La ETB: lo que está a la venta
El Concejo decidirá esta semana si autoriza al alcalde para vender la participación del Distrito en la compañía. ¿Por qué es valiosa?
Redacción Bogotá
El alcalde Enrique Peñalosa tiene claro que debe aprovechar cualquier fuente de financiación a su alcance para cumplir la ambiciosa meta de su Plan de Desarrollo: $89,5 billones. Desde crear nuevos tributos hasta vender un activo histórico para los bogotanos como la ETB, que cumple 136 años. El anuncio de la venta, del que dio puntadas desde que se posesionó, ha reabierto un profundo debate político. Pero, más allá de las razones de promotores y opositores, ¿qué es lo que está en juego?
Para empezar, la compañía, que ya vendió una parte a los privados (11,6 %), sigue siendo en su mayoría pública. La Alcaldía de Bogotá, la Universidad Distrital, el Acueducto, el Fondo de Prestaciones Económicas, Cesantías y Pensiones, el IDU y la Lotería de Bogotá, en conjunto, poseen el 88,3 % de las acciones, que a precio del pasado viernes ($605 por título) costarían $1,9 billones.
La valoración de la empresa no depende sólo del precio de la acción. Este es apenas un punto de partida para conocer el verdadero precio de la compañía. De todas formas, el precio hoy de las acciones apenas representa el 2 % del costo del Plan de Desarrollo del alcalde, algo que, para algunos, no justifica salir de un activo que ha sido rentable para la ciudad. Las cifras son dicientes: entre 2003 y 2016, según reportes de la propia ETB, el Distrito ha recibido en dividendos casi $2,8 billones (a precios actuales).
Pero más allá del valor en bolsa, hay otros números que evidencian la importancia de esta empresa.
Por ejemplo, al revisar sus balances, es una empresa con un patrimonio cercano a los $3 billones y activos que oscilan entre $2,3 billones y $3,7 billones (dependiendo de la norma contable que se aplique). Sus principales bienes son las plantas y redes (fibra óptica), que representan el 75 % de sus propiedades.
Sin embargo, también es una compañía con una deuda que alcanza $1,4 billones y una carga en gastos de operación que suman $1,3 billones. Entre sus principales gastos se encuentran el personal (2.800 empleados), que le cuesta $215 mil millones anuales; mantenimiento y materiales, $147 mil millones; call center, $122 mil millones, y honorarios, por casi $92 mil millones.
El panorama
Apoyada en estos números y en el desempeño de los últimos años, el panorama que expone la actual administración apunta a la necesidad de vender. La preocupación es que, mientras otras compañías de las telecomunicaciones crecen, la ETB no lo hace al ritmo que necesita para ser competitiva, a pesar de su incursión en mercados como la telefonía móvil, la internet móvil y la televisión digital.
Para la actual administración, entre 2013 y 2015, la ETB hizo una apuesta riesgosa y aventurada para competir: invirtió $2,1 billones en fibra óptica, televisión digital y telefonía celular. Esto lo logró con emisión de bonos, la venta de su participación en Colombia Móvil y gasto de caja. La estrategia incrementó sus deudas, pero no ha significado un crecimiento de ingresos ni de suscriptores.
Este año la calificadora Fitch Ratings (contratada por la propia ETB) estudió la situación financiera para conocer la solvencia general (capacidad de pago de sus deudas). El resultado, que se conoció en marzo, llevó a los analistas a bajar la calificación de la empresa, que el año pasado era AAA (la más alta) y que la posicionaba como una compañía fiable y estable. Sin embargo, sigue siendo una empresa “de gran calidad, muy estable y de bajo riesgo”.
La justificación, según el estudio, es que la intensa competencia y la tendencia decreciente de los ingresos por suscriptor, sumado a las deudas adquiridas en su proyecto de fibra óptica, han afectado su flujo de caja y su rentabilidad. Aunque la compañía tiene planes para recuperarse, la calificadora no los ve tan viables.
“La ETB espera aumentar sus ventas 16,8 % en 2016 y alcanzar un crecimiento promedio de los ingresos del 14,3 % entre 2016 y 2020. Considerando el desempeño reciente y los retos operativos, Fitch es cauto respecto a la probabilidad de logro de las metas. El caso base de proyección estima un crecimiento promedio de las ventas cercano al 4 %”.
Y agrega: “En el mediano plazo no se anticipa un cambio en la tendencia decreciente. Para aumentar de manera rápida la penetración de su red de fibra y fortalecer las ventas empaquetadas de servicios, Fitch ve probable que ETB deba implementar una política agresiva de tarifas”.
¿Por qué es valiosa?
Su presencia en los mercados es minoritaria. Con corte a 2015, el Ministerio de las TIC informó que tenía 0,68 % de participación en telefonía móvil; 19,1 % en telefonía fija; 10,9 % en internet fijo y 2,3 % en internet móvil. Pero eso no la hace una empresa menor, al punto que otros grandes del sector han manifestado interés en ella, como Directv, Telefónica, Azteca y Tigo-UNE.
