“La casa siempre gana”: la historia de un joven ludópata que jugó su peor partido
Un simple clic hizo que Daniel* terminara en un ciclo vicioso de apuestas en línea. Su pedido de ayuda fue escuchado y un centro de rehabilitación se convirtió en su segundo hogar
María Angélica García Puerto
Daniel* tiene 23 años, es de estatura promedio y delgado. Le gusta compartir con su familia y sobre todo con sus hermanos. Como cualquier chico de su edad, es amante del fútbol. Juega micro en su barrio, en canchas pequeñas, porque el aire ya no da. Irónicamente, aunque es su deporte favorito, fue el impulso que, combinado con vacíos en su vida, lo llevaron a ser un adicto a las apuestas en línea.
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Daniel* tiene 23 años, es de estatura promedio y delgado. Le gusta compartir con su familia y sobre todo con sus hermanos. Como cualquier chico de su edad, es amante del fútbol. Juega micro en su barrio, en canchas pequeñas, porque el aire ya no da. Irónicamente, aunque es su deporte favorito, fue el impulso que, combinado con vacíos en su vida, lo llevaron a ser un adicto a las apuestas en línea.
Todo comenzó cuando tenía 16 años, “empecé a consumir marihuana muy recreativa y alcohol no de manera excesiva”. Cuando tenía 19, en una reunión con amigos, empezaron a hablar sobre las apuestas deportivas “y me quedó sonando porque era la idea de ganar plata con poco esfuerzo y mucho éxito. Y eso a mí me hizo como clic. Aunque esa primera vez no gané, dije, aquí es. Aquí me voy a tapar en plata. Por eso creo que generé la adicción mucho antes del primer juego”.
El convencimiento era tal, que Daniel* incluso ya reconsideraba el valor de estudiar una carrera, pues creía que lo tenía todo. Para él no había día o noche. Pasaba hasta 10 horas frente a un computador los fines de semana apostándole a todos los partidos de fútbol posible: quién iba a ganar, cuántos goles se iban a marcar, quien hacía gol, quien no; cuántos tiros de esquina se iban a lanzar, cuántas tarjetas iba a sacar el árbitro e incluso, los lapsos de tiempo adivinando lo que iba a pasar entre el minuto 5 a 10.
El dinero, dice, inicialmente lo sacaba de lo que le daba su mamá semanalmente para la Universidad, pero como todo apostador, empezó a pedir prestado bajo mentiras a conocidos y amigos que confiaban, hasta llegar a robar a su familia. “De la plata que tenía el 80 % ya lo debía y el 20 % lo guardaba para apostar y lo terminaba perdiendo. Y así el ciclo empezaba otra vez”.
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Cuenta que la ansiedad y la frustración rodeaba cada partido. Algunas veces perdía, pero sentía que la próxima sí iba a ser. Jugaba $100.000 y ganaba $1.000.000 de los cuales apostaba $300.000 que pasaban a ser $3.500.000. En un momento alcanzó a ganar, en un día, 24 millones de pesos. Aunque suena bastante, Daniel* reflexiona que esto incluso generó que perdiera la dimensión del valor del dinero.
“Eso me hizo ser egocéntrico. Iba a un restaurante y decía, este pelado está trabajando por $30.000 al día y yo tengo mucho más. Lo que tenía lo gastaba en fiestas, salir con amigos o con una mujer. Era solo para despilfarrar”. Y aunque se sentía en la cima, rápidamente cayó y a su alrededor ya no había nadie, su círculo social se fue alejando.
“Recibí ayuda a tiempo”
Daniel* asegura que tocó fondo a nivel personal. Recuerda que una vez lo humillaron exponiéndolo en redes sociales y eso hizo que su amor propio se fuera debilitando cada vez más. “Me miraba al espejo y sentía asco. Perdí mi dignidad, mi confianza y oportunidades”.
Aunque todo parecía un túnel sin salida, su familia fue quien lo sostuvo sin dejar de creer en él, a pesar de que los manipulara diciendo que no tenía un problema y que podía manejarlo solo. Pero los errores se hacían cada vez más grandes, hasta que tuvo que ser internado dos veces en un hospital psiquiátrico, “donde nunca había sentido una energía tan pesada como ahí”.
Su mala experiencia hizo que no quisiera seguir recibiendo ayuda, hasta que sus padres y tíos, en medio de su perseverancia, lograron internarlo el 25 de febrero de 2023, por los próximos 3 meses, en el Centro Augusto Chacón Adicciones, ubicado en Usaquén. Un hogar que rompe con todos los paradigmas de un centro de apoyo y rehabilitación.
