Humedal Córdoba: cada vez más contaminado y en riesgo de perder espejos de agua
Más de 60 conexiones erradas están provocando que las aguas negras de predios aledaños desemboquen directamente en el ecosistema. Hablamos con la veeduría ciudadana que vela por el bienestar del lugar.
Justo cuando el país se alista para recibir por primera vez la COP16, la cumbre más importante de biodiversidad del mundo, en la que se discutirán los objetivos para responder a la necesidad global de detener la pérdida de biodiversidad y proteger los ecosistemas, en Bogotá hay un caso digno de análisis para demostrar la necesidad de medidas urgentes. Los vecinos del humedal Córdoba, en la localidad de Suba, denuncian que el ecosistema está recibiendo aguas negras de varios predios aledaños, hecho que genera una evidente contaminación de sus cuerpos de agua y, por ende, una grave amenaza para la fauna y la flora del lugar.
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Justo cuando el país se alista para recibir por primera vez la COP16, la cumbre más importante de biodiversidad del mundo, en la que se discutirán los objetivos para responder a la necesidad global de detener la pérdida de biodiversidad y proteger los ecosistemas, en Bogotá hay un caso digno de análisis para demostrar la necesidad de medidas urgentes. Los vecinos del humedal Córdoba, en la localidad de Suba, denuncian que el ecosistema está recibiendo aguas negras de varios predios aledaños, hecho que genera una evidente contaminación de sus cuerpos de agua y, por ende, una grave amenaza para la fauna y la flora del lugar.
Un lío con más de 20 años
En el 2001, el Tribunal Administrativo de Cundinamarca falló a favor de una acción popular, que presentó la Junta de Acción Comunal del barrio Niza Sur, que demandó a la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá (EAAB). En ese momento se le ordenó a la entidad “proteger el derecho colectivo a la existencia del equilibrio ecológico y el manejo y aprovechamiento racional de los recursos naturales, para garantizar su desarrollo sostenible, conservación, restauración o sustitución”, se lee en el documento.
En el caso del humedal Córdoba, “en la concertación que se llevó a cabo en el 2006, cuando se definieron lineamientos para rehabilitar el humedal, el Acueducto se comprometió a realizar un saneamiento ambiental, implementando un programa de control de conexiones erradas y un programa piloto de recuperación de las cuencas Molinos, Callejas y Córdoba. ¿Qué pasó? El compromiso no se ha cumplido”, informó Néstor Prieto, veedor ciudadano y vecino del barrio Niza Antigua, contiguo al humedal.
Por tal razón, el Tribunal Administrativo decretó un incidente de desacato el 17 de noviembre de 2023. Basado en ese fallo, indagando en la zona, un sector de la comunidad encontró que el problema de las conexiones erradas, que se denunció hace más de 20 años, continúa sin solucionarse.
Las conexiones erradas
La afectación es evidente. Adentrándose en la vegetación del humedal Córdoba, lo primero que se percibe es que el canto de las aves no es el de antaño: “Hoy apenas se escuchan un par.Los que vivimos acá hace años sabemos que, si uno entraba al humedal, por la cantidad de pájaros, tocaba casi que gritar para poderse escuchar. Ahora tenemos un ecosistema contaminado, al que llegan menos aves. Eso, sin contar los malos olores, la proliferación de roedores y el estado del resto de la fauna y flora del humedal”, comenta Prieto mientras recorre las desembocaduras de aguas lluvias y negras, que llegan a los afluentes que alimentan el Córdoba.
Un derecho de petición que radicó la comunidad para conocer la situación de las conexiones erradas deja entrever la magnitud del problema. “A septiembre, mediante el contrato 969 de 2021, suscrito por la EAAB, se identificaron 65 conexiones erradas en el barrio Niza Sur, que desembocan en el humedal”, señala el veedor. El contrato en mención fue suscrito para el mantenimiento de redes, por un valor inicial de $55.000 millones, para trabajos con zanja abierta, respaldados por estudios de 2016 y 2017.
“No hay una planeación adecuada, pasaron siete años y no se hicieron nuevos estudios de las características del barrio ni del impacto de las aguas residuales”, asegura Jorge Luis Vargas, vecino del humedal y miembro de la veeduría. Al respecto, dice el Acueducto, que, a través de ese contrato, “se renovaron las redes de alcantarillado sanitario y pluvial del barrio Niza, para eliminar las conexiones erradas que existían y descargaban agua residual sobre el sector 3 del humedal”.
Para la comunidad no es así. “Lo grave es que como no se hicieron los estudios que tocaban, no se aprovechó bien la inversión. Consecuencia de ello es que las cuatro tuberías de descarga, que inician en la carrera 70G con calle 118, que llevan las aguas negras al humedal, no se pudieron limpiar, porque están colmatadas. Además, las aguas lluvias que deberían alimentar el humedal se mezclan con las servidas”.
En el 2023, el Acueducto realizó otro contrato, el 1562, para identificar y eliminar más conexiones erradas. El contrato, dice la entidad, se está ejecutando y se realizará una segunda fase para “la identificación, diseño y corrección de las conexiones que afectan el humedal”
Parte de la dificultad de manejar el problema radica en que hay conexiones que están en predios privados que no pueden ser intervenidos por el Acueducto y depende de la voluntad de los propietarios o de acciones de la autoridad ambiental , para que reparen las conexiones cuanto antes. Señala el Acueducto que, a la fecha, ha corregido 871 conexiones erradas. Pese a los esfuerzos y las inversiones de anteriores administraciones, la problemática en el Córdoba no se ha podido solucionar de raíz.
En el 2008, por ejemplo, se corrigieron 56 conexiones de casas cuyas aguas negras iban al humedal. Entre el 2010 y el 2013, se construyeron los canales Callejas, Molinos y Córdoba antes de que sus aguas ingresaran al humedal. Sin embargo, por la alta contaminación, se taponaron de lodo y su función quedó anulada. El proceso también implica descontaminar las quebradas de las que bebe el humedal, y en ese sentido, el Acueducto ha avanzado en idetificar las fuentes contaminantes.
Sin embargo, es evidente que la calidad del agua en el humedal es cada vez peor. En zonas donde antes había casas, ahora hay edificios con conexiones erradas que contaminan el sistema. Además, según se denuncia en la página humedalcórdoba.com, “estas estructuras no implementaron un sistema de retención de sólidos flotantes (plásticos, icopor, vidrio, etc.) como fue concertado. La basura que se arroja a los canales llega al humedal”.
Entretanto, los espejos de agua continúan alimentándose de agua pútrida y secándose, mientras en Cali, en la COP16, de discuten las estrategias globales de conservación de ecosistemas y biodiversidad. La voluntad política es importante, desde luego, junto a las acciones que las entidades deben desarrollar, pero mientras no haya educación y conciencia ambiental robusta que les haga ver a las constructoras y a los propietarios la magnitud del impacto ambiental, los esfuerzos serán pocos. La riqueza ambiental de Bogotá continúa devaluándose y, en un futuro, por más medidas punitivas que se implanten en pro del medio ambiente, puede que sea demasiado tarde para corregir los errores de nuestra incapacidad colectiva.
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