La actividad debe continuar: retos de la reapertura total en Bogotá
El impacto de la pandemia y el inconformismo social obligaron al Distrito a ajustar sus planes. En 13 días se abrirá toda la ciudad para aumentar la actividad productiva y, sumando inversiones, dar más oportunidades a jóvenes y hogares vulnerables. Un nuevo enfoque con ciertos desafíos de bioseguridad.
El último mes, en medio del tercer pico de la pandemia, las calles de la capital han estado llenas de ciudadanos. Las movilizaciones en el marco del paro nacional y la apertura gradual de la ciudad disiparon las restricciones que se decretaron con el fin de evitar el aumento de contagios por coronavirus. Tras lo ocurrido estas semanas, y sin obviar que la ciudad completa 900.000 contagios (53.025 activos) y la ocupación hospitalaria se mantiene por encima del 95 %, el Distrito se la jugó por abrir la ciudad por completo y destinar más dinero a los proyectos para poblaciones vulnerables, con el fin de avanzar en la reactivación económica y la disminución de la pobreza.
La principal razón de ese giro fue el grito desesperado desde las calles de miles de jóvenes que no se sienten representados en el comité organizador del paro, que está en diálogos con el Gobierno Nacional. Se trata de varios grupos sin liderazgos visibles que, según lo visto el último mes, están dispuestos a salir a las calles hasta ver cambios profundos en la sociedad.
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Aunque las peticiones son en su mayoría al Gobierno Nacional, la alcaldesa Claudia López consideró que desde Bogotá se podía dar respuesta a algunos reclamos. Para eso lanzó un plan de rescate enfocado en jóvenes, mujeres y hogares vulnerables, con programas por un valor de $1,7 billones. A la par, decretó una apertura total de sectores que lleve a recuperar y a generar empleos, pero que indiscutiblemente requiere de un plan de bioseguridad que será presentado mañana.
La decisión, naturalmente, fue celebrada por los comerciantes, que la ven como “una luz de esperanza” tras más de un año de operación intermitente. Así calificó esta nueva etapa el director de Fenalco Bogotá, Juan Esteban Orrego, quien resaltó que la única forma de que la capital salga de las dificultades es reactivando su economía. Algo para lo que, dice, el comercio formal está preparado: “La ciudad no puede darles sustento a todos, porque no hay cómo, y la única forma es trabajando. Estamos preparados, porque no se nos puede olvidar que el coronavirus mata, pero ahora es una responsabilidad de cada quien”, comentó Orrego.
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Aunque el mensaje de los comerciantes puede parecer indolente con los más de 18.000 muertos que ha dejado el coronavirus, la decisión fue aplaudida incluso por expertos en epidemiología, que sin embargo plantean varios retos que vienen con el proceso. De acuerdo con Claudia Vaca, farmacoepidemióloga y directora del Centro de Pensamiento en Medicamentos, Información y Poder de la U. Nacional, se trata de una nueva etapa de apertura en la que el mensaje es el de la necesidad de establecer mecanismos responsables que garanticen las medidas básicas anticovid.
“Se puede ampliar la operación del transporte, atada a jornadas laborales distintas, y ojalá una apertura 24 horas. No se ha recurrido a esa creatividad y flexibilidad y, aunque va a ser difícil, es el momento de probarnos”, mencionó Vaca sobre esta nueva etapa en la que ya estaría notándose una inmunidad de rebaño, pero no propiamente por la vacunación, que avanza, aunque no al ritmo esperado.
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Esa es la apreciación de Leonardo García, presidente del Colegio Médico de Cundinamarca y Bogotá, quien manifestó que entrar a una normalidad con el virus andando, sólo se explica en que el número de personas que esta circulando es tan alto que cada día serán menos los susceptibles a ser contagiados. “Creemos que en Bogotá el 60 % ya se contagio y, junto a lo poco a poco que se ha avanzado con la vacuna, se está llegando a una inmunidad de rebaño. El virus va a seguir circulando, pero esperamos que sea en cifras no tan altas que puedan significar un nuevo pico”.
