Fraude y “spam” telefónico, sin freno a la vista
¿Ha recibido llamadas insistentes de números desconocidos? ¿Lo han llamado para informarle falsos casos de familiares o conocidos en apuros? ¿Le han llegado mensajes diciendo que su cuenta bancaria está bloqueada o que hay una encomienda retenida a su nombre? Su caso no es el único y se replica a diario por toda Bogotá.
Las llamadas, los mensajes spam (no deseados) y las artimañas que los delincuentes idean para recrear situaciones que propicien estafas y robos se han vuelto un común denominador. El panorama al respecto, en la capital, no es alentador. De acuerdo con Nicolás Vargas Muñoz, mánager de la app TrueCaller en Colombia, que permite identificar llamadas y bloquear spam desde el teléfono, “solo en enero de 2024 en Bogotá se registraron 40,5 millones de llamadas spam, de las cuales ocho de cada 10 aparentemente buscaban estafar o robar a la gente”, señala.
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Las llamadas, los mensajes spam (no deseados) y las artimañas que los delincuentes idean para recrear situaciones que propicien estafas y robos se han vuelto un común denominador. El panorama al respecto, en la capital, no es alentador. De acuerdo con Nicolás Vargas Muñoz, mánager de la app TrueCaller en Colombia, que permite identificar llamadas y bloquear spam desde el teléfono, “solo en enero de 2024 en Bogotá se registraron 40,5 millones de llamadas spam, de las cuales ocho de cada 10 aparentemente buscaban estafar o robar a la gente”, señala.
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La cifra la corrobora la Fiscalía, pues, según el ente acusador, los robos y estafas a través de llamadas y envíos de mensajes de texto se incrementaron 84 % en el periodo de pandemia, cifra que se ha mantenido en los siguientes años.
“Spam”
El spam telefónico “son las llamadas que se realizan a teléfonos fijos o móviles, en su mayoría con fines comerciales, que se suelen realizar sin autorización ni petición previa de la persona a la que se llama. Una característica fundamental es la molestia que generan, pues son reiterativas e, incluso, en algunos casos, se pueden catalogar como acoso, debido al número de llamadas que se realizan en el día”, comenta Vargas.
Frente a la problemática, el año pasado entró en vigor la ley “dejen de fregar”, cuyo objetivo es fijar canales, horarios y periodicidad en la que diferentes entidades pueden hacer cobros u ofrecer productos, con el fin de proteger el derecho a la intimidad de los consumidores. No obstante, pese a que se establecieron horarios (de lunes a viernes de 7:00 a.m. a 7:00 p.m, sábados de 8:00 a.m. a 3:00 p.m. y la prohibición estricta de llamar los domingos y festivos), lo cierto es que la percepción en muchas personas es que se mantiene el asedio.
Llamada millonaria
Marta Cubillos trabajaba como niñera en una casa del barrio Quinta Paredes. Una tarde recibió una llamada en la cual una mujer, que aseguraba ser la madre de los niños, lloraba y le manifestó que estaba, junto a su esposo, metida en un lío jurídico y grave y que debían pagar una alta suma de dinero. Por los detalles que le dio la mujer y por el estado de angustia en el que parecía estar, no sospechó.
Acto seguido, pasó al teléfono el supuesto esposo y le dijo a Marta que metiera en una bolsa joyas, dinero y artículos de valor, para que se los entregara a alguien que iba a pasar en una moto a recogerlos. En medio de la emergencia, le pareció convincente. La mujer aceptó y le entregó a un motociclista la bolsa con elementos de valor. Minutos después, cuando los dueños de casa llegaron, se enteró de que había sido estafada. Las pérdidas fueron millonarias.
Como se lee, los delincuentes tienen información privilegiada de las víctimas que les dan verosimilitud a las estratagemas que emplean para lograr llevar a buen puerto sus fechorías. De antemano saben, por ejemplo, datos familiares, datos de cuentas bancarias, correos electrónicos e información detallada de los vínculos de la víctima con x o y entidad, información que emplean para crear una atmósfera de confianza y no generar sospecha alguna. Pero ¿cómo logran los delincuentes acceder a la información de sus víctimas?
Lo más común en este tipo de casos es que las empresas que tienen grandes bases de datos sean víctimas de algún tipo de delito informático, con el fin de robar información, mediante software malicioso que venga en un correo electrónico o que haya infectado la red de una entidad. De esta manera, acceden a información privilegiada.
“De antemano saben datos familiares, números telefónicos, correos electrónicos o información de cuentas, entre otros datos específicos, que incluso llegan a usar para hacerse pasar por funcionarios de alguna entidad, pues, en teoría, solo dicha entidad tendría esa información”, asegura Luz Mercedes Cevallos, gerente de Servicios Forenses y Compliance de la firma Cevallos Holguín, especialistas en investigación y prevención contra el fraude y la corrupción corporativa.
Frente a las llamadas fraudulentas, la regulación es poca, en parte, porque el rastreo de los números de los que provienen las llamadas es complejo. “Existen proveedores de líneas de teléfono virtuales, que se conocen como VoIP, que son números de teléfono que no están asociados a una ubicación geográfica específica. Existen también otros proveedores que ofrecen una encriptación más robusta, para que no se pueda realizar la trazabilidad de dónde proviene el número, el cual no está asociado a ningún país, y está enmascarado con medidas de ciberseguridad, que de alguna manera blindan al delincuente”, explica Cevallos.
Y agrega que esa no es la única manera: “A veces también utilizan números internacionales, asociados mayormente a países de África, en donde los controles suelen ser menores, para realizar este tipo de estafas. También es importante mencionar que estas bandas tratan de imitar prefijos de números locales, o números relacionados con entidades gubernamentales o bancarias, por ejemplo, con el fin de poder manipular más fácil a su víctima”.
El panorama es nublado. En Bogotá, en promedio, según cifras de TrueCaller, una persona puede recibir en el mes 11 llamadas spam (y un sinnúmero de mensajes), de las cuales se calcula que ocho pueden pretender robarla o estafarla. Además, según información de la Policía Nacional, el año pasado se denunciaron más de 200.000 casos de estafas telefónicas, lo que representó un aumento de 20 % de este tipo de conductas delictivas, generando pérdidas económicas que superan los $100.000 millones.
La protección en este tipo de delitos depende, en un buen porcentaje, de verificar y tener extremo cuidado. Esté atento, no entregue información personal vía celular, no abra mensajes extraños y actualice sus claves si no quiere terminar estafado.
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