En esta sala del Centro Augusto Chacón, asiste Daniel junto a otros compañeros para hacer parte de los talleres de baile, teatro, arte y más, como terapia para tratar su adicción al juego / José Vargas
Foto: José Vargas
Daniel* tiene 23 años, es de estatura promedio y delgado. Le gusta compartir con su familia y sobre todo con sus hermanos. Como cualquier chico de su edad, es amante del fútbol. Juega micro en su barrio, en canchas pequeñas, porque el aire ya no da. Irónicamente, aunque es su deporte favorito, fue el impulso que, combinado con vacíos en su vida, lo llevaron a ser un adicto a las apuestas en línea.
Todo comenzó cuando tenía 16 años, “empecé a consumir marihuana muy recreativa y alcohol no de manera excesiva”. Cuando tenía 19, en una reunión con...