A pesar de operar la principal hidroeléctrica del país, las vías no reflejaban el progreso de la empresa. La comunidad ha tenido que arreglar los cráteres que se abren, para poder transitar.
Foto: Oscar Daniel Güesguán
“Si no arreglan nuestras deterioradas carreteras, aquí nos tendrán las 24 horas protestando”. Esa fue una de las frases que más repitieron en el último mes los habitantes de Ubalá (Cundinamarca), tiempo en el que protagonizaron una protesta que puso en jaque a la principal hidroeléctrica del país, El Guavio. Los bloqueos impidieron el mantenimiento de las turbinas generadoras de energía, que una a una tuvieron que ser apagadas, al punto de provocar una crisis regional.
Por Laura C. Peralta Giraldo
Periodista con enfoque de género y con interés en temas sociales, políticos y de paz. @LauraPeraltaGlperalta@elespectador.com
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