Cristhian Lizcano Ortiz, consultor y exdirector de la Comisión de Regulación de Telecomunicaciones, da tres razones que explican el atractivo de la compañía. En primer lugar, tiene una base de clientes muy importante en Bogotá, que es un mercado muy jugoso. Segundo, porque su red de telefonía fija permite prestar servicio de internet en los hogares mediante la red de fibra óptica y, además, afianzar una estrategia comercial para empaquetar servicios, como los conocidos combos. Por último, porque desde 2013 a la ETB le asignaron una parte del espectro electromagnético para telefonía móvil en una banda que le permite brindar un buen servicio.
Gran parte del valor de la empresa, plantea Daniel Medina, ingeniero electrónico y exministro de las TIC, es la infraestructura en cobre y fibra óptica que posee, así como la ventaja de controlar los ductos de la ciudad, indispensables para instalar la fibra óptica. Para este consultor, la buena cobertura de la que goza la empresa en la capital del país le brinda una oportunidad enorme para desarrollar la idea de una ciudad inteligente, y lo que hoy llaman “la internet de las cosas”: la posibilidad de que los objetos estén tan conectados a la web como las personas, y así faciliten la vida diaria.
“Hay potencial siempre y cuando la ciudad defina una política de tecnología en esos temas, cosa que no existe en este momento y no he visto en el Plan de Desarrollo del alcalde Peñalosa”, indica. “Medellín tiene clara una visión de ciudad inteligente; allá, por ejemplo, están haciendo mediciones de ocupación en el metro, precisando el peso de los vagones y el consumo de energía para automatizar eso a través de EPM”.
La reciente inversión en fibra óptica es otro punto a favor. Es una tecnología que permite altas velocidades de navegación en internet fijo, y su uso es el que más está creciendo en este sector del mercado. De acuerdo con el Mintic, los datos más recientes indican que entre septiembre y diciembre de 2015 el uso de fibra óptica aumentó 19,1 % en el país, frente al 2,8 % del cable.
En las últimas décadas, el Concejo ha debatido 14 propuestas para vender la ETB, y siempre ha optado por mantener la mayoría de la empresa en manos del Distrito. Esta semana asumirá el reto de nuevo. El alcalde insiste en la venta total, otros consideran que es preferible buscar un socio estratégico y, finalmente, están los que quieren que siga siendo un activo de los bogotanos. Eso sí, todos coinciden en que esta histórica empresa hay que salvarla. Falta definir el camino.
El alcalde Enrique Peñalosa tiene claro que debe aprovechar cualquier fuente de financiación a su alcance para cumplir la ambiciosa meta de su Plan de Desarrollo: $89,5 billones. Desde crear nuevos tributos hasta vender un activo histórico para los bogotanos como la ETB, que cumple 136 años. El anuncio de la venta, del que dio puntadas desde que se posesionó, ha reabierto un profundo debate político. Pero, más allá de las razones de promotores y opositores, ¿qué es lo que está en juego?
Para empezar, la compañía, que ya vendió una parte a los privados (11,6 %), sigue siendo en su mayoría pública. La Alcaldía de Bogotá, la Universidad Distrital, el Acueducto, el Fondo de Prestaciones Económicas, Cesantías y Pensiones, el IDU y la Lotería de Bogotá, en conjunto, poseen el 88,3 % de las acciones, que a precio del pasado viernes ($605 por título) costarían $1,9 billones.
La valoración de la empresa no depende sólo del precio de la acción. Este es apenas un punto de partida para conocer el verdadero precio de la compañía. De todas formas, el precio hoy de las acciones apenas representa el 2 % del costo del Plan de Desarrollo del alcalde, algo que, para algunos, no justifica salir de un activo que ha sido rentable para la ciudad. Las cifras son dicientes: entre 2003 y 2016, según reportes de la propia ETB, el Distrito ha recibido en dividendos casi $2,8 billones (a precios actuales).
Pero más allá del valor en bolsa, hay otros números que evidencian la importancia de esta empresa.
Por ejemplo, al revisar sus balances, es una empresa con un patrimonio cercano a los $3 billones y activos que oscilan entre $2,3 billones y $3,7 billones (dependiendo de la norma contable que se aplique). Sus principales bienes son las plantas y redes (fibra óptica), que representan el 75 % de sus propiedades.
Sin embargo, también es una compañía con una deuda que alcanza $1,4 billones y una carga en gastos de operación que suman $1,3 billones. Entre sus principales gastos se encuentran el personal (2.800 empleados), que le cuesta $215 mil millones anuales; mantenimiento y materiales, $147 mil millones; call center, $122 mil millones, y honorarios, por casi $92 mil millones.
