 de enero, a propósito de los aguaceros que ese día cayeron en la capital y que resaltan la dicotomía que durante buena parte de 2024 vivió la ciudad: lluvias en el entorno urbano y sequía en las zonas altas de los embalses.
Esto, sumado a críticas a la suspensión del racionamiento, como las que realizó la concejal Diana Diago, quien tildó la medida de “improvisada”, y la concejal Heidy Sánchez, quien señaló la falta de medidas pedagógicas para garantizar un menor consumo y un ahorro responsable, pusieron en duda la conveniencia de la medida.
En contraste, Avendaño afirmó que 2025 comienza “con mejores condiciones de abastecimiento para la ciudad”, en comparación a 2023 y 2024. “Los caudales medios de afluencias para el embalse de Chuza del año 2024 fueron inferiores a los de 2023 (8,77 m³/seg vs. 10,19 m³/seg), con lo cual la medida de restricción de consumo adoptada en 2024 cobra mayor relevancia”. Y reconoció, además, que en 2024 ingresó menos agua al embalse de Chuza en relación con 2023. “Los caudales de afluencias que entraron al embalse Chuza generaron en 2024 un volumen de agua de 277,75 millones de m3, vs. los 323,38 millones de m3 generados por las afluencias en 2023. Estos fueron 45,63 millones de m3 menos de agua efectiva para suministrar a la población”.
Con corte al 6 de enero, los embalses que conforman el sistema Chingaza mantenían un nivel estable: el embalse de Chuza con un 38 % y el embalse de San Rafael con un 74,87 %, para un total del sistema Chingaza del 46,67 %, cifra que se redujo en poco más del 2 % frente al 48,22 % que tenía el sistema el 23 de diciembre, cuando se suspendió el racionamiento.
El ahorro “natural” de agua, con la salida de personas por las festividades de fin de año, se presentó dentro de lo esperado; no obstante, con las proyecciones del Ideam que avizoran un arranque de año marcado por la ausencia de las lluvias y una temporada fuerte de sequía en la región central del país, aún es pronto para tasar la incidencia de la suspensión del racionamiento, más aún cuando la totalidad de residentes de la capital todavía no retornan a sus hogares. Incluso así, es claro que la suspensión le quitó a la ciudad la oportunidad de ahorrar un colchón de agua que, por mínimo que parezca, puede ser fundamental para enfrentar la ausencia de lluvias que se esperan.
Lo que viene para 2025
El Acueducto resaltó la ampliación de la planta de agua potable Tibitoc: “En este período se aceleró la ejecución de la obra que permitirá aumentar capacidad de tratamiento del líquido desde el río Bogotá, alcanzando un avance en la ejecución del 82 %”.
La modernización de la Planta Francisco Wiesner, es otra clave. Es una obra fundamental para el aumento en el abastecimiento de la ciudad, y que cierra el año con un 29 % de ejecución en las labores de ampliación y arribo de nuevos equipos.
Con todo esto, aún no está claro si con una mayor capacidad de tratamiento de aguas el racionamiento se detendrá o la medida seguirá instalada en la cotidianidad de la ciudad, tal y como sucedió en 2024. Entretanto, las recomendaciones de ahorro, reúso de agua en labores de aseo, recolección de aguas lluvia, duchas cortas y la conciencia individual de un uso responsable siguen siendo imperantes para que el “día cero” esté cada vez más lejos y no se tenga que restringir cada vez más el agua a los habitantes de Bogotá.
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