Johana Guzmán: otra muerte tras cirugía estética en Bogotá sin investigar
La mujer falleció el pasado 12 de julio, tras una lipoescultura, en la que, al parecer, hubo fallas en el procedimiento: encontraron perforaciones en los órganos. El caso ocurrió en una clínica estética del norte de Bogotá y su familia denuncia que cuatro meses después del hecho, la Fiscalía nada ha hecho. Este viernes hicieron un plantón.
Alexánder Marín Correa
Camilo Ernesto Tovar Puentes
Johana Guzmán vivía hace 20 años en New Jersey. Allí conoció a su pareja, formó una familia, tuvo dos hijos y sacó adelante una exitosa vida profesional como empresaria. Atraída por la idea de mejorar su imagen supo de un reconocido cirujano y su prestigiosa clínica al norte de Bogotá. Lo eligió, confiada en sus credenciales y prestigio. Si algo tenía claro era que no quería ser víctima de una estética de garaje y por eso no recateo en precios. A mediados de año, esta bogotana, de 39 años, emprendió su viaje a la capital colombiana para la cirugía, pero fue un viaje sin regreso. Murió tras la operación.
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Johana Guzmán vivía hace 20 años en New Jersey. Allí conoció a su pareja, formó una familia, tuvo dos hijos y sacó adelante una exitosa vida profesional como empresaria. Atraída por la idea de mejorar su imagen supo de un reconocido cirujano y su prestigiosa clínica al norte de Bogotá. Lo eligió, confiada en sus credenciales y prestigio. Si algo tenía claro era que no quería ser víctima de una estética de garaje y por eso no recateo en precios. A mediados de año, esta bogotana, de 39 años, emprendió su viaje a la capital colombiana para la cirugía, pero fue un viaje sin regreso. Murió tras la operación.
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La historia comienza con su idea de hacerse implantes de senos y una lipoescultura. En su idea embarcó también a su mejor amiga. Ambas querían que las operara el mismo médico, quien las programó para el mismo día. “Buscaron al mejor cirujano del país, con las mejores acreditaciones. El prometió excelentes equipos, para reaccionar ante cualquier emergencia. Los precios son altos, pero ellas lo eligieron por la calidad“, narró Ángela Ayala, cuñada de la víctima.
Johana llegó días antes a Bogotá para realizarse pruebas y exámenes. El 11 de julio el médico finalmente le dio el visto bueno para la cirugía y la programó para el día siguiente, a las 8:00 de la mañana. A su mejor amiga, la programaron a las 10:00 a.m. Se llegó el día e ingresó al quirófano puntual. Supuestamente, antes de comenzar la intervención ella pidió, además, que le hicieran la lipopapadas. Entró tranquila, por la confianza que le inspiró el médico Freddy Pinto Borda y de su clínica Santa Bárbara Surgical Center.
Según el portal Clinicasestéticas.com.co, Pinto Borda es médico cirujano de la Universidad del Rosario en Bogotá; con postgrado en cirugía plástica, estética, maxilofacial y de la mano en la Clínica San Rafael; especialista en marcación del músculo; con fellow de estética facial y corporal, en Estados Unidos, con el doctor Joseph Hustad. Además, es miembro de la Sociedad Colombiana de Cirugía Plástica Estética Maxilofacial y de la Mano, y de la Federación Iberoamericana de Cirugía Plástica y Reconstructiva (FILACP).
Pese a los pergaminos del médico, sus parientes empezaron a notar detalles poco usuales. “Se suponía que la intervención duraría cuatro horas, porque antes de ingresar solicitó un procedimiento adicional y el equipo médico aceptó sin firmar ningún documento”, le contó a El Espectador, Claudia González, allegada a la familia. Algo que llamó la atención fue que mientras Johana estaba en el quirófano, el médico salió a las 9:30 a recibir a la paciente, que operaría a las 10:00 a.m. “La atendió en su oficina. Es decir, si Johana estaba en cirugía, pero él estaba afuera ¿Quién la estaba operando?”.
“Hasta donde sabemos, él nunca nos dijo que trabajaría con otro cirujano. Es más, eso no estaba en los documentos. Sin embargo, al investigar, encontramos que, en la cirugía de Johana, supuestamente también asistió la doctora Sandra Leguizamon, quien, si bien es especialista en cirugía plástica, no contaba con los años de experiencia, ni las acreditaciones de Pinto, que fue lo que llenó de confianza a Johana. Hasta donde sé, Johana no firmó consentimiento para que la doctora Leguizamón la operara”, indicó Ayala.
Sandra Milena Leguizamón Celis es médica de la Universidad de La Sabana y especialista en procedimiento reconstructivos y estéticos, de la Fundación Universidad San Martín. Según el portal clinicasesteticas.com.co cuenta con una amplia experiencia profesional, “que se combina con técnicas estéticas innovadoras, capaces de ofrecer resultados de primera”.
Recuperación
Johana finalmente salió de la cirugía a las 2:03, dos horas más de lo previsto y la dejaron en la misma sala de recuperación con su mejor amiga. Sin embargo, pasadas unas horas, casi a las 5:00 p.m., Johana empezó a presentar preocupantes síntomas. “Ella nunca recuperó el sentido por completo. Estaba desgonzada en la silla reclinable de recuperación y todo lo que hacía era decir que tenía sed, calor y mucho dolor. Las enfermeras no la escucharon y el cirujano no fue a revisarla” agregó Claudia.
