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Cámaras de seguridad del barrio Ricaurte, grabaron en horas de la mañana del 8 de enero, el robo a un ciudadano que había retirado una alta suma de dinero. La grabación da cuenta de la llegada de la víctima en su motocicleta a uno de los locales comerciales donde entabla una conversación con una persona.
Sin embargo, segundos después, dos delincuentes abordo de una moto se acercan y el parrillero descienden, amenazando a la víctima con arma de fuego, obligándola a entregarle su maleta.
Cuando ya se disponían a huir, un camión que fue testigo del delito, los arrolla y los hace caer del vehículo. Desesperados, intentan levantar la motocicleta sin éxito, mientras más personas acuden e intentan retenerlos. Sin embargo, en medio del caos, uno de ellos realiza dos disparos que, por fortuna, no hieren a nadie. “¡Llame a la policía! ¡Llame a la policía!”, se escucha gritar.
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Con la cámara de un celular, un testigo documenta el momento en que las personas logran quitarle el arma a uno de los delincuentes, mientras otros, con palos, empiezan a golpearlos.
Finalmente y después de varios minutos, acuden uniformados de la policía para atender el hurto. En el registro, les fue hallada un arma de fuego tipo revólver con seis cartuchos. Asimismo, la motocicleta en la que delinquían portaba una licencia de tránsito adulterada y fue dejada a disposición de la autoridad competente.
Los capturados fueron trasladados a un centro asistencial y posteriormente serán puestos a disposición de la Fiscalía General de la Nación por los delitos de porte ilegal de armas de fuego y falsedad marcaria.
Los límites de la defensa propia
El abogado penalista Juan Carlos Gómez experto en cuestiones de justicia por mano propia y legítima defensa, explica que para apelar a este último recurso hace falta cumplir con una serie de requisitos. “Primero, que se trate de una actuación en tiempo actual y que se dé en proporcionalidad. Esta deja de ser actual cuando desarman al delincuente. De ahí, deja de ser válida la legítima defensa”.
Por más que las personas defiendan su legítimo derecho a defenderse y la frustración natural tras ser víctimas de cualquier delito, lo cierto es que cuando ocurren situaciones de justicia a manos de la comunidad, solo es posible hablar de consecuencias negativas y problemáticas a largo plazo.
Daniela Restrepo, socióloga con énfasis en derechos humanos, explica que toda vía de hecho para imponer justicia viola el principio de inocencia y el derecho a defenderla, que radica en todas las personas y el cual, hace parte de la matriz misma del sistema penal acusatorio colombiano. “Agredir a alguien por la sospecha o flagrancia de un delito, elimina toda garantía y da vía a libre a un castigo físico e, incluso, vital, que no está incluido en la libreta punitiva de la legislación colombiana”.
De hecho, en casos de reacciones colectivas, ocurren situaciones psicológicas y situacionales que escapan de la mera intención de evitar el delito y se convierten en una fuga de pasiones, emociones y comportamientos espontáneos, que buscan ejercer la violencia por la simple violencia y no como un medio de justicia.
“Aquí tenemos a gente que reacciona, instantáneamente, y que solo busca agredir a la persona y atribuirle todo un patrón de inseguridad y social que afecta a la ciudad. Es como si esa persona encarnara a toda la inseguridad, y por eso debiera ser eliminada”, explica la experta.
#BOGOTÁ. Envían mas videos de lo sucedido hoy 08Ene, sobre el medio en el b/Ricaurte, loc/Los/ Mártire, se evidencia que los individuos después de caerse de la motocicleta la comunidad le propina varios consejos antes de que llegara la Policía.
— Pasa en Bogotá | SrBacca (@PasaenBogota) January 8, 2025
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