Incendio en Bosa: tragedia anunciada que, de no tomar medidas, podría repetirse
Vecinos del sector emitieron varias alertas sobre malas prácticas en el predio donde se originó el incendio. Ninguna fue atendida.
Cuatro días después del incendio que consumió dos fábricas, una de plásticos y otra de icopor, y afectó por lo menos a 20 casas del sector de Potreritos, en la localidad de Bosa, el panorama habla por sí mismo y da cuenta de la magnitud de la tragedia, que dejó a más de 80 personas damnificadas, pero deja entrever, además, la solidaridad y la unión de la localidad para ayudar a quienes más lo necesitan.
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Cuatro días después del incendio que consumió dos fábricas, una de plásticos y otra de icopor, y afectó por lo menos a 20 casas del sector de Potreritos, en la localidad de Bosa, el panorama habla por sí mismo y da cuenta de la magnitud de la tragedia, que dejó a más de 80 personas damnificadas, pero deja entrever, además, la solidaridad y la unión de la localidad para ayudar a quienes más lo necesitan.
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Los hechos ocurrieron la noche del sábado 7 de diciembre, en medio de la tradicional celebración del día de las velitas y fue precisamente un artefacto pirotécnico que se lanzó en medio de las celebraciones, el elemento que habría propiciado la llama que terminó expandiéndose y devorando lo que se encontró a su paso.
La mañana del miércoles 11 de diciembre, cuatro días después de la emergencia, el paisaje en la carrera 88d bis con calle 78 sur, punto del incendio, era gris. La manzana en donde solían funcionar una las fábricas involucradas y donde están ubicados los predios residenciales que hoy lucen carbonizados entre los escombros, ahora es un recuerdo oscuro y doloroso.
“El susto, como se pueden imaginar, fue tremendo. El incendio empezó entre 8:30 p.m. y las 9:00 p.m., más o menos. Cuando nosotros nos dimos cuenta fue porque de repente empezó a salir mucho humo de una de las fábricas y luego eso en cuestión de minutos se expandió y las llamas tomaron una altura, sin exagerar, como de unos 15 metros. En menos de nada estas calles quedaron envueltas en las llamas y esto parecía un infierno. Menos mal los bomberos llegaron y atendieron rápido todo, si no, no sé qué más hubiera podido pasar, porque el incendio fue muy grande”, relató uno de los afectados mientras recibía un par de palas que el señor José, de 75 años y residente del sector, llevó a la zona de la emergencia para contribuir “con un granito de arena y ayudar en lo que se pueda”, porque, dice, “hay mucha gente que lo perdió todo y no tienen en donde pasar la noche ni con qué vestirse ni en donde permanecer mientras llega alguna ayuda y mientras eso pasa, así sea con algo pequeño, podemos ayudar”, señaló cuando hizo entrega de su donación.
En su momento, la emergencia fue controlada por 48 uniformados del Cuerpo Oficial de Bomberos de Bogotá adscritos a las estaciones de Kennedy, Bosa y Restrepo. Además, para combatir las llamas y la constante amenaza de expansión de la conflagración, se usaron 15 vehículos entre máquinas extintoras, unidades de rescate y máquinas de alturas. Finalmente, cerca de la medianoche, tras un poco más de dos horas desde que se inició el incendio, los bomberos lograron controlar el fuego.
Según el censo que realizó el Instituto Distrital de Gestión de Riesgos y Cambio Climático (IDIGER), en articulación con el equipo de Gestión del Riesgo de la Secretaría de Integración Social, 20 hogares, conformados por 81 personas (60 adultos y 21 niños), resultaron afectados.
Si bien, hasta el momento, el Cuerpo Oficial de Bomberos no ha señalado de manera oficial las causas de la conflagración, la comunidad especula que todo se originó por un volador, “que cayó sobre la parte del icopor y que eso fue lo que provocó el incendio. Se me destruyó todo el material”, de acuerdo con el testimonio del dueño de una de las bodegas afectadas.
Un video publicado días después deja ver el momento exacto en que ocurrió el incendio. Según el documento audivisual, a las 8:22 p.m., en el costado superior de una de las bodegas, se produce una llama cuyo origen no se alcanza a percibir claramente.
Menos de 5 minutos después, las llamas se expandieron y los elementos almacenados sirvieron como combustible y para cuando los bomberos llegaron, las llamas ya habían alcanzado una altura considerable y estaban cubriendo varias casas.
Una tragedia anunciada... e ignorada
Meses atrás, los vecinos del sector de Potreritos y de San Bernardino pasaron quejas ante las autoridades por el peligro que suponía la bodega de reciclaje en la que se inició el incendio. “Acá varias personas de la comunidad han pasado quejar formales y por escrito que señalan que en la bodega donde empezó el incendio, desde hace meses se presenta una acumulación de materiales inflamables o que permiten que en caso de un incendio el fuego se expanda, tal y como sucedió el sábado. Sabiendo esto y teniendo una noción del peligro que esos lugares representan para la comunidad, la pregunta es, ¿por qué la alcaldía ni la policía ni nadie hace nada sino hasta que pasa una tragedia?”, señaló uno de los hombres que integra el equipo de voluntarios que está recolectando los escombros y limpiando la zona del desastre.
Y en efecto, el predio involucrado tenía un historial de antecedentes relacionados con malas prácticas en sus actividades diarias. Por estas denuncias, “el predio tenía cuatro procesos abiertos en las inspecciones”, acotó el alcalde de Bosa, Fabián Ramírez.
