Incendio en el barrio Ramírez: lo que viene tras la cenizas
Son 70 personas, de 22 familias, las afectadas luego del incendio ocurrido en la madrugada del viernes 8 de marzo en el barrio Ramírez, en el centro oriente de la ciudad. El Distrito anunció medidas que se extenderán máximo seis meses. Hablamos con los damnificados.
“En un par de minutos nos cambió la vida. Estábamos durmiendo, a las 2:30 a.m., y escuchamos una explosión terrible. Cuando salimos a ver las llamas ya estaban altísimas y consumiendo las casas. Como todos saben, este es un sector de invasión, las casas son de latón y madera, y si a eso se le suma que la gran mayoría somos recicladores, con el material reciclado que las familias tenían para vender las llamas se expandieron más rápido. Lo primero que hicimos, mientras llegaban los bomberos, fue sacar a los niños, a los adultos mayores y luego los carros y los demás cilindros, porque o si no esto hubiera sido el acabose”. El relato lo hace Sandra Valencia, residente del barrio Ramírez, en la parte alta de la localidad de Santa Fe, punto donde ocurrió la emergencia.
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“En un par de minutos nos cambió la vida. Estábamos durmiendo, a las 2:30 a.m., y escuchamos una explosión terrible. Cuando salimos a ver las llamas ya estaban altísimas y consumiendo las casas. Como todos saben, este es un sector de invasión, las casas son de latón y madera, y si a eso se le suma que la gran mayoría somos recicladores, con el material reciclado que las familias tenían para vender las llamas se expandieron más rápido. Lo primero que hicimos, mientras llegaban los bomberos, fue sacar a los niños, a los adultos mayores y luego los carros y los demás cilindros, porque o si no esto hubiera sido el acabose”. El relato lo hace Sandra Valencia, residente del barrio Ramírez, en la parte alta de la localidad de Santa Fe, punto donde ocurrió la emergencia.
En contexto: Los rostros del incendio del barrio Ramírez
Si bien la vivienda de Sandra no sufrió daños, sus vecinos y amigos de toda la vida lo perdieron todo. “Vivo acá hace 42 años. Crecí acá, en estas montañas se resume mi vida y no se imagina lo duro que es ver a la gente que creció con uno, y que pudo levantar su casa luego de años de trabajo, perderlo todo en cuestión de minutos. Fácilmente pudimos ser nosotros”, contó mientras señalaba la zona en la que solían estar las casas de sus allegados, hoy reducidas a cenizas.
Pasadas unas ocho horas desde el inicio de la emergencia, el paisaje era desalentador. Mientras algunos vecinos intentaban dar cuenta, entre lágrimas, de las pérdidas, otros reunían ingredientes para sumar a la olla comunitaria, con la que estaban alimentando al vecindario. Los animales: perros, gatos, patos, pollos y gallinas (también había cerdos, vacas y chivas, que fueron evacuados) con la cara y las patas manchadas de tizne, iban y venían desorientados, buscando sus casas, intentando entender por qué ya no estaban.
Hasta el cierre de esta edición, la versión preliminar, y la que refieren los vecinos, es que el incendio empezó tras la explosión de un cilindro de gas en una casa que, al parecer, estaba vacía. Una vez las llamas se expandieron, otras dos detonaciones, de otros cilindros, estremecieron la barriada y fue entonces cuando todo se salió de control. Si bien la emergencia se atendió oportunamente y los organismos de emergencia se desplegaron una vez recibieron la alerta, la comunidad afectada advirtió fallas en la ruta de atención.
“Llamamos no sé cuántas veces al 123 y a los bomberos, y las preguntas reiterativas eran que si había muertos, que si había heridos, que si había personas encerradas, que cuánta gente estaba en riesgo, etc. Nosotros entendemos que tienen que corroborar la información, pero si estamos hablando de una emergencia es porque no hay tiempo de nada. Un minuto puede ser mortal. Señala Julio, residente del sector de Ramírez, que desde el primer momento lideró la organización de los vecinos para hacerle frente a la emergencia.
Para ver más imágenes de la emergencia, visite esta galería: En imágenes: en cenizas quedó parte del barrio Ramírez, en la localidad Santa Fe
Las afectaciones
“Mi familia lo perdió todo. Mis padres, mis abuelos, mis tíos y mis sobrinos no tienen dónde pasar la noche, ni con qué cambiarse, ni qué comer, ni a dónde ir. En una noche nos cambió el mundo. No sabemos qué vamos a hacer”, señala Andrea, damnificada, cuya familia fue de las primeras en asentarse en el sector. Historias como la de Andrea, en mayor o menor medida, se replican a medida que se camina por la zona.
Gloria Preciado, recicladora de oficio, perdió la camioneta con la que salía los martes, jueves y sábados para recaudar material reciclable y venderlo al otro día. Dice que “de milagro no se explotó”. “Necesitamos ayuda, incluso del presidente. Él vino acá en campaña y le ayudamos, ahora que subió, esperamos que se acuerde de los recicladores que le ayudaron”, sostiene.
El censo general de afectaciones que realizó el Distrito indica que la conflagración incineró 50 viviendas y generó afectaciones directas a 22 familias integradas por 51 adultos y 19 menores, para un total de 70 personas. Ante el panorama y la gravedad de las afectaciones, el Distrito, en cabeza del alcalde Carlos Fernando Galán, quien visitó la zona afectada, anunció medidas.
Lo que viene
Roberto Angulo, secretario de Integración Social, lideró este viernes la entrega de 67 dotaciones de noche: pijamas, estufas, kits de cocina y de ayuda alimentaria y 70 más de aseo personal. Esto como medidas para atender las necesidades más urgentes. Por otro lado, a las familias que perdieron sus casas se les entregará un subsidio para arriendo, que varía entre un millón y millón y medio, dependiendo de circunstancias específicas.
Por ahora el plan de la mayoría de las personas consultadas por este medio es la de seguir en la zona, pese a los riesgos que esa decisión conlleva, como eventuales emergencias similares a la ocurrida o deslizamientos constantes en épocas de invierno, que suelen derribar viviendas, al ser un terreno no apto para construcción.
“Queremos reconstruir nuestros ranchos. Este sector es parte de nosotros y no nos vamos a ir a cualquier lugar. Estamos dispuestos a acogernos a planes de reubicación, si es que los hay, porque siempre es lo mismo: quieren que nos movamos, pero no hay a dónde. Y acá, mal o bien, pudimos levantar nuestras casas, y las volveremos a levantar mientras nos toque”, señaló Jordan, otra de las personas afectadas que logró salir ilesa, pero que se quedó sin techo. Por ahora, mientras se retiran los escombros, no les quedará más que esperar.
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