Freno a La Rolita: un debate de movilidad politizado entre lo público y lo privado
Un fallo de segunda instancia anuló la creación de la operadora pública de Transmilenio ‘La Rolita’ y aunque la operación no se verá comprometida según la entidad, la decisión marca un precedente sobre la creación de empresas públicas en la capital.
Juan Camilo Parra
Jessica Paola Villalobos Mosquera, de 36 años, fue una de esas mujeres que encontraron un lugar de trabajo en La Rolita, operadora pública de transporte de Transmilenio que entró a rodar los particulares buses verdes en 2022, con una flota 100 % eléctrica y con 55 % de las plazas para mujeres. La idea partió desde una perspectiva de movilidad social, no obstante, este órgano del Distrito no fue creado con los parámetros que exige la ley y así lo confirmó un juez ante una demanda que instauró un abogado en 2020 buscando la nulidad de la creación de La Rolita. Y aunque la alcaldía apeló, el Tribunal Administrativo de Cundinamarca ratificó en segunda instancia los vicios en la creación de este proyecto público, anulándolo.
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Jessica Paola Villalobos Mosquera, de 36 años, fue una de esas mujeres que encontraron un lugar de trabajo en La Rolita, operadora pública de transporte de Transmilenio que entró a rodar los particulares buses verdes en 2022, con una flota 100 % eléctrica y con 55 % de las plazas para mujeres. La idea partió desde una perspectiva de movilidad social, no obstante, este órgano del Distrito no fue creado con los parámetros que exige la ley y así lo confirmó un juez ante una demanda que instauró un abogado en 2020 buscando la nulidad de la creación de La Rolita. Y aunque la alcaldía apeló, el Tribunal Administrativo de Cundinamarca ratificó en segunda instancia los vicios en la creación de este proyecto público, anulándolo.
Contexto: Tribunal anuló la creación de ‘La Rolita’, operador público de Transmilenio
En el caso de Jessica, ella no solo encontró un sitio donde trabajar en La Rolita. Allí logró abrirse un nuevo camino, superar una serie de dificultades de vida y afrontar la sobriedad después de 12 años de adicción a las drogas, siendo esta solo una de las 740 historias que hay detrás de las trabajadoras y trabajadores que operan 195 buses eléctricos, el Transmicable y la Red Pública de Cargadores Eléctricos con ENEL.
Tras conocer sobre la decisión del juez 6 del tribunal superior, Jessica y algunas de sus compañeras quedaron en cierta incertidumbre. Y es que el proyecto de La Rolita ha sido un experimento interesante que la ciudad intentó hacer desde hace años, y aunque lleva más de dos años operando, vuelve a quedar en vilo. Todos los vicios que se encontraron en su creación, pone ahora al Distrito a buscar un nuevo camino para no perder el recorrido que ha avanzado esta operadora.
La demanda contra La Rolita
La historia del lío comienza cuando la administración de Claudia López presentó su Plan de Desarrollo Económico y Social en 2020, en el cual consagró la creación de La Rolita como una empresa distrital de transporte para atender el servicio que, se argumentó en ese momento, operaba sin la suficiente cobertura.
Pero la historia de la creación de La Rolita se puede rastrear a más de cuatro décadas atrás, época en la que ya se venía pensando en que el Distrito llevase la operación de servicios de transporte públicos. En medio de esta necesidad de movilidad y evidentes intereses de privados en este negocio, se integró a la movilidad de Bogotá el transporte público colectivo, gracias a que se habilitaron los permisos y el esquema tarifario, pero la operación quedó bajo el esquema privado. Posteriormente, en el 2010, la capital adjudicó el transporte público a través de unas concesiones en el marco del Sistema Integrado de Transporte Público, actual sistema de transporte de la capital que, en suma, íntegra empresas privadas operadoras para llevar a cabo la operación completa de Transmilenio y SITP.
