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En la localidad de Puente Aranda, habitantes del barrio San Eusebio, se reúnen alrededor de una huerta que ellos mismos crearon para no solo compartir como comunidad sino también para aprender labores del campo, todo esto porque en esa zona viven adultos mayores desplazados, quienes quieren heredar sus saberes de siembra y cuidado a los vecinos más pequeños.
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Hace unos días, a la huerta llegó la Empresa Metro de Bogotá, la cual buscaba un acercamiento con esta comunidad, que vive en un sitio estratégico, ya que se espera que en este punto se ubiquen las estaciones 6 y 7 del metro. De acuerdo con Iván Ramos, miembro del Colectivo Terrazas Verdes y de la Fundación Biósferas, este espacio en la huerta es importante, no solo desde lo educativo, sino que también propicia la unión entre la comunidad y la institucionalidad.
“Muchos abuelos, o nosotros mismos, fuimos desplazados y llegamos a la ciudad porque no encontramos mejores condiciones”, señaló Ramos, quien afirma que la huerta no es solo el lugar en el que se reúnen los vecinos a “pasar el rato”, sino que, también es el espacio de memoria entre “un abuelo que es capaz de ver las plantas con las que creció, y un nieto, o, ¿por qué no?, de la vecina o vecino con el que lo comparten”.
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Para la empresa Metro, “el vínculo con la comunidad es una prioridad, ya que, de esa manera, se genera un puente entre servidores y los y las habitantes de barrios como San Eusebio, ubicados estratégicamente entre las futuras estaciones”.
Por otra parte, la entidad aprovechó para informar que busca ser un medio de transporte “limpio y seguro con el ambiente”, por lo que usará energía eléctrica en el desplazamiento de los trenes, los cuales movilizarán a 1.800 personas, cada uno. “Además, este sistema, que favorecerá la iluminación natural durante el día y el aprovechamiento de la radiación solar para la alimentación de las luces LED durante las noches, permitirá que el 35 % de la energía del frenado se reutilice en los demás trenes que lo precedan”.
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