“El objetivo principal es ayudar a las personas que tienen problemáticas de consumo. Que no sean juzgadas social ni moralmente, sino que sean apoyadas desde un punto de vista clínico, terapéutico y psiquiátrico”, explica Augusto Chacón, fundador, sociólogo y especialista en fármacos.
Para Chacón, muchas veces las personas que tienen una adicción “están enfermas del alma. Algo que les incomoda emocionalmente y cualquiera de esos comportamientos lo único que busca es anestesiar eso. Yo hace muchos años también tuve una problemática de consumo de alcohol y eso me llevó a entender cómo era el sufrimiento que las familias tenían que enfrentar y todo el daño que uno ocasiona producto del consumo”.
¿Y la responsabilidad social?
Daniel* cuenta que en una de sus partidas en línea, vio un botón de autoexclusión, “pero ni pensé en intentarlo. No tienen un mínimo de interés por mostrar lo que está causando en la gente”. Por ello, para Augusto Chacón, las plataformas de apuestas deberían estar reguladas y tener una responsabilidad social. “Hay pacientes que me dicen como le han escrito a las aplicaciones para pedir ayuda al notar una problemática del juego, pero no les ofrecen alternativas de bloquearlos o redirigirlos a una línea o centro de ayuda”.
Sobre esto, el presidente de Coljuegos, Marco Hincapié, responde que en 2020 se expidió el Acuerdo 08, el cual establece unas disposiciones que deben adoptar los operadores autorizados frente al desarrollo de manuales de buenas prácticas en la industria y la implementación de un proceso de autoexclusión que les permita adoptar medidas frente al uso descontrolado del juego. “Nosotros tenemos un control sobre la operación en tiempo real. Además, realizamos visitas para observar si están cumpliendo con todas las disposiciones. Si no lo hacen, habrá observaciones y procesos administrativos sancionatorios que imponemos”.
Daniel* es consciente que “las apuestas no son recreativas y la casa siempre gana”. Pero aunque alguien como él no sepa cuando poner un alto, les recuerda que nunca es tarde para levantar la mano y pedir ayuda. “Uno no está solo”.
Ahora, él vive un día a la vez, como lo aprendió durante sus terapias con Augusto Chacón. En las mañanas ve a su mamá “con gusto”. Sale a trabajar de 7 a 4 de la tarde y estudia de 6 a 10 p. m. en la Universidad. “Voy al centro de rehabilitación de vez en cuando porque uno se siente querido y es un calmante cuando uno está ansioso”.
Eso sí, el fútbol no lo ha dejado, pero esta vez jugando en las canchas de barrio. Para él, el renacer de su vida, como lo llama, no tiene vuelta atrás. Cada paso lo siente como un triunfo que aportará a su futuro.
*Daniel pidió cambiar su nombre para este artículo
¿Qué ayuda ofrecen las casas de apuesta?
BetPlay es una de las casas de apuesta online deportiva que supera el 60 % de participación en el mercado. Ofreciendo 54 deportes y más de 1.100 juegos de casino, en lo corrido del 2023 entregaron $182.515 millones de pesos en impuesto a la salud. Según la plataforma, el fútbol encabeza el top 3 de deportes más apostados, seguido por baloncesto y tenis. En particular, la Liga BetPlay es la competencia más popular en fútbol, seguida por las ligas europeas y la Champions League. Asimismo, en baloncesto, la NBA representa la mayoría de las apuestas en esta disciplina.
En cuánto a su responsabilidad social de un juego consciente, la marca informó que cuentan en su página web (ubicada al costado izquierdo) con un botón de ‘BetPlay Responsable’, donde los apostadores adquieren lo que ellos llaman “hábitos saludables para apostar”. Allí pueden encontrar desde un test de autoevaluación para revisar constantemente el comportamiento que se está manejando como usuario, hasta una calculadora que permite determinar, según su presupuesto mensual de ingresos y gastos, cuál sería el monto máximo que debería gastar en las plataformas de apuestas en línea.
Adicionalmente y no menos importante, cuando la plataforma detecta algún comportamiento riesgoso para el usuario, como cambio en montos de apuestas o frecuencia de juego, emiten una alerta ofreciendo a la persona una atención en línea con un psicólogo experto en el tema, para recibir las primeras cuatro sesiones de manera gratuita, incluidas su círculo familiar o de gente cercana, para que sean soporte en el proceso.
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