Sin embargo, Ramírez atribuyó la responsabilidad a la inspección de Policía, pero está sigue estando ligada a la misma Alcaldía local. “Nos manifestó que, al momento de hacer la evaluación técnica, el uso de suelo que estaba asignado a ese predio permitía la actividad de usos industriales. Ese concepto técnico lo estamos solicitando”, dijo a Noticias Caracol.
Según señalan vecinos del sector consultados por este medio, en la zona hay varios escenarios en donde el riesgo de que pase algo similar a la emergencia ocurrida la noche de velitas es latente. “Para las personas que vivimos en el sector, incluidas las autoridades, eso no es níngún secreto. Hay bodegas de reciclaje o fábricas de plásticos o depósitos de pintura o materiales inflamables que se pasan la norma por la faja y siguen funcionando sin ningún problema. Acá justo al fente de donde pasó el incendio hay depósitos que pueden representar riesgos, y no se trata de joder a la gente y no dejarla trabajar, pero sí es necesario que se tengan unos mínimos de seguridad porque afortunadamente esta vez las perdidas solo fueorn materiales, pero una tragedia de estas fácilmente puede causar la muerte de varias personas en un momentico”, relata un vecino del barrio que prefiere no revelar su nombre porque “si uno habla de esas cosas resulta siendo el malo y se gana enemigos”.
La solidaridad: un bálsamo para renacer de las cenizas
Desde la mañana posterior a la emergencia, grupos de vecinos de la zona empezaron a llegar de manera espontánea al lugar de la emergencia para enterarse por cuenta de los afectados la gravedad de la situación y para hacer donativos y apoyar a las familias que lo perdieron todo.
Bolsas llenas de ropa, muebles, alimentos no perecederos, tamales, lácteos, muebles, comida para perros y gatos y hasta un televisor fueron parte del generoso donativo que Esperanza Ocasión, como tantos otros vecinos de la zona, realizó la mañana del miércoles 10 de diciembre.
“Trajimos mercados, camas, cobijas, tamales, ollas, comida para los perritos y los gaticos y varias cosas más que pueden ser útiles en estos momentos. Tomé la decisión de venir porque estoy muy conmovida con todo lo que pasó y cuando uno tiene cómo, es muy importante compartir y darle apoyo a las personas que están pasando por un momento tan difícil como este. Yo vengo de Torre Molinos, en la localidad de Puente Aranda. Yo no vivo acá y no conozco a ninguna de las personas que resultó afectada, pero eso es lo de menos: lo importante es ayudar sin mirar a quién, como dice el dicho” señala Esperanza tras una sonora carcajada que por un momento logra contagiar en varios de los damnificados.
Al igual que Esperanza, Alejandrina, vecina del sector del Recreo, en Bosa, también llegó a donar en compañía de su hija. “Vinimos a donar cosas que pensamos que pueden ser útiles como una olla exprés, varios pocillos y platos, cazuelas, zapatos y algunas prendas de ropa. Pese a lo complicado de esta emergencia es bonito ver que hay tante gente donando y ayudando en lo que pueden. Nosotras hicimos fila para donar porque varias personas estaban en el mismo proceso. Eso, al margen de toda la tragedia que pasó, es muy gratificante. Todavía podemos unirnos para causas buenas”, señala Alejandrina.
Lo que viene
Además de las donaciones y de la respuesta solidario de la comunidad, el Distrito anunció varias ayudas de carácter humanitario para repartir entre las personas afectadas.
En las 20 viviendas no queda más que cenizas y un desolado recuerdo de lo que fueron los hogares de los damnificados, varios de ellos, además, con serios daños estructurales. Camas, electrodomésticos, ropa, dinero y todo lo que habían conseguido tras años de trabajo y esfuerzo, se lo tragó el fuego.
Vecinos se han unido para brindarles un techo y comida, mientras esperan que las ayudas se completen integralmente. Desde el Idiger, indicaron que han entregado 11 tejas, 66 kits Noche, 20 kits de limpieza, 1 estufa, 1 kit de cocina, 16 metros de plástico, 11 pijamas, y un bono canjeable por alimentos otorgado por la Secretaría de Integración Social.
A nivel pecuniario, señalaron que está en proceso de entrega el dinero para las 21 familias afectadas, 11 ya evacuaron; 3 corresponden a locales comerciales que no se han acogido. “Una familia presentó daño en el tejado, el cual ya fue solucionado. Aún quedan seis familias pendientes por el trámite de la ayuda”, detalló la entidad distrital.
Por otro lado, se espera que este jueves 14 de diciembre el Distrito emita un concepto técnico sobre la viabilidad de que las casas afectadas puedan ser nuevamente un espacio residencial.
Ahora bien, ¿cómo garantizar que hechos similares no vuelvan a ocurrir? En este caso, si bien no está claro el origen específico de las llamas, se pueden evidenciar al menos dos circunstancias de riesgo que continúan pasando ante la mirada pasiva de los entes de control y las autoridades encargadas de velar que los locales comerciales que funcionan como bodegas o fábricas de ciertos elementos, cumplan los mínimos requerimientos de seguridad, pues el manejo de materiales inflamables es una constante.
Por un lado, según denuncian los vecinos, el riesgo es latente en otros lugares con características similares. Según las declaraciones del alcalde local de Bosa, Fabián Ramírez, los controles y los operativos de inspección y veeduría de esos locales se van a fortalecer de manera significativa para evitar que emergencias como estas se repitan y exista un protocolo adecuado del manejo y la normativa de estos establecimientos.
Sin embargo, sea o no la causa del incendio, ponerle la lupa al uso y la venta de pólvora también es un punto clave tanto en la disminución del índice de quemados, como en la prevención de accidentes que por un descuido o una mala disposición de un elemento pirotécnico pueden generar emergencias como el incendio ocurido el día de las velitas en la localidad de Bosa.
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