Ante la insistencia de la amiga para que la chequearan, las enfermeras le dijeron que esa reacción era normal. Pero la realidad era otra. Minutos después, a las 5:20 p.m., la mujer notó que su amiga estaba inconsciente y llamó desesperadamente al equipo médico. Fue la última vez que la vio con vida: Johana entró en paro cardiorrespiratorio. “Ahí sí llegó el doctor y comenzó a gritar a las enfermeras, reclamándoles por lo que había pasado, y se llevó a Johana a una sala de cirugía, en donde le dio primeros auxilios y la reanimó. Sin embargo, sus signos vitales nunca estuvieron estables, por lo que tuvieron que llamar a una ambulancia, porque la clínica no contaba con un vehículo para atender casos de emergencia”, narró Claudia.
Pasaron un poco más de dos horas. Casi a las 8:00 p.m. de ese miércoles 12 de julio, la ambulancia partió de la clínica Santa Bárbara rumbo al hospital Simón Bolívar. Casi una hora duró el trayecto y la mujer llego sin signos vitales. “No entendemos por qué decidieron trasladarla allá, pues había pagado un seguro que, en caso de emergencia, la debían atender en la Clínica Shaio. Además, cerca de la clínica está la clínica Los Nogales, la Reina Sofía, la Fundación Santa Fe y varias más. Es un absurdo”, agregaron sus parientes.
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Una necropsia con muchas pistas
A los pocos días del deceso, la Fiscalía hizo las primeras y, tal vez, las únicas diligencias de la investigación. Citó al esposo de Johana y a la mejor amiga de la víctima, para escuchar sus versiones. Desde entonces, el proceso no avanza. “La Fiscal 51 dice que no se puede iniciar el proceso hasta que no se tenga un informe de la Federación Médica Colombiana. Han pasado cuatro meses y teniendo el acta de defunción, los resultados de la necropsia y los testimonios, no han avanzado en materia judicial”.
No obstante, en manos de la fiscal hay un documento diciente: la necropsia. Allí hay pistas que permiten inferir que algo falló en el quirófano. Para hacer una lipoescultura, el cirujano debe hacer pequeñas incisiones, por donde introduce una cánula para aspirar el exceso de grasa por debajo de la piel. En este caso, según los peritos, las perforaciones fueron más allá de lo necesario.
“Según la información aportada, se habría presentado un cuadro de muerte súbita, en el período postoperatorio de procedimiento estético de lipoescultura, en varias regiones anatómicas.... Se ha determinado que se han producido perforaciones de la caja torácica, por los hallazgos en la pleura parietal y con el hallazgo adicional del colapso pulmonar bilateral”, dice el documento.
Y agrega: “Teniendo en cuenta estos hallazgos, se puede determinar que los pulmones se habrían colapsado por cuadro de neumotórax, por el trauma penetrante, lo cual produce falla respiratoria y, posteriormente, colapso circulatorio completo, por imposibilidad para ventilar los pulmones y por compresión extrínseca del corazón que impide su relajación”.
El documento explica que el colapso pulmonar, que derivó en el paro respiratorio, se debe a la interposición “de aire entre la pared torácica y los pulmones, que producen compresión extrínseca de dichos órganos, lo que no les permite inflarse”. Pero no fue lo único. Los forenses también determinaron un posible “trauma con perforación de la pared abdominal, asociada a lesiones del diafragma y laceraciones del hígado, en el lóbulo derecho”.
Todos estos detalles llevaron a concluir que la muerte de Johana estaría relacionada a complicación de procedimiento quirúrgico. “Se solicita estudios complementarios de toxicología e histopatología”. Un médico, que consultó El Espectador, explicó que, según la necropsia, fueron las perforaciones, más allá de las que se hacen en una lipoescultura, las que terminaron provocando la muerte de la paciente, lo que permite concluir que hubo impericia de quién practicó el procedimiento. Si bien, se supone que al frente del procedimiento estuvo el cirujano Pinto, no hay certeza de que él hubiera hecho las perforaciones, algo que tendrá que aclarar la Fiscalía.
“Por su fallecimiento hoy sufre un esposo, dos hijos pequeños, sus padres, sus hermanos y sus amigos. El caso ya está en manos de un abogado. Exigimos justicia por Johana. No podemos permitir que estos casos sigan quedando impunes”, agregó Claudia González. Ante la situación, la familia pide celeridad en las investigaciones. Para tal fin, organizaron una velatón frente a las instalaciones de la clínica Santa Bárbara, en la carrera 22 con calle 100, que se llevará a cabo este 10 de noviembre, a partir de las 6:00 p.m.
“Los invitamos a que nos acompañen a la velatón en memoria de Johana Guzmán. Todos tenemos derecho a hacernos una cirugía estética sin tener que poner nuestras vidas en riesgo. La indiferencia de las personas hace que la muerte por este tipo de cirugías no tenga significado. Unámonos para que no haya más muertes, que las autoridades tomen enserio la evaluación de la práctica de estos doctores y sus clínicas. Que no haya más muertes, los invitamos a que denuncien, ¡no callemos más!, ¡esto no puede seguir pasando!”, concluyó González.
El Espectador se comunicó en varias ocasiones con la clínica Santa Bárbara Surgical Center y no obtuvo respuesta. Se espera que, ante las evidencias recolectadas por la familia, y la realización de la velatón, se pronuncien y puedan dar su versión en los próximos días.
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