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El Programa Nacional de Educación para la Paz, EducaPaz, presentó un reciente informe sobre el bajo nivel educativo en el país, la falta de atención socio-emocional en los estudiantes y cómo la educación y la violencia están profundamente conectadas.
En primer lugar, recopilaron datos para evidenciar que, según el informe Forensis de Medicina Legal, el 95 % de las personas víctimas de homicidio y el 82 % de las víctimas de violencia interpersonal en Colombia, registran como grado máximo de estudio el bachillerato.
Por el contrario, entre mayor nivel educativo logren las personas, más se reduce la ocurrencia de las diversas violencias. Por ejemplo, señalaron que las personas que se gradúan de la universidad y más, no llegan a ser el 1 % de las víctimas de violencia interpersonal y homicidio.
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“Educar para la paz contribuye significativamente en el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible -ODS- en cuanto a la reducción de las violencias, las garantías de una educación de calidad, trabajo decente y crecimiento económico que permita disminuir las barreras de la pobreza y avanzar hacia la equidad social”, sentenció el programa.
12 años de estudio es el mínimo necesario para salir de la pobreza
En Colombia, el 33% de las personas vive en pobreza monetaria y el 11% en pobreza monetaria extrema, lo que quiere decir que consiguen el mínimo requerimiento calórico diario para subsistir. Panorama que se agudiza en las zonas rurales.
Por otra parte, el Dane y Fedesarrollo coinciden en que la mitad de los niños y niñas que inician la vida escolar no la culminarán con éxito. Lo que se ha venido traduciendo en que la mitad de los colombianos no tenga ni siquiera el bachillerato completo. Y es que según la CEPAL, 12 años de estudio es el mínimo necesario para salir de la pobreza, y en Colombia, para 2023, la cantidad de años de estudio acumulado de las personas entre los 24 y los 34 años, es de 11,4 para la zona urbana y 8,9 para la zona rural.
“De quién se es hijo sí determina en gran medida el bienestar en la vida. Y por ello, la mujer, la madre, se considera como una determinante social crucial en el desarrollo de los países y el éxito integral de sus ciudadanos”, sentencia EducaPaz.
Sin embargo, en el país, de cada 100 bebés que nace, 34 tiene como mamá a una mujer que no completó el bachillerato. “Eso obliga a pensar en que se necesita una nueva educación, vinculada a las realidades del país, a las comunidades y a las familias”, añadieron.
Pero, ¿qué pasa cuándo se está en un contexto permeado por el conflicto armado? Las tasas de repitencia escolar para la población víctima son dos puntos porcentuales superiores a las de los demás niños, y también son superiores las de deserción y abandono. Es importante recordar que el 19% de todas las personas que están registras como víctimas del conflicto armado son menores de edad.
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Por ello, para el programa, educar a las nuevas generaciones para la paz es una de sus apuestas para desnaturalizar la violencia y por cerrar las brechas en las zonas rurales, empezando con el reconocimiento de que no todas las comunidades educativas, las regiones o las personas necesitan o quieren lo mismo.
Y una prueba de ello la encontraron en Tanguí, un corregimiento del municipio de Medio Atrato (Chocó) donde con la intervención basada en la escucha de la comunidad escolar, y de la ciudadanía, aportan al país en el cumplimiento de varios objetivos de desarrollo Sostenible ODS.
“Educapaz dijo: aquí toca incluir a la familia, a la comunidad y a la escuela… Ahora, muchos padres de familia están trabajando en conjunto con la escuela que se ha convertido en una esperanza de vida para muchos estudiantes. Cuando yo llegué aquí hace unos 5 años había unos muchachos que terminaban el grado noveno. Sus mamás no los mandaban a Quibdó, por el orden público, entonces se me vino esa idea ‘pero si ya me capacitaron para la media rural yo puedo darles clase a esos niños y que terminen su bachillerato sin necesidad de ir a riesgo’. Me siento orgullosa porque estoy contribuyendo al desarrollo del país”, dice Mariluz Palacio, docente de la IE Diego Luisa Córdoba Pino sede Tanguí, Chocó.
¿Cómo te sientes?
En el estudio, EducaPaz también abordó la preocupación respecto a cómo según las pruebas PISA aplicada por la OCDE en 2022, solo el 24 % de los estudiantes informó que alguien de la escuela le preguntaba diariamente cómo se sentía; el 21% dijo sentirse solo en el colegio; 17% de los estudiantes informó no sentirse seguro en su camino a la escuela; 7% aseguró no sentirse seguro en sus aulas y 8% de los estudiantes informó no sentirse seguro en otros lugares de la escuela (por ejemplo, pasillos, cafetería, baños). Asimismo, alrededor del 23% de las niñas y el 25% de los niños informó haber sido víctima de actos de acoso, al menos, algunas veces al mes.
“Existe la evidencia científica de que trabajar las competencias socioemocionales es la base para lograr metas cognitivas. Y es que los países con mayor bienestar social, y en los que la gente se siente más segura, coinciden, al mismo tiempo, con aquellos con los mejores niveles educativos y equidad en el acceso a este derecho: Noruega, Suecia, Finlandia”, subrayó el programa colombiano.
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De esta manera, para EducaPaz, mantener a las niñas, niños y adolescentes en el sistema educativo se vislumbra como un gran reto que exige mirar por qué se van, por qué no regresan, qué tanto incide el conflicto armado, la ruralidad, la pertinencia étnica, la calidad de la educación y el estado de bienestar, de conexión de cada estudiante con la paz.
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