¡Histórico! El Palo del Ahorcado, de Ciudad Bolívar, ahora es un bien de interés cultural
En el único semidesierto de Bogotá, Cerro Seco, se encuentra este simbólico árbol de eucalipto, el cual, a pesar de no ser un inmueble, pasó a ser parte de los bienes culturales de la capital.
Sara Caicedo
Una dramática historia de amor entre Ernestina y Pablo, que habría terminado en tragedia por el suicidio de la mujer, quien se habría ahorcado en el único árbol de eucalipto que creció en el semidesierto de Cerro Seco, fue el origen del famoso Palo del Ahorcado o Palo de la Vida (como también lo llaman), en Ciudad Bolívar. Pero más allá de la historia y de que para algunos sea un simple “palo en medio de un lote”, lo que hay es un ícono de gran valor para su gente.
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Una dramática historia de amor entre Ernestina y Pablo, que habría terminado en tragedia por el suicidio de la mujer, quien se habría ahorcado en el único árbol de eucalipto que creció en el semidesierto de Cerro Seco, fue el origen del famoso Palo del Ahorcado o Palo de la Vida (como también lo llaman), en Ciudad Bolívar. Pero más allá de la historia y de que para algunos sea un simple “palo en medio de un lote”, lo que hay es un ícono de gran valor para su gente.
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El hecho de ser un árbol, de una especie ajena, que se aferró, creció y se mantuvo en pie en un terreno árido, lo comparan con la historia de muchos de sus habitantes, que llegaron desplazados y echaron raíces en un territorio que no les pertenecía, pero que hicieron suyo. Es por esto que se convirtió en un lugar emblemático, que varias organizaciones comunitarias han dedicado años a proteger de latentes amenazas como los tierreros, minería, basuras y escombros. Y Su lucha viene dando frutos.
Primero, la zona la declararon área de protección ambiental, en el Plan de Ordenamiento Territorial (POT). Y ahora el mítico árbol fue declarado bien de interés cultural, hecho que no es más que es el resultado del arduo trabajo de la comunidad, que adelantó trámites para que las autoridades reconocieran su importancia.
Para Darling Molina, quien hace parte de organizaciones sociales de Ciudad Bolívar, de los gestores de paz y de la iniciativa de No le saque la piedra a la montaña, la declaratoria es “un logro que, en términos simbólicos, es importante para los habitantes de una localidad que ha venido apropiándose y llevando a cabo prácticas que hablan de cómo construimos patrimonio”.
Molina resalta además que es un mensaje a la ciudad sobre la importancia de los ecosistemas que hay en esta zona y de sus vecinos. “Son lugares marginales y territorios que han sido estigmatizados por la violencia o por diferentes situaciones y muchos desconocen su importancia para la ciudad”.
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El Palo del Ahorcado
Según el Instituto de Patrimonio Cultural de Bogotá (IDPC), el Palo del Ahorcado o Palo de la Vida “ha estado entrelazado con las trayectorias de vida de miles de habitantes locales, simbolizando la migración interna y los procesos de autoconstrucción de los barrios circundantes”.
Su origen, según las creencias populares en la localidad, se remonta a la historia de Ernestina y Pablo, “dos compadres que, hace casi un siglo, viviendo cerca de este eucalipto, mantuvieron una relación amorosa y fueron excomulgados y castigados por vivir en concubinato. Producto de esto, Pablo desapareció y, en medio de su tristeza, Ernestina se ahorcó. Desde entonces a este árbol se le conoce como Palo del Ahorcado”, mencionó el IDPC.
Durante años ha sido punto de encuentro para la comunidad, la cual, desde 1985, se reúne allí para llevar a cabo el viacrucis en Semana Santa. Y hoy, además de las prácticas espirituales, en este sitio también se llevan a cabo actividades educativas con las organizaciones sociales.
Para la ciudadana Molina, lo que sucede hoy con el Palo del Ahorcado es un reflejo de la importancia de defender este tipo de territorios y protegerlo de las actividades de explotación y de las demás tensiones y riesgos como la expansión urbana. “Por eso esta decisión nos llena de alegría a quienes habitamos el territorio y hemos trabajado e insistido en esto a través de solicitudes, denuncias, escribiendo libros y haciendo otras actividades”.
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Bienes culturales de Bogotá
De acuerdo con Patrick Morales Thomas, director del IDPC, en la capital hay alrededor de 7.000 bienes culturales y antes de declararlos, se debe pasar una solicitud al Consejo Distrital de Patrimonio, para que apruebe su declaración, el cual puede ser un monumento que se encuentre dentro de un régimen especial de protección.
“Es decir, tiene una protección especial en términos de simbólicos, estéticos, arquitectónicos e históricos. Y cuando se declara un bien de interés cultural, lo que hacemos es una valoración de los atributos que puede tener este lugar, casa, este monumento o un espacio”, agregó Morales.
Y en el caso del Palo del Ahorcado, es un trabajo que se hizo por más de tres años “con diferentes organizaciones comunitarias de Ciudad Bolívar, quienes fueron los postulantes. Es decir, quienes propusieron al Instituto valorar el entorno del árbol y el árbol mismo, de este sitio que también le llaman el Palo de la Vida”, mencionó.
Agregó que, durante este proceso, descubrieron lo que representa este árbol para la comunidad. “Este palo es un eucalipto que no es propio del lugar y de alguna manera en ese sentido se convirtió en un referente para los habitantes de Ciudad Bolívar, porque la gente de esa localidad en su mayoría ha llegado muchas veces desplazada por la violencia y también tuvo que arraigarse en el territorio, tal como lo hizo el Palo del Ahorcado”.
Finalmente, además de lo simbólico, esta declaración, según Patrick Morales Thomas, es una herramienta para combatir las problemáticas de Cerro Seco, y le da un argumento más a las instituciones para proteger este espacio, en el cual sus habitantes han llegado a denunciar amenazas por proteger el ecosistema.
Y es que el hecho de que sea un bien cultural genera expectativa por parte de los ciudadanos de otras partes de la capital, quienes querrán conocer por qué fue declarado así y qué pasa en el Palo del Ahorcado para llegar a ser tan importante para la capital.
Esto, quizás motive a las autoridades, a la alcaldía local y el Distrito, para acatar las solicitudes de la comunidad para protegerlo y no dejar perder este emblemático ecosistema de Bogotá.
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