Intercambiador vial de la calle 72, la contrarreloj de una obra que no duerme
El cierre la estación Calle 72 complica el panorama de movilidad y espacio público en este punto neurálgico del norte de Bogotá, donde, además se encuentra la obra más retrasada del Metro. Una carrera a contrarreloj para que el futuro de las obras no se complique en la Caracas.
Juan Camilo Parra
La luz del día la reemplazan en las noches con postes e impresionantes focos que iluminan el terreno, con tal de que no se detengan las obras en el intercambiador vial de la calle 72 con avenida Caracas. De noche son 100 hombres y unas pocas mujeres realizando trabajos de excavación y traslado de redes, entre otros, en un turno de 10 horas. De día, son más de 300 atendiendo las labores urgentes, para corregir el retraso de esta obra, provocado, en gran medida, por la negligencia del contratista, que hasta mayo tenía tan solo 89 trabajadores, a pesar de reportar un retraso del 29 %.
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La luz del día la reemplazan en las noches con postes e impresionantes focos que iluminan el terreno, con tal de que no se detengan las obras en el intercambiador vial de la calle 72 con avenida Caracas. De noche son 100 hombres y unas pocas mujeres realizando trabajos de excavación y traslado de redes, entre otros, en un turno de 10 horas. De día, son más de 300 atendiendo las labores urgentes, para corregir el retraso de esta obra, provocado, en gran medida, por la negligencia del contratista, que hasta mayo tenía tan solo 89 trabajadores, a pesar de reportar un retraso del 29 %.
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Cuando amanezca este sábado 13 de julio, comienza el desmonte de la estación de Transmilenio Calle 72 y empiezan a correr los 121 días, que le quedan al contratista (hasta el 8 octubre), antes de que se venza el plazo contractual, para entregar la obra. En comparación con los otros frentes de trabajo del metro, el intercambiador es un frente pequeño, que abarca un perímetro entre las carreras 13 y 20 y las calles 69 y 77, sobre la Caracas. Sin embargo, es el más problemático y atrasado de los 590, en las que se dividió la construcción de la primera línea.
Hoy, de las casi 400 personas que laboran por hacerlo realidad, más de la mitad se sumaron el 8 mayo, fecha en la que se reforzó el equipo para acelerar su ejecución. Y no es para menos, pues pese a ser frente pequeño, es clave: allí Transmilenio conectará con la Estación 16, la última del proyecto férreo, y será el inicio de la futura segunda línea.
Por eso, mientras en el patio taller se celebra el uso de la viga lanzadora, con la que arranca el montaje del viaducto, en la calle 72 la concentración es plena, para conseguir que ese mismo proceso pueda darse allí en los próximos meses, sin interrumpir el ya difícil tráfico en la zona. El reto es terminar de excavar 27.000 m3³de tierra, para hacer un deprimido de 367 metros de largo y liberar el tráfico de oriente a occidente, que pasará por debajo de la Caracas.
Historial de retrasos
El equipo que construye este intercambiador, inicialmente lo integraban 90 personas. En la pasada administración, el consorcio Metro Línea 1 tercerizó la obra, pero el subcontratista no cumplió con los tiempos; fue negligente con el suministro de materiales, y además, se topó con toda clase de tropiezos, debido a lo que se escondía bajo los suelos de la calle 72. Esto llevó a que la nueva administración intercediera y el consorcio chino tomara en mayo las riendas de la obra.
Dejaron al personal que ya se encontraba, porque, dicen, no era su culpa, sino del contratista. Ahora siguen aprovechando su experiencia y las lecciones aprendidas durante los hallazgos arqueológicos y el traslado de las redes. El primer retraso duró tres meses y fue luego encontrar las ‘traviesas’ del viejo tranvía, piezas de madera, que iban en medio de los rieles, y que encontraron cuando el consorcio comenzó a construir un carril, para implementar el Plan de Manejo de Tránsito y habilitar paso hacia la 72. Estas traviesas podrían tener más de un siglo y el ICANH (Instituto Colombiano de Antropología e Historia) pidió verificarlas.