Para los expertos, además del compromiso de cumplir con los protocolos de prevención, hay otras tareas importantes, como no dejar de lado el rastreo y la toma de pruebas. “Se debe mantener el número de pruebas y el seguimiento a las UPZ donde hay altos niveles de contagio. El trabajo debe ser el mismo de cada pico, con la diferencia de que no hay aislamiento”.
Más allá de lo epidemiológico, la reactivación también plantea algunas dudas en lo económico. Una inquietud la puso sobre la mesa Asobares, que pidió al Distrito una reapertura “con condiciones equitativas y dignas”, como no permitir que los horarios del sector se crucen con los de otras actividades. Asimismo, le solicitó que los protocolos de bioseguridad exigidos para la reapertura no sean muy diferentes de los que vienen trabajando desde que empezaron a trabajar en la reactivación.
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Por su parte, desde el Concejo aplaudieron el nuevo plan, pero igualmente señalaron algunos vacíos, como la falta de alivios tributarios a las empresas que quebraron y, como se pide desde el campo epidemiológico, incluir proyectos para distribuir las jornadas laborales en diferentes franjas horarias.
Así lo aseguró la concejal Gloria Díaz, del Partido Conservador, quien señaló que las casi 60.000 empresas que perdió la ciudad necesitan un impulso para salir de la crisis, “además de volver a hablar de Bogotá productiva 24 horas, acompañada de seguridad y movilidad. Tenemos que garantizar la reactivación económica, pero eso no se logra de la noche a la mañana”.
Otros cabildantes, como Lucía Bastidas (Alianza Verde), solicitaron dar más protagonismo a las obras en las localidades, mientras que Óscar Ramírez (Centro Democrático) destacó cómo las empresas lograron adaptarse a las medidas de bioseguridad.
En definitiva, la ciudad entra en una etapa que no se presenciaba desde marzo de 2020, cuando comenzaron los períodos de cuarentena. Será una época marcada por la responsabilidad ciudadana, pero también por las garantías que dé el Distrito para que se puedan superar las condiciones de pobreza que planteó la pandemia.
El último mes, en medio del tercer pico de la pandemia, las calles de la capital han estado llenas de ciudadanos. Las movilizaciones en el marco del paro nacional y la apertura gradual de la ciudad disiparon las restricciones que se decretaron con el fin de evitar el aumento de contagios por coronavirus. Tras lo ocurrido estas semanas, y sin obviar que la ciudad completa 900.000 contagios (53.025 activos) y la ocupación hospitalaria se mantiene por encima del 95 %, el Distrito se la jugó por abrir la ciudad por completo y destinar más dinero a los proyectos para poblaciones vulnerables, con el fin de avanzar en la reactivación económica y la disminución de la pobreza.
La principal razón de ese giro fue el grito desesperado desde las calles de miles de jóvenes que no se sienten representados en el comité organizador del paro, que está en diálogos con el Gobierno Nacional. Se trata de varios grupos sin liderazgos visibles que, según lo visto el último mes, están dispuestos a salir a las calles hasta ver cambios profundos en la sociedad.
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Aunque las peticiones son en su mayoría al Gobierno Nacional, la alcaldesa Claudia López consideró que desde Bogotá se podía dar respuesta a algunos reclamos. Para eso lanzó un plan de rescate enfocado en jóvenes, mujeres y hogares vulnerables, con programas por un valor de $1,7 billones. A la par, decretó una apertura total de sectores que lleve a recuperar y a generar empleos, pero que indiscutiblemente requiere de un plan de bioseguridad que será presentado mañana.
