Inseguridad, otro lío para conductores de plataformas en Bogotá
Trabajadores de Uber o Beat reclaman que, dada su condición de ilegalidad, no solo deben hacerles el quite a policías y taxistas, sino a los delincuentes. Este es su panorama.
-Javier González Penagos / Twitter: @Currinche
El rótulo de ilegalidad que persiste sobre plataformas de transporte como Uber, Cabify o Beat no solo ha puesto a sus conductores en la mira de autoridades y taxistas; sino también en el radar de sofisticadas bandas delincuenciales. La inseguridad que pesa sobre estos conductores inquieta y repercute en los mismos usuarios. ¿Qué hacer?
>>>Lea: Guerra entre aplicaciones de transporte preocupa a taxistas y Distrito
El tema no se limita a simples atracos; pasa por el hurto con violencia, el secuestro exprés y hasta la muerte, como sucedió con un joven de 25 años, que el año pasado fue apuñalado por oponerse a un asalto. Las cifras de conductores afiliados también dimensionan el problema: solo Uber congrega a más de 88.000 a escala nacional; Beat, a 50.000, y Didi —recién llegada de China— ya afilió a 12.000. Si bien hay registro de más de ocho aplicaciones, si se sumaran solo los conductores de estas tres serían el total de habitantes de Chapinero o Teusaquillo.
Delincuentes, al acecho
Esta semana se conocieron detalles de una banda denominada Los Imperialistas que, haciéndose pasar como usuarios y empleando toda suerte de artimañas, robaban a conductores y los despojaban de sus vehículos, para venderlos o comercializar sus autopartes. Según la Policía, la conformaban tres hombres y dos mujeres, que delinquían desde hace un año.
Su modus operandi era hábil y efectivo: desde sectores de rumba como la Zona T o la 85 solicitaban servicios desde un celular —robado, por supuesto— y con una sim card recién comprada. No importaba el día: operaban entre 10:00 de la noche y 4:00 de la mañana. Para despistar a su víctima, vestían bien y siempre iban con una mujer.
A bordo entablaban charlas con los conductores, preguntándoles cómo estaba el trabajo, si el vehículo tenía GPS y cómo hacían para afiliarse a la plataforma. “Cuando llegaban al destino —en Teusaquillo, Puente Aranda, San Cristóbal o Barrios Unidos— le pedían al conductor la tarifa. Mientras él revisaba, los que iban atrás lo tomaban del cuello y el copiloto (donde siempre iba el cabecilla, alias Jorge) lo intimidaba con arma de fuego”, declaró un investigador.
>>>Lea: Así operaba banda que robaba carros afiliados a plataformas de transporte en Bogotá
A partir de allí, el hurto escalaba y se volvía un secuestro exprés, pues ubicaban al conductor en la parte de atrás, mientras lo despojaban de todo. “Los trataban mal y les quitaban hasta los zapatos. Luego de veinte minutos, abrían la puerta trasera y los tiraban. También, les robaban el celular para pedir otro servicio”, agregó el investigador.
Se logró determinar que según la gama y el modelo, ponían a la venta el carro o lo desguazaban. Se estima que esta banda sería responsables de 18 hurtos. Cuatro de los detenidos tenían antecedentes e incluso dos tenían casa por cárcel. Los cinco están en prisión.
Robo de carros
Sin distinguir si se trata de un conductor de plataforma o uno particular, las cifras indican que, hasta abril fueron reportados en Bogotá 1.081 robos de vehículos; es decir, nueve cada día. En contraste, solo han sido recuperados 249, es decir, uno de cada cuatro. Las cifras señalan además que los Chevrolet Spark de color gris o blanco, que transitan entre 7:00 y 11:00 de la noche por Kennedy, son los más vulnerables. Todas estas características encabezan las cifras de hurto. (Ver infografía al final)
Jairo García, secretario de Seguridad, resalta que, si bien este delito sigue preocupando, se está combatiendo con contundencia, pues se ha reducido 7 % frente a los primeros cuatro meses de 2018, cuando se denunciaron 1.164 casos. “Aumentamos las operaciones. No obstante, la gente debe denunciar para tener investigaciones más certeras y abstenerse de adquirir objetos de dudosa procedencia”, declaró el funcionario.