Deyanira Ávila, exsecretaria de Movilidad en la administración López, complementa el antecedente de La Rolita. “Después de más de cuatro décadas de no operar el distrito, La Rolita se crea con un fin exclusivo de prestar servicio de transporte y otras líneas de negocio que se abrieron posteriormente. Es uno de los proyectos, creo yo, más lindos y más incluyentes en transporte. Es también un ejercicio de prestación de transporte público para los bogotanos en una zona descubierta donde nadie quería prestar el servicio y hoy en día operan no solo buses, sino el cable y la red de electrolineras de Bogotá”.
Es así como la pasada administración estructuró un proyecto con una esencia verde e inclusiva. Todo esto, a pesar de que desde que fue plan, La Rolita tuvo un contrapeso legal de dos demandas que afrontaba aún cuando era solo un proyecto del PDD de Claudia López.
Una de las demandas que surgió fue la de Germán Calderón España, quien presentó una demanda de nulidad contra La Rolita, alegando que ese proyecto no era parte del programa político con que Claudia López ganó la alcaldía de Bogotá. Sin embargo, la demanda no prosperó. La que sí lo hizo fue la de Felipe Bastidas Paredes, que finalmente tuvo el fallo a favor del juzgado.
En conversación con El Espectador, el abogado señaló sobre la demanda: “Cuando se hizo la inclusión de La Rolita, fui consultado por clientes privados para ver si esa auto sanción estaba cumpliendo los requisitos de ley. Al hacer ese análisis me encontré que existe toda una reglamentación, en la ley, que determina cómo las entidades públicas se deben crear. En este caso, la iniciativa es de la alcaldesa, y la creación es del Concejo que la aprobó. Pero esa iniciativa, por ley, debe tener un estudio que justifique la creación de esa entidad. En este caso, ese estudio no se hizo, y no se hizo porque el Distrito tuvo una interpretación distinta. Ellos pensaron que no era necesario, porque no estaban creando La Rolita, sino que estaban autorizando su creación. Pero esa interpretación no estaba conforme a la ley. Por eso se presentó la demanda que me da la razón tanto en primera, como en segunda instancia”, sentenció el togado.
El estudio que omitió la administración para configurar La Rolita, lo exige el artículo 69 de la Ley 489 de 1998. “El Concejo de Bogotá, sin exigir ese estudio, violando la ley, aprobó el artículo 91 del Acuerdo No. 761 de 2020, o Plan Distrital de Desarrollo”, agregó el abogado.
¿Cómo le ha ido a La Rolita?
Desde el punto de vista de operación, La Rolita llegó como un refresco a un sistema que tenía muchas dificultades en el proceso. “No solo en el SITP, que tuvo muchas dificultades y un retraso importante en su implementación. Comenzó a implantarse en el 2012 y solo pudo operar en 2021. Y Transmilenio tampoco pudo expandirse como estaba planteado inicialmente. Entonces La Rolita, al igual que el cable, refrescaron un poco los sistemas de movilidad y dio una expectativa de mejora a toda la ciudad, sobre todo para el Perdomo, y en las rutas operadas por mujeres en vehículos 100 % eléctricos”, analizó Darío Hidalgo, profesor de Transporte, ingeniería Universidad Javeriana, experto en movilidad bogotana.
Esto no fue solo reconocido por los bogotanos, que recibieron un servicio más cómodo y amable, pues se dieron cuenta de que con las mujeres había mayor cuidado. Jessica reconoce este aspecto: “en nuestra operación velamos porque los pasajeros tengan un servicio óptimo, cuidando de los detalles y con unas rutas controladas”.
La Rolita ha ganado seis reconocimientos internacionales en igualdad de género y energías renovables. Ha llegado a los 28.000 usuarios transportados diariamente en Cable Aéreo de Ciudad Bolívar y 53.000 usuarios en los buses, y espera recibir 8.500 millones en utilidades para la capital.
De las 10 rutas que salen desde el Perdomo y recorren 17 localidades de Bogotá, Jessica navega por cinco. Su favorita es la 617 “porque pasa por la avenida Circunvalar, una vía rodeada de árboles y los Cerros Orientales, el verde. El paisaje hacia la ciudad me gusta también”, añade.
