Justin Bieber se burló de Bogotá pintando grafitis: Alcaldía
La Administración Distrital los calificó como de “mal gusto”.
El Espectador
“De mal gusto e ilegal” calificó el secretario de Gobierno, Guillermo Alfonso Jaramillo, la realización de diferentes grafitis en algunos muros de la Calle 26 en Bogotá por parte del cantante Justin Bieber sin el permiso de la Administración Distrital el pasado miércoles 30 de octubre.
“Nosotros le hubiéramos dado el permiso sin tener que violentar la ley como este artista lo hizo. Está irrespetando el trabajo que vienen haciendo los grafiteros de la ciudad”, señaló el secretario.
A pesar de que esta vía se ha embellecido con grafitis, la forma y el mensaje que utilizó el artista en este espacio público no se ajusta a la intervención de la zona.
Jaramillo dijo que las expresiones artísticas autorizadas en el espacio público de la ciudad son un trabajo muy importante y resaltó el dibujo del 'Beso del Bronx', donde han participado cinco grupos de expertos en arte urbano, adornando los muros de la calle 26 entre la Avenida Caracas y la Carrera 30, con imágenes humanas y reflexivas, distantes de las plasmadas por el artista de origen canadiense.
El secretario de Gobierno argumentó, que precisamente, la Administración ha venido generando espacios físicos para que los jóvenes se expresen. Recordó, por ejemplo, lo que se hizo en el parque Simón Bolívar, donde se adecuaron espacios en los parqueaderos con telas especiales para que los colectivos de grafiteros de la ciudad intervinieran artísticamente. Por este motivo, consideró “inaudito que un artista de talla internacional venga a burlarse de Bogotá y de Colombia”.
Cabe recordar que el grafiti en Bogotá fue, hasta 2011, una práctica sin normas claras en cuanto a su realización, tanto para las entidades públicas, grafiteros o ciudadanos interesados en el mobiliario urbano.
Por eso, a raíz de la muerte del grafitero Diego Felipe Becerra, la administración distrital evidenció la necesidad de promulgar una reglamentación para Bogotá con el fin de aclarar el panorama y atribuir bases que rijan las acciones, tanto de los grafiteros y ciudadanos, como de los funcionarios encargados del control policivo y ambiental de la ciudad.
“De mal gusto e ilegal” calificó el secretario de Gobierno, Guillermo Alfonso Jaramillo, la realización de diferentes grafitis en algunos muros de la Calle 26 en Bogotá por parte del cantante Justin Bieber sin el permiso de la Administración Distrital el pasado miércoles 30 de octubre.
“Nosotros le hubiéramos dado el permiso sin tener que violentar la ley como este artista lo hizo. Está irrespetando el trabajo que vienen haciendo los grafiteros de la ciudad”, señaló el secretario.
A pesar de que esta vía se ha embellecido con grafitis, la forma y el mensaje que utilizó el artista en este espacio público no se ajusta a la intervención de la zona.
Jaramillo dijo que las expresiones artísticas autorizadas en el espacio público de la ciudad son un trabajo muy importante y resaltó el dibujo del 'Beso del Bronx', donde han participado cinco grupos de expertos en arte urbano, adornando los muros de la calle 26 entre la Avenida Caracas y la Carrera 30, con imágenes humanas y reflexivas, distantes de las plasmadas por el artista de origen canadiense.
El secretario de Gobierno argumentó, que precisamente, la Administración ha venido generando espacios físicos para que los jóvenes se expresen. Recordó, por ejemplo, lo que se hizo en el parque Simón Bolívar, donde se adecuaron espacios en los parqueaderos con telas especiales para que los colectivos de grafiteros de la ciudad intervinieran artísticamente. Por este motivo, consideró “inaudito que un artista de talla internacional venga a burlarse de Bogotá y de Colombia”.
Cabe recordar que el grafiti en Bogotá fue, hasta 2011, una práctica sin normas claras en cuanto a su realización, tanto para las entidades públicas, grafiteros o ciudadanos interesados en el mobiliario urbano.
Por eso, a raíz de la muerte del grafitero Diego Felipe Becerra, la administración distrital evidenció la necesidad de promulgar una reglamentación para Bogotá con el fin de aclarar el panorama y atribuir bases que rijan las acciones, tanto de los grafiteros y ciudadanos, como de los funcionarios encargados del control policivo y ambiental de la ciudad.