Elizabeth Castillo, la nueva subdirectora LGBTI del Distrito
Esta activista y abogada deberá apuntar a la garantía de los derechos de la comunidad diversa en las estrategias y los programas liderados por la Secretaría Distrital de Integración Social.
Cristian Camilo Perico Mariño
Hablar de Elizabeth Castillo Vargas es referirse a una activista multiformato. Es una de las pioneras en el país en la lucha por los derechos sexuales y reproductivos, la autonomía sobre el cuerpo, los derechos del colectivo LGBTI, las brechas de género, la interrupción voluntaria del embarazo y el derecho a decidir.
Esta abogada ha dedicado 25 años de su vida a perturbar el ‘statu quo’, para generar una ruptura en la cultura machista y homofóbica arraigada en Colombia. Ahora lo seguirá haciendo como subdirectora de asuntos LGBTI, de la Secretaría de Integración Social.
Lea también: Política Pública LGBTI en Bogotá: el avance más allá del papel.
Su inicio en el activismo
Justo este mes se cumplen sus “bodas de plata” como “revolucionaria”, calificativo que ganó en 1997, tras crear por primera vez en Manizales -la ciudad conservadora donde creció- la primera Semana del Orgullo Gay. Hecho que daría pie para que en la capital de Caldas y en otras ciudades del Eje Cafetero se empezara a celebrar el Mes del Orgullo, con marchas y actos simbólicos. Castillo señala ese momento como su inicio en la defensa del colectivo LGBTI.
“Lo que motivó mi entrada en este mundo fue que desde la Alcaldía de Manizales me notificaron que no apoyarían ‘un evento de esa naturaleza’. Lo paradójico fue que no había nada fuera de lo común: hubo un cineforo, una charla de derechos humanos, una noche de ágape y terminamos con una misa, muy al estilo de la ciudad. Sin embargo, no nos permitieron usar espacios de la administración por hacer alusión a nuestra diversidad”, relata la nueva subdirectora distrital.
Este fue apenas el comienzo de su activismo por la salvaguardia de los derechos de este colectivo, de la mano de reconocidos personajes en esta área como el abogado Germán Rincón Perfetti. A partir de ahí se vinculó a diferentes agrupaciones y cofundó otras como la de Madres Lesbianas de Bogotá, en la cual han participado más de mil familias desde su creación en 2003 y que se concibió inicialmente como un espacio cerrado, dada la necesidad de confidencialidad que requerían algunas de las participantes, quienes en algunos casos estaban en proceso de divorcio.
Por el contexto de la época, temían que convirtieran su orientación sexual en un factor en contra al momento de luchar por la custodia de sus hijos, aspecto en el que Castillo las asesoró jurídicamente, resaltando en las audiencias que se hablaba de los derechos del menor, mas no de las orientaciones o identidades de las partes.
Así se fue vinculando a iniciativas como la Mesa por la Vida y la Salud de las Mujeres, que dio origen al movimiento Causa Justa, que recientemente logró la despenalización del aborto hasta la semana 24 de gestación. A su vez, aportó a la lucha por el matrimonio igualitario, visibilizando su historia y la de su pareja, demostrando que “el amor no tiene etiquetas y que lo que se estaba exigiendo era igualdad”, afirma.
Con su mensaje de reconocer la segregación social y de transformar estas condiciones normalizadas, ha empleado múltiples formatos para llegar a más personas. De esta manera creó su stand up comedy ‘A ver si nos entendemos’, que estrenó en 2008 en Casa Ensamble y tuvo 1.300 asistentes.
Le puede interesar: Instituciones “antibullying”: apuesta por entornos escolares seguros.
“La forma de ayudar en el cambio cultural es hablando con la gente. Ya hemos superado algunas barreras y contamos con cierta similitud en los parámetros de la ley. Sin embargo, el cambio en la mentalidad debe seguir, y eso se logra en las conversaciones cotidianas. De eso se trata la obra: es una estrategia pedagógica para hablar de diversidad sexual, donde comparto mi experiencia como lesbiana, madre, feminista, católica y otros aspectos”, explica Castillo, quien también escribió el libro ‘No somos etcétera, 20 años de historia del movimiento LGBT en Colombia’, en el cual hace un recuento, con un capítulo personal, de lo que ha ocurrido en el país con la comunidad desde finales de los noventa hasta la actualidad.