Contra las cuerdas
Eduardo Escobar, quien lidera un grupo de 110 conductores de plataformas, explicó que su panorama es complejo: difícilmente pueden exponer sus casos ante las autoridades (pues son señalados de ilegales), las aplicaciones no hacen lo suficiente por su seguridad, y además deben lidiar con taxistas.
Todo esto los llevó a organizar grupos para cuidarse entre ellos, conocerse y advertir situaciones de riesgo. “Nos enviamos alertas, compartimos nuestra ubicación en tiempo real y nos escoltamos en caso de sentirnos inseguros. Nos ha tocado, incluso, idearnos lenguajes en clave”, agregó.
>>>Lea: En Bogotá se han cancelado, por 25 años, 75 licencias a conductores de Uber, Cabify y Beat
También apelan a la tecnología. Algunos han adquirido sistemas GPS y otros apuestan por aplicaciones para estar en permanente comunicación con otros, recurriendo no a la seguridad, sino a la solidaridad. “A la Policía no la vemos como aliada. No podemos decir nada, ni quejarnos. Nos toca defendernos a nosotros y no estamos exentos de que a los grupos se infiltren taxistas que hacen emboscadas con la Policía”, dijo Escobar.
El líder destacó que la aplicación que más garantías ofrece es Cabify, pues exige que tanto usuarios como conductores escaneen sus cédulas y surtan filtros como la revisión de antecedentes. En la orilla opuesta, alegó que Beat es la más insegura, en tanto se limita a un correo y un teléfono para el registro, lo que facilita la usurpación. Las esperanzas están puestas sobre Didi, que les prometió un escáner biométrico para que haya fotos de usuarios y conductores (con cédula y rostro), así como acceder a mapas de calor que den cuenta de zonas de peligro. Sin embargo, hasta ahora nada se ha concretado.
>>>Lea: ¿Qué es DiDi y cómo planea diferenciarse de otras apps de transporte en Colombia?
Para Andrés Nieto, experto en seguridad ciudadana, la solución es que el Congreso legisle sobre la legalidad de las plataformas y el Gobierno regule su actuar, lo que les brindará seguridad a conductores y usuarios. “Las plataformas no están registradas como empresas de transporte. Pueden operar, porque están avaladas por un desarrollo tecnológico. Esto hace que queden en un vacío jurídico. Urge una propuesta sobre cómo se va a trabajar con ellas”, manifestó.
Salta a la vista que el tema, una vez más, se enmarca en la regulación. Entre tanto, los conductores reclaman pronta atención para evitar que su vida y la de los pasajeros siga en riesgo por cuenta de la inseguridad. El objetivo: que puedan trabajar en igualdad de condiciones y se evite una tragedia.
El rótulo de ilegalidad que persiste sobre plataformas de transporte como Uber, Cabify o Beat no solo ha puesto a sus conductores en la mira de autoridades y taxistas; sino también en el radar de sofisticadas bandas delincuenciales. La inseguridad que pesa sobre estos conductores inquieta y repercute en los mismos usuarios. ¿Qué hacer?
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El tema no se limita a simples atracos; pasa por el hurto con violencia, el secuestro exprés y hasta la muerte, como sucedió con un joven de 25 años, que el año pasado fue apuñalado por oponerse a un asalto. Las cifras de conductores afiliados también dimensionan el problema: solo Uber congrega a más de 88.000 a escala nacional; Beat, a 50.000, y Didi —recién llegada de China— ya afilió a 12.000. Si bien hay registro de más de ocho aplicaciones, si se sumaran solo los conductores de estas tres serían el total de habitantes de Chapinero o Teusaquillo.
Delincuentes, al acecho
Esta semana se conocieron detalles de una banda denominada Los Imperialistas que, haciéndose pasar como usuarios y empleando toda suerte de artimañas, robaban a conductores y los despojaban de sus vehículos, para venderlos o comercializar sus autopartes. Según la Policía, la conformaban tres hombres y dos mujeres, que delinquían desde hace un año.
Su modus operandi era hábil y efectivo: desde sectores de rumba como la Zona T o la 85 solicitaban servicios desde un celular —robado, por supuesto— y con una sim card recién comprada. No importaba el día: operaban entre 10:00 de la noche y 4:00 de la mañana. Para despistar a su víctima, vestían bien y siempre iban con una mujer.