La decisión, naturalmente, fue celebrada por los comerciantes, que la ven como “una luz de esperanza” tras más de un año de operación intermitente. Así calificó esta nueva etapa el director de Fenalco Bogotá, Juan Esteban Orrego, quien resaltó que la única forma de que la capital salga de las dificultades es reactivando su economía. Algo para lo que, dice, el comercio formal está preparado: “La ciudad no puede darles sustento a todos, porque no hay cómo, y la única forma es trabajando. Estamos preparados, porque no se nos puede olvidar que el coronavirus mata, pero ahora es una responsabilidad de cada quien”, comentó Orrego.
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Aunque el mensaje de los comerciantes puede parecer indolente con los más de 18.000 muertos que ha dejado el coronavirus, la decisión fue aplaudida incluso por expertos en epidemiología, que sin embargo plantean varios retos que vienen con el proceso. De acuerdo con Claudia Vaca, farmacoepidemióloga y directora del Centro de Pensamiento en Medicamentos, Información y Poder de la U. Nacional, se trata de una nueva etapa de apertura en la que el mensaje es el de la necesidad de establecer mecanismos responsables que garanticen las medidas básicas anticovid.
“Se puede ampliar la operación del transporte, atada a jornadas laborales distintas, y ojalá una apertura 24 horas. No se ha recurrido a esa creatividad y flexibilidad y, aunque va a ser difícil, es el momento de probarnos”, mencionó Vaca sobre esta nueva etapa en la que ya estaría notándose una inmunidad de rebaño, pero no propiamente por la vacunación, que avanza, aunque no al ritmo esperado.
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Esa es la apreciación de Leonardo García, presidente del Colegio Médico de Cundinamarca y Bogotá, quien manifestó que entrar a una normalidad con el virus andando, sólo se explica en que el número de personas que esta circulando es tan alto que cada día serán menos los susceptibles a ser contagiados. “Creemos que en Bogotá el 60 % ya se contagio y, junto a lo poco a poco que se ha avanzado con la vacuna, se está llegando a una inmunidad de rebaño. El virus va a seguir circulando, pero esperamos que sea en cifras no tan altas que puedan significar un nuevo pico”.
Para los expertos, además del compromiso de cumplir con los protocolos de prevención, hay otras tareas importantes, como no dejar de lado el rastreo y la toma de pruebas. “Se debe mantener el número de pruebas y el seguimiento a las UPZ donde hay altos niveles de contagio. El trabajo debe ser el mismo de cada pico, con la diferencia de que no hay aislamiento”.
Más allá de lo epidemiológico, la reactivación también plantea algunas dudas en lo económico. Una inquietud la puso sobre la mesa Asobares, que pidió al Distrito una reapertura “con condiciones equitativas y dignas”, como no permitir que los horarios del sector se crucen con los de otras actividades. Asimismo, le solicitó que los protocolos de bioseguridad exigidos para la reapertura no sean muy diferentes de los que vienen trabajando desde que empezaron a trabajar en la reactivación.
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Por su parte, desde el Concejo aplaudieron el nuevo plan, pero igualmente señalaron algunos vacíos, como la falta de alivios tributarios a las empresas que quebraron y, como se pide desde el campo epidemiológico, incluir proyectos para distribuir las jornadas laborales en diferentes franjas horarias.
Así lo aseguró la concejal Gloria Díaz, del Partido Conservador, quien señaló que las casi 60.000 empresas que perdió la ciudad necesitan un impulso para salir de la crisis, “además de volver a hablar de Bogotá productiva 24 horas, acompañada de seguridad y movilidad. Tenemos que garantizar la reactivación económica, pero eso no se logra de la noche a la mañana”.
Otros cabildantes, como Lucía Bastidas (Alianza Verde), solicitaron dar más protagonismo a las obras en las localidades, mientras que Óscar Ramírez (Centro Democrático) destacó cómo las empresas lograron adaptarse a las medidas de bioseguridad.
En definitiva, la ciudad entra en una etapa que no se presenciaba desde marzo de 2020, cuando comenzaron los períodos de cuarentena. Será una época marcada por la responsabilidad ciudadana, pero también por las garantías que dé el Distrito para que se puedan superar las condiciones de pobreza que planteó la pandemia.