Aunque en estas obras tienen una ruta de estudio de los planos y mapas de las redes de Acueducto que yacen en el subsuelo, tanto el hallazgo de las traviesas, como la ubicación de algunas redes de servicios, fueron inesperadas. Explican en la obra, esto se debe a que las ciudades no siempre tienen un trazado exacto de las antiguas líneas férreas o del acueducto, que datan de hace más de un siglo o, incluso, del siglo XIX.
Así sucedió con el viejo tranvía, del cual se creía, según los estudios que se hicieron para esta obra, que iba solo por la Caracas sur, pero hallaron restos también hacia el norte. Los registros y mapas han estado incompletos, aspecto que complica las obras en Bogotá, más de lo que sabemos.
Pero el equipo se ha vuelto experto en exhumar traviesas en menor tiempo, “desempolvándolas con cepillo”, como cuentan en el lugar, y rediseñar rutas para trasladar las redes necesarias. El consolidado total de traslado de redes segundarias, de toda la obra del Metro, es del 64 %. En la 72, se estima que va en 85 %. Para el 20 de julio esperan completar el proceso y seguir excavando.
Excavación
El terreno en la calle 72 es un suelo lacustre, es decir, que tiene demasiada agua por debajo. Por ello, la zona aledaña se conoce como Unilago. Para comenzar con este proceso fue necesario hacer “muros pantalla”, para contener la tierra excavada. Para mayo, se habían construido 198 muros, de un total de 215 unidades. Hoy están casi completos.
En un principio el agua obligó a que la excavación no pudiese llegar más abajo de 3 metros para evitar inundaciones, ralentizando los procesos. El clima tampoco ha ayudado y cuando diluvia en Bogotá, el grupo debe invertir hasta cuatro horas diarias bombeando agua, para que no se empoce el túnel, razón de más, para que se adquirieran máquinas de bombeo para optimizar las labores.
Toda excavadora que se necesite es llevada a la 72 cuando se requiere. Las noches son aprovechadas para trasladar y preparar las máquinas, además de otros trabajos como el armado de acero, para las columnas de las paredes. Todos los frentes están abiertos siempre. A la fecha registran 17.000 m de tierra excavados. Tienen que cavar 10.000 más, en mucho menos tiempo de lo que se logró anteriormente.
Espacio público
Para pasar por el área que bordea la obra del intercambiador hacia las universidades, como la Pedagógica, Sergio Arboleda o Central, entre otras, o transitar hacia el centro comercial Avenida Chile, hay que cruzar túneles de polisombras y observar decenas de comercios cerrados o escondidos entre los parajes, y trabajadores que dan señales para no perderse.
Esta parte de la obra debía entregarse en abril de este año, pero para entonces, la obra seguía en veremos y era, en gran parte, causa de los 202 días de retraso en el proyecto, que alertó la Veeduría Distrital, tras revisar el informe de interventoría. Ante la demora y el evidente descontento en el sector, el alcalde dio un ultimátum: entregar la parte de espacio público el 30 agosto.
¿Y si no se cumple la meta?
Le preguntamos al alcalde Carlos Fernando Galán sobre qué pasaría si el 8 de octubre no se llega a cumplir la meta de entregar el intercambiador, para seguir construyendo el viaducto en esta zona. “Si no se logra, se analizará, en el marco del contrato, las decisiones que podamos tomar- no queremos quedarnos quietos esperando eso. Hace seis meses iba en 40 % y hoy tenemos 67 %”, señaló Galán, quien agregó: “estamos esperando que se mantenga este ritmo para abrir el espacio público en agosto y en septiembre dar los retoques y entregar en octubre”.
Al interior de la obra hay optimismo de que se cumplan los tiempos. Lo piden los comerciantes, que llevan meses con limitaciones de espacio, que incomodan a la ciudadanía. Si los números salen bien para la EMB, el viaducto se empezará a construir por tramos en la Caracas, pero antes el intercambiador debe llegar a descongestionar este punto clave de la movilidad de Bogotá.
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