A bordo entablaban charlas con los conductores, preguntándoles cómo estaba el trabajo, si el vehículo tenía GPS y cómo hacían para afiliarse a la plataforma. “Cuando llegaban al destino —en Teusaquillo, Puente Aranda, San Cristóbal o Barrios Unidos— le pedían al conductor la tarifa. Mientras él revisaba, los que iban atrás lo tomaban del cuello y el copiloto (donde siempre iba el cabecilla, alias Jorge) lo intimidaba con arma de fuego”, declaró un investigador.
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A partir de allí, el hurto escalaba y se volvía un secuestro exprés, pues ubicaban al conductor en la parte de atrás, mientras lo despojaban de todo. “Los trataban mal y les quitaban hasta los zapatos. Luego de veinte minutos, abrían la puerta trasera y los tiraban. También, les robaban el celular para pedir otro servicio”, agregó el investigador.
Se logró determinar que según la gama y el modelo, ponían a la venta el carro o lo desguazaban. Se estima que esta banda sería responsables de 18 hurtos. Cuatro de los detenidos tenían antecedentes e incluso dos tenían casa por cárcel. Los cinco están en prisión.
Robo de carros
Sin distinguir si se trata de un conductor de plataforma o uno particular, las cifras indican que, hasta abril fueron reportados en Bogotá 1.081 robos de vehículos; es decir, nueve cada día. En contraste, solo han sido recuperados 249, es decir, uno de cada cuatro. Las cifras señalan además que los Chevrolet Spark de color gris o blanco, que transitan entre 7:00 y 11:00 de la noche por Kennedy, son los más vulnerables. Todas estas características encabezan las cifras de hurto. (Ver infografía al final)
Jairo García, secretario de Seguridad, resalta que, si bien este delito sigue preocupando, se está combatiendo con contundencia, pues se ha reducido 7 % frente a los primeros cuatro meses de 2018, cuando se denunciaron 1.164 casos. “Aumentamos las operaciones. No obstante, la gente debe denunciar para tener investigaciones más certeras y abstenerse de adquirir objetos de dudosa procedencia”, declaró el funcionario.
Contra las cuerdas
Eduardo Escobar, quien lidera un grupo de 110 conductores de plataformas, explicó que su panorama es complejo: difícilmente pueden exponer sus casos ante las autoridades (pues son señalados de ilegales), las aplicaciones no hacen lo suficiente por su seguridad, y además deben lidiar con taxistas.
Todo esto los llevó a organizar grupos para cuidarse entre ellos, conocerse y advertir situaciones de riesgo. “Nos enviamos alertas, compartimos nuestra ubicación en tiempo real y nos escoltamos en caso de sentirnos inseguros. Nos ha tocado, incluso, idearnos lenguajes en clave”, agregó.
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También apelan a la tecnología. Algunos han adquirido sistemas GPS y otros apuestan por aplicaciones para estar en permanente comunicación con otros, recurriendo no a la seguridad, sino a la solidaridad. “A la Policía no la vemos como aliada. No podemos decir nada, ni quejarnos. Nos toca defendernos a nosotros y no estamos exentos de que a los grupos se infiltren taxistas que hacen emboscadas con la Policía”, dijo Escobar.
El líder destacó que la aplicación que más garantías ofrece es Cabify, pues exige que tanto usuarios como conductores escaneen sus cédulas y surtan filtros como la revisión de antecedentes. En la orilla opuesta, alegó que Beat es la más insegura, en tanto se limita a un correo y un teléfono para el registro, lo que facilita la usurpación. Las esperanzas están puestas sobre Didi, que les prometió un escáner biométrico para que haya fotos de usuarios y conductores (con cédula y rostro), así como acceder a mapas de calor que den cuenta de zonas de peligro. Sin embargo, hasta ahora nada se ha concretado.
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Para Andrés Nieto, experto en seguridad ciudadana, la solución es que el Congreso legisle sobre la legalidad de las plataformas y el Gobierno regule su actuar, lo que les brindará seguridad a conductores y usuarios. “Las plataformas no están registradas como empresas de transporte. Pueden operar, porque están avaladas por un desarrollo tecnológico. Esto hace que queden en un vacío jurídico. Urge una propuesta sobre cómo se va a trabajar con ellas”, manifestó.
Salta a la vista que el tema, una vez más, se enmarca en la regulación. Entre tanto, los conductores reclaman pronta atención para evitar que su vida y la de los pasajeros siga en riesgo por cuenta de la inseguridad. El objetivo: que puedan trabajar en igualdad de condiciones y se evite una tragedia.