La apuesta por un POT más sencillo para Bogotá
La secretaria de Planeación, María Mercedes Jaramillo, asegura que no solo trabajan en un Plan de Ordenamiento Territorial (POT) que concentre la mayoría de las voces, sino que sea mucho más cercano a la ciudadanía. Por eso establecieron 10 objetivos.
Mónica Rivera Rueda
La aprobación de un nuevo Plan de Ordenamiento Territorial (POT) -que fija cómo crecerá la ciudad en los próximos 12 años- es una necesidad, pero a la vez un objetivo incumplido de las últimas dos administraciones. Ante esto, Claudia López aseguró que sí lo lograría, conjugando lo propuesto por sus antecesores. No obstante, ha sido difícil, pues además de ser un documento técnico, que integra muchas posiciones, la pandemia impidió su trámite el año pasado.
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La aprobación de un nuevo Plan de Ordenamiento Territorial (POT) -que fija cómo crecerá la ciudad en los próximos 12 años- es una necesidad, pero a la vez un objetivo incumplido de las últimas dos administraciones. Ante esto, Claudia López aseguró que sí lo lograría, conjugando lo propuesto por sus antecesores. No obstante, ha sido difícil, pues además de ser un documento técnico, que integra muchas posiciones, la pandemia impidió su trámite el año pasado.
Al frente de este propósito está María Mercedes Jaramillo, la nueva secretaria de Planeación, quien reemplazó en enero a Adriana Córdoba, que adelantó gran parte del trabajo en 2020. Ahora Jaramillo tiene el reto no solo de consolidar, sino de agilizarlo, para radicar el Plan en agosto ante el Concejo y definir su futuro este año.
En el entretanto hay varios retos, pues fuera de la proyección de vivienda está el determinar el nivel de riesgo a orillas del río Bogotá, tras la derogación de los decretos que avalaban la construcción cerca de su ribera. Asimismo, este año vendrán temas claves, como la participación ciudadana, para lo que tienen previsto 10 objetivos que harán más fácil entender el proyecto, así como sacar adelante el catastro multipropósito y llevar al Congreso los lineamientos de la región metropolitana de Bogotá.
¿Cómo le ha ido en el empalme?
Había desafíos que requerían unos cambios del equipo y hubo unos funcionarios de mi antecesora que se fueron con ella antes de que yo llegara. Entonces había una necesidad de reorganizar ciertas dinámicas, pero ya estamos casi operativos con retos de corto plazo como el POT, la encuesta multipropósito, la planeación estratégica del futuro de la entidad y todo lo relacionado con Bogotá Solidaria, que es la consolidación de las bases maestras para la ayuda que se está movilizando por la pandemia y que ha tocado empalmar rápidamente.
¿Cuál es el cronograma para el POT?
El documento con su cartografía y sus análisis esperamos entregarlo el 1° de mayo a la CAR (Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca). Ahí no sabemos cuánto se demore esa concertación ambiental, pero queremos hacer un documento concreto, conciso y de fácil entendimiento para hacer más expedito el proceso. Ojalá en la CAR se demore entre dos y tres meses, para que pueda entrar al CTPD (Consejo Territorial de Planeación Distrital) el 1° de julio y al Concejo, el 1° de agosto. Ese es mi escenario ideal.
Viene dialogando con el CTPD y el Concejo. ¿Procura una construcción conjunta para agilizar esos pasos?
El compromiso con los bogotanos es presentar un POT al Concejo este año, por lo que no queremos llegar con un documento que nadie conoce. Entonces, en estos meses queremos concretarlo con los actores interesados, para que sepan para dónde vamos y puedan darnos sus opiniones. Queremos un documento con más equilibrio, lo que implica que nos ocupemos de la vivienda, pero también del desarrollo económico y del empleo, que antes no estaba y ahora sí tiene que ir, porque estamos en una situación crítica y tenemos que superar el rezago que esta pandemia nos deja.
El DANE reveló la proyección de vivienda para Bogotá, similar a la planteada por el exalcalde Peñalosa. ¿Planean mantener los proyectos que propusieron?