Lo público vs lo privado
Darío Hidalgo, experto en movilidad bogotana, analiza el fallo como la politización del eterno debate por la movilidad de Bogotá. En este caso, lo público y lo privado entraron en tensión, una vez más. “Desde que se originó ese proceso con la creación de la empresa, en el Plan de Desarrollo, se debatió este tema. Hay intereses de índole política, por una parte, y de intereses por parte de los operadores privados. Por un lado, está el tema de la ideología: ¿tener o no tener un operador público es bueno o malo? Hay varias opiniones, pero, en mi opinión, ese no es el centro del debate, sino cómo se realiza una gestión correcta”, dijo a este diario.
Por su parte, Felipe Bastidas Paredes, demandante, añade otro punto: nadie está por encima de la Ley. “El Distrito siempre se defendió con la premisa de que, desde su entender, la norma que exige el estudio para la creación de la entidad, no aplicaba para el ente que estaba autorizando la misma. Ya que creían que solo aplicaba cuando se creaba directamente. Este es un concepto, un poco jurídico, de la aplicación de normas y creación de entidades descentralizadas. Pero esto ya estaba aclarado y había todo una lista de conceptos y jurisprudencia que así lo establecen”.
Para Deyanira Ávila, exsecretaria de Movilidad, aparte de la argumentación legal y jurídica el golpe es duro: “nos duele completamente el fallo, más allá del ejercicio procedimental, esto afecta no solo a la ciudad, es un impacto durísimo a Transmilenio, quien debe entrar a solucionar”.
En respuesta al fallo, María Fernanda Ortiz, la gerente de Transmilenio, anunció que el Distrito estudia las opciones para corregir los vicios en la creación de ‘La Rolita’. “Queremos informar a la ciudadanía que la prestación del transporte público en Perdomo y Transmicable en Ciudad Bolívar continuará con normalidad. Reconocemos la importancia de un operador público de transporte en la movilidad sostenible y a la comunidad. Estamos buscando alternativas jurídicas para corregir los vicios en la creación y de esta manera garantizar la prestación del servicio”, indicó Ortiz.
Ahora el Distrito tiene dos caminos: uno es cumplir el fallo, liquidar la empresa y la operación del servicio. Si lo que quieren es mantener el servicio, como es la intención de la administración, se tienen que buscar caminos jurídicos y administrativos para que la operación se asuma por un suplente (otro operador, otra empresa), pero no por La Rolita. “La Rolita está llamada a desaparecer, porque tiene un vicio de nacimiento, como lo estableció el fallo del tribunal”, enfatizó el abogado que interpuso la demanda.
El abogado, añade que este es un precedente para que los gobiernos sean más rigurosos a la hora de crear entidades públicas: “el Distrito no puede, como lo dice el fallo, crear entidades de manera caprichosa. La ley lo que pide es que, los gerentes públicos, cuando tomen ese tipo de decisiones administrativas y ejecuten políticas públicas, primero estudien la iniciativa y luego la pongan en marcha. En este caso paso al revés. La ejecutaron y en el camino fueron viendo, pero eso no se puede hacer, porque es jugar con los recursos de la ciudadanía”.
Falta un largo trecho legal y quizá algunas maromas jurídicas para poder salvar tal y como existe hoy día La Rolita. Lo cierto es que en medio de todo esto quedaron los usuarios del servicio de la operadora y los cientos de trabajadores como Jessica, que nada tienen que ver con los pleitos y los vacíos con los que nació la nueva entidad de transporte. Por ahora la operación seguirá pero con cierta incertidumbre.
“Para mi es una bendición poder vivir esta experiencia. No sabía manejar, no manejaba nada, ni mi vida. Llevo tres años y medio en sobriedad. Esperamos que esto se resuelva para bien de todos y poder seguir prestando el servicio que se merece la ciudadanía”, concluye Jessica, quien se alista a tomar el volante y recorrer el manto verde que rodea la Circunvalar.
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