“Guardo la esperanza de que esté viva, pero ya no sé qué creer”, tía de Sara Sofía Galván
Xiomara Galván habló de la búsqueda de la pequeña que lleva dos meses desaparecida y de las llamadas con intereses económicos que ha recibido en medio de la investigación.
La próxima semana, se cumplirán tres meses de la desaparición de Sara Sofía Galván, la niña de 2 años que es buscada en Colombia y el mundo, y quien aún se desconoce su paradero y condiciones, pues las versiones conocidas sobre su suerte han sido tan contradictorias como especulativas y, por tanto, no han conducido a respuestas concretas.
Carolina Galván, su madre, y el hombre con el que vivía, Nilson Díaz —quienes están en prisión desde el 18 de marzo sindicados por el delito de desaparición forzada—, han cambiado sus testimonios y contradiciéndose sobre lo que le pasó a la pequeña conforme ha pasado el tiempo.
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Recientemente, Xiomara Galván recibió dos llamadas entre el 20 y el 27 de marzo de un sujeto desde Bucaramanga que le aseguraba que tenía información precisa de la ubicación de la niña, quiénes la tenían, adónde la querían llevar y de hasta por cuánto habrían pagado por ella.
Sin embargo, en la segunda llamada, esta persona le pidió $600.000 para darle esa información precisa. Hecho que le causó desconfianza y molestia a Xiomara. “Me dijo que era gente muy peligrosa la que tenía a la niña y me dijo: ‘le doy información, pero me arriesgo a que me maten, así que no le voy a pedir mucha plata” y que si la consignada, me daba la dirección”, relató a El Espectador.
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Ella no accedió y, desde entonces, no la volvieron a llamar ni volvieron a contestar el número desde el que se hicieron las llamadas.
Xiomara le relató a este diario que desde que a su hermana y a Nilson los capturaron y los enviaron a prisión, han sido muchas las llamadas e informaciones que ha recibido por parte de personas que aseguran saber de ella o haberla visto. El problema, dice ella, es que esos avisos, bien o mal intencionados, provienen de lugares tan distantes entre sí como Bucaramanga, Bogotá, Ibagué, Fusa, Pasto y hasta el departamento del Putumayo.
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“Guardo la esperanza de que esté viva, pero en este momento ya no sé qué creer”, dijo a El Espectador mientras mencionaba todas las hipótesis que se han manejado y las declaraciones que le han hecho llegar sobre dónde está su sobrina. “No se sabe nada a ciencia cierta”, manifestó.
Desde marzo, miembros de la Policía, los bomberos y la Defensa Civil llevan a cabo labores de búsqueda en el río Tunjuelo, entre las localidades de Bosa y Kennedy, sin que haya habido algún hallazgo.
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“Un funcionario de la Defensa Civil me dijo que un cuerpo como el de la niña, si hubiera sido arrojada al río, hubiera avanzado 150 metros y se habría quedado anclado en ese punto o flotando, pero nada aún”, relató la tía de Sara Sofía.
Finalmente, Xiomara recalcó que aún tiene la esperanza de que la pequeña esté viva, pero que solo Nilson Díaz sabe la verdad y que para ella resulta difícil creer que su hermana y mamá de la niña la haya agredido o hecho daño.
La próxima semana, se cumplirán tres meses de la desaparición de Sara Sofía Galván, la niña de 2 años que es buscada en Colombia y el mundo, y quien aún se desconoce su paradero y condiciones, pues las versiones conocidas sobre su suerte han sido tan contradictorias como especulativas y, por tanto, no han conducido a respuestas concretas.
Carolina Galván, su madre, y el hombre con el que vivía, Nilson Díaz —quienes están en prisión desde el 18 de marzo sindicados por el delito de desaparición forzada—, han cambiado sus testimonios y contradiciéndose sobre lo que le pasó a la pequeña conforme ha pasado el tiempo.
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Sin embargo, en la segunda llamada, esta persona le pidió $600.000 para darle esa información precisa. Hecho que le causó desconfianza y molestia a Xiomara. “Me dijo que era gente muy peligrosa la que tenía a la niña y me dijo: ‘le doy información, pero me arriesgo a que me maten, así que no le voy a pedir mucha plata” y que si la consignada, me daba la dirección”, relató a El Espectador.
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Ella no accedió y, desde entonces, no la volvieron a llamar ni volvieron a contestar el número desde el que se hicieron las llamadas.
Xiomara le relató a este diario que desde que a su hermana y a Nilson los capturaron y los enviaron a prisión, han sido muchas las llamadas e informaciones que ha recibido por parte de personas que aseguran saber de ella o haberla visto. El problema, dice ella, es que esos avisos, bien o mal intencionados, provienen de lugares tan distantes entre sí como Bucaramanga, Bogotá, Ibagué, Fusa, Pasto y hasta el departamento del Putumayo.
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“Guardo la esperanza de que esté viva, pero en este momento ya no sé qué creer”, dijo a El Espectador mientras mencionaba todas las hipótesis que se han manejado y las declaraciones que le han hecho llegar sobre dónde está su sobrina. “No se sabe nada a ciencia cierta”, manifestó.
Desde marzo, miembros de la Policía, los bomberos y la Defensa Civil llevan a cabo labores de búsqueda en el río Tunjuelo, entre las localidades de Bosa y Kennedy, sin que haya habido algún hallazgo.
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Finalmente, Xiomara recalcó que aún tiene la esperanza de que la pequeña esté viva, pero que solo Nilson Díaz sabe la verdad y que para ella resulta difícil creer que su hermana y mamá de la niña la haya agredido o hecho daño.