Todas las ciudades tienen fenómenos de expulsión de población y concentración de servicios en zonas centrales. Esas son dinámicas propias, y aquí no vamos a hacer magia para tratar de evitar las tendencias de la metropolización de las ciudades. Tenemos que ser pragmáticos con la capacidad de vivienda que puede producir Bogotá en los próximos 12 años, cuál es la mejor manera y el lugar para producirla. Esas preguntas las estamos intentando responder, pero no creemos que Bogotá deba construir todas las viviendas que requiere el universo, porque ni tenemos la capacidad técnica, administrativa ni financiera para hacerlo en tan corto tiempo y que se garantice buena calidad de vida.
¿Qué no está en discusión en el POT?
En los cerros está claro que se va a proteger la franja de adecuación. Además, como es una sentencia judicial, no hay mucha discusión, más allá de proteger la reserva. Tampoco está en discusión el tema de los humedales, con los que estamos buscando una propuesta que los ordene e incluso aumente la superficie del área a proteger y que no se endurezcan. Sobre eso no hay dilema, a parte de las obras que están en ejecución. También está claro que hay que responder a la urgencia climática.
Tras anular los decretos que fijaban un nuevo esquema del riesgo sobre el río Bogotá, ¿que viene?
La gestión del riesgo tiene que ser una prioridad del POT, que necesitamos controlar y tener absoluta claridad. Lo que pasó con los decretos ha generado más ruido que otra cosa, pero estamos trabajando con el Idiger, para tener la pauta en términos del riesgo. Ya están en ese trabajo y el componente es el primer hito de la concertación que trabajaremos con la CAR. Eso esperamos aclararlo pronto.
¿Cómo han pensado los escenarios de socialización con la ciudad?
Estamos terminando de organizar nuestro cronograma de trabajo, pero lo que hemos tratado de hacer es poner sobre la mesa 10 objetivos que creemos que son casi indiscutibles, en los que nos podemos poner de acuerdo colectivamente y que discutiremos con los gremios, la academia, el concejo y el CTPD. Con esos objetivos condensaremos el POT en una forma muy clara, con el que podamos explicarlo pedagógicamente. Es un ajuste metodológico para facilitar la comprensión y lograr que el Concejo lo apruebe por acuerdo, lo que sería un gran logro para la ciudad.
¿A dónde apuntan?
Bogotá ha desatendido su escala local. Tenemos que ordenarla y apropiarla, con todos los temas de los distritos de proximidad, que son una apuesta clave del POT. Sin embargo, la ciudad es disímil y heterogénea. Para ello hay que entender la escala metropolitana. En esa escala se debe responder a la urgencia climática, proteger la estructura ecológica y establecer una relación más armónica, reducir las desigualdades, embellecer a Bogotá; ofrecer un mejor ambiente urbano (mejor aire, tratar el agua), promover el dinamismo bogotano estimulando la economía, fortalecer al ruralidad, financiar el desarrollo urbano y comprometer a todos los socios y actores en el desarrollo del POT.
¿Y la encuesta multipropósito?
Se inicia pronto, pero los resultados no estarán antes de noviembre, pues es una encuesta compleja, que moviliza un esfuerzo importante. De aquí a allá tenemos que utilizar la información disponible con los ajustes de la información que nos dé el DANE, por ejemplo el PIB, que nos dará muchas luces. Para el resto tenemos el censo, que desde diciembre ya tiene información disponible por localidad.
¿En qué van con la ley orgánica de la región metropolitana?
Hay tres borradores, porque hay uno desde el Congreso, en el que Bogotá ha participado, pero hay otros desde la Gobernación y Asocapitales, y otro de ProBogotá. El reto es armonizarlos para un debate eficaz. Tuvimos un ejercicio de participación serio con la Gobernación, para establecer unas relaciones de confianza con los municipios. Ha sido importante para que los actores no entren prevenidos a la discusión, ya que en el debate esperamos ganar todos. Va a ser difícil, pero fascinante para el futuro de la sabana de Bogotá.