La nueva funcionaria de la Secretaría de Integración Social ya se ha desempeñado en cargos similares. Entre 2016 y 2018 fue directora de Enfoque Diferencial de la Secretaría de la Mujer y a la fecha es consultora de temas de género y docente de universidades como los Andes, el Externado y la Universidad de El Bosque.
Los retos que deberá afrontar
Con su llegada a la Subdirección de Asuntos LGBTI tendrá que apuntar a mejorar las condiciones de vida de los integrantes de la comunidad, priorizando el enfoque diferencial, panorama que no es nada alentador, ya que el 60 % de esta población, consultada en enero de 2022 por la Dirección de Diversidad Sexual -de la Secretaría de Planeación- afirma haber sido víctima de discriminación en su entorno laboral.
Cifra que se presenta en el documento “Diagnóstico y recomendaciones para la inclusión laboral de los sectores sociales LGBTI”, publicado recientemente, y en el cual se menciona que el 19 % de los encuestados cisgénero (quienes se identifican con el género asignado al nacer) no culminaron el bachillerato. En el caso de la población trans, solo el 32 % culminó la educación media, el 4 % alcanzó educación universitaria y el 1 % logró acceder a posgrados.
Eso, mencionando únicamente cifras sobre vinculación laboral. No obstante, según The Trevor Project, organización estadounidense sin ánimo de lucro, cada año cerca de 1,8 millones de jóvenes de la comunidad LGBTI han pensado en el suicidio tras ser víctimas de segregación. La probabilidad de que suceda se puede reducir en un 40 % si se cuenta con un adulto que acoja y acepte a quien se reconoce con una orientación o identidad diversa.
Frente a la situación nacional, Colombia Diversa y la organización Sentiido denuncian que el 70 % de los jóvenes gais, trans y no binarios se sienten inseguros en sus colegios. La tarea de Castillo no será sencilla, y ella lo reconoce. Señala que seguirá comprometida para lograr deconstruir el paradigma de la heteronorma y garantizar, como lo escribió el autor antioqueño Fernando Molano en su libro ’El beso de Dick’, “un lugar para estar tranquilo y no sentir miedo”, haciendo alusión al sueño de todos los integrantes de la comunidad LGBTI.
Nota relacionada: Discriminación racial, en el olvido de la justicia ordinaria.
Hablar de Elizabeth Castillo Vargas es referirse a una activista multiformato. Es una de las pioneras en el país en la lucha por los derechos sexuales y reproductivos, la autonomía sobre el cuerpo, los derechos del colectivo LGBTI, las brechas de género, la interrupción voluntaria del embarazo y el derecho a decidir.
Esta abogada ha dedicado 25 años de su vida a perturbar el ‘statu quo’, para generar una ruptura en la cultura machista y homofóbica arraigada en Colombia. Ahora lo seguirá haciendo como subdirectora de asuntos LGBTI, de la Secretaría de Integración Social.
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Su inicio en el activismo
Justo este mes se cumplen sus “bodas de plata” como “revolucionaria”, calificativo que ganó en 1997, tras crear por primera vez en Manizales -la ciudad conservadora donde creció- la primera Semana del Orgullo Gay. Hecho que daría pie para que en la capital de Caldas y en otras ciudades del Eje Cafetero se empezara a celebrar el Mes del Orgullo, con marchas y actos simbólicos. Castillo señala ese momento como su inicio en la defensa del colectivo LGBTI.
“Lo que motivó mi entrada en este mundo fue que desde la Alcaldía de Manizales me notificaron que no apoyarían ‘un evento de esa naturaleza’. Lo paradójico fue que no había nada fuera de lo común: hubo un cineforo, una charla de derechos humanos, una noche de ágape y terminamos con una misa, muy al estilo de la ciudad. Sin embargo, no nos permitieron usar espacios de la administración por hacer alusión a nuestra diversidad”, relata la nueva subdirectora distrital.
Este fue apenas el comienzo de su activismo por la salvaguardia de los derechos de este colectivo, de la mano de reconocidos personajes en esta área como el abogado Germán Rincón Perfetti. A partir de ahí se vinculó a diferentes agrupaciones y cofundó otras como la de Madres Lesbianas de Bogotá, en la cual han participado más de mil familias desde su creación en 2003 y que se concibió inicialmente como un espacio cerrado, dada la necesidad de confidencialidad que requerían algunas de las participantes, quienes en algunos casos estaban en proceso de divorcio.
Por el contexto de la época, temían que convirtieran su orientación sexual en un factor en contra al momento de luchar por la custodia de sus hijos, aspecto en el que Castillo las asesoró jurídicamente, resaltando en las audiencias que se hablaba de los derechos del menor, mas no de las orientaciones o identidades de las partes.
Así se fue vinculando a iniciativas como la Mesa por la Vida y la Salud de las Mujeres, que dio origen al movimiento Causa Justa, que recientemente logró la despenalización del aborto hasta la semana 24 de gestación. A su vez, aportó a la lucha por el matrimonio igualitario, visibilizando su historia y la de su pareja, demostrando que “el amor no tiene etiquetas y que lo que se estaba exigiendo era igualdad”, afirma.
Con su mensaje de reconocer la segregación social y de transformar estas condiciones normalizadas, ha empleado múltiples formatos para llegar a más personas. De esta manera creó su stand up comedy ‘A ver si nos entendemos’, que estrenó en 2008 en Casa Ensamble y tuvo 1.300 asistentes.
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“La forma de ayudar en el cambio cultural es hablando con la gente. Ya hemos superado algunas barreras y contamos con cierta similitud en los parámetros de la ley. Sin embargo, el cambio en la mentalidad debe seguir, y eso se logra en las conversaciones cotidianas. De eso se trata la obra: es una estrategia pedagógica para hablar de diversidad sexual, donde comparto mi experiencia como lesbiana, madre, feminista, católica y otros aspectos”, explica Castillo, quien también escribió el libro ‘No somos etcétera, 20 años de historia del movimiento LGBT en Colombia’, en el cual hace un recuento, con un capítulo personal, de lo que ha ocurrido en el país con la comunidad desde finales de los noventa hasta la actualidad.
La nueva funcionaria de la Secretaría de Integración Social ya se ha desempeñado en cargos similares. Entre 2016 y 2018 fue directora de Enfoque Diferencial de la Secretaría de la Mujer y a la fecha es consultora de temas de género y docente de universidades como los Andes, el Externado y la Universidad de El Bosque.
Los retos que deberá afrontar
Con su llegada a la Subdirección de Asuntos LGBTI tendrá que apuntar a mejorar las condiciones de vida de los integrantes de la comunidad, priorizando el enfoque diferencial, panorama que no es nada alentador, ya que el 60 % de esta población, consultada en enero de 2022 por la Dirección de Diversidad Sexual -de la Secretaría de Planeación- afirma haber sido víctima de discriminación en su entorno laboral.
Cifra que se presenta en el documento “Diagnóstico y recomendaciones para la inclusión laboral de los sectores sociales LGBTI”, publicado recientemente, y en el cual se menciona que el 19 % de los encuestados cisgénero (quienes se identifican con el género asignado al nacer) no culminaron el bachillerato. En el caso de la población trans, solo el 32 % culminó la educación media, el 4 % alcanzó educación universitaria y el 1 % logró acceder a posgrados.
Eso, mencionando únicamente cifras sobre vinculación laboral. No obstante, según The Trevor Project, organización estadounidense sin ánimo de lucro, cada año cerca de 1,8 millones de jóvenes de la comunidad LGBTI han pensado en el suicidio tras ser víctimas de segregación. La probabilidad de que suceda se puede reducir en un 40 % si se cuenta con un adulto que acoja y acepte a quien se reconoce con una orientación o identidad diversa.
Frente a la situación nacional, Colombia Diversa y la organización Sentiido denuncian que el 70 % de los jóvenes gais, trans y no binarios se sienten inseguros en sus colegios. La tarea de Castillo no será sencilla, y ella lo reconoce. Señala que seguirá comprometida para lograr deconstruir el paradigma de la heteronorma y garantizar, como lo escribió el autor antioqueño Fernando Molano en su libro ’El beso de Dick’, “un lugar para estar tranquilo y no sentir miedo”, haciendo alusión al sueño de todos los integrantes de la comunidad LGBTI.
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