El panorama
Apoyada en estos números y en el desempeño de los últimos años, el panorama que expone la actual administración apunta a la necesidad de vender. La preocupación es que, mientras otras compañías de las telecomunicaciones crecen, la ETB no lo hace al ritmo que necesita para ser competitiva, a pesar de su incursión en mercados como la telefonía móvil, la internet móvil y la televisión digital.
Para la actual administración, entre 2013 y 2015, la ETB hizo una apuesta riesgosa y aventurada para competir: invirtió $2,1 billones en fibra óptica, televisión digital y telefonía celular. Esto lo logró con emisión de bonos, la venta de su participación en Colombia Móvil y gasto de caja. La estrategia incrementó sus deudas, pero no ha significado un crecimiento de ingresos ni de suscriptores.
Este año la calificadora Fitch Ratings (contratada por la propia ETB) estudió la situación financiera para conocer la solvencia general (capacidad de pago de sus deudas). El resultado, que se conoció en marzo, llevó a los analistas a bajar la calificación de la empresa, que el año pasado era AAA (la más alta) y que la posicionaba como una compañía fiable y estable. Sin embargo, sigue siendo una empresa “de gran calidad, muy estable y de bajo riesgo”.
La justificación, según el estudio, es que la intensa competencia y la tendencia decreciente de los ingresos por suscriptor, sumado a las deudas adquiridas en su proyecto de fibra óptica, han afectado su flujo de caja y su rentabilidad. Aunque la compañía tiene planes para recuperarse, la calificadora no los ve tan viables.
“La ETB espera aumentar sus ventas 16,8 % en 2016 y alcanzar un crecimiento promedio de los ingresos del 14,3 % entre 2016 y 2020. Considerando el desempeño reciente y los retos operativos, Fitch es cauto respecto a la probabilidad de logro de las metas. El caso base de proyección estima un crecimiento promedio de las ventas cercano al 4 %”.
Y agrega: “En el mediano plazo no se anticipa un cambio en la tendencia decreciente. Para aumentar de manera rápida la penetración de su red de fibra y fortalecer las ventas empaquetadas de servicios, Fitch ve probable que ETB deba implementar una política agresiva de tarifas”.
¿Por qué es valiosa?
Su presencia en los mercados es minoritaria. Con corte a 2015, el Ministerio de las TIC informó que tenía 0,68 % de participación en telefonía móvil; 19,1 % en telefonía fija; 10,9 % en internet fijo y 2,3 % en internet móvil. Pero eso no la hace una empresa menor, al punto que otros grandes del sector han manifestado interés en ella, como Directv, Telefónica, Azteca y Tigo-UNE.
Cristhian Lizcano Ortiz, consultor y exdirector de la Comisión de Regulación de Telecomunicaciones, da tres razones que explican el atractivo de la compañía. En primer lugar, tiene una base de clientes muy importante en Bogotá, que es un mercado muy jugoso. Segundo, porque su red de telefonía fija permite prestar servicio de internet en los hogares mediante la red de fibra óptica y, además, afianzar una estrategia comercial para empaquetar servicios, como los conocidos combos. Por último, porque desde 2013 a la ETB le asignaron una parte del espectro electromagnético para telefonía móvil en una banda que le permite brindar un buen servicio.
Gran parte del valor de la empresa, plantea Daniel Medina, ingeniero electrónico y exministro de las TIC, es la infraestructura en cobre y fibra óptica que posee, así como la ventaja de controlar los ductos de la ciudad, indispensables para instalar la fibra óptica. Para este consultor, la buena cobertura de la que goza la empresa en la capital del país le brinda una oportunidad enorme para desarrollar la idea de una ciudad inteligente, y lo que hoy llaman “la internet de las cosas”: la posibilidad de que los objetos estén tan conectados a la web como las personas, y así faciliten la vida diaria.
“Hay potencial siempre y cuando la ciudad defina una política de tecnología en esos temas, cosa que no existe en este momento y no he visto en el Plan de Desarrollo del alcalde Peñalosa”, indica. “Medellín tiene clara una visión de ciudad inteligente; allá, por ejemplo, están haciendo mediciones de ocupación en el metro, precisando el peso de los vagones y el consumo de energía para automatizar eso a través de EPM”.
La reciente inversión en fibra óptica es otro punto a favor. Es una tecnología que permite altas velocidades de navegación en internet fijo, y su uso es el que más está creciendo en este sector del mercado. De acuerdo con el Mintic, los datos más recientes indican que entre septiembre y diciembre de 2015 el uso de fibra óptica aumentó 19,1 % en el país, frente al 2,8 % del cable.
En las últimas décadas, el Concejo ha debatido 14 propuestas para vender la ETB, y siempre ha optado por mantener la mayoría de la empresa en manos del Distrito. Esta semana asumirá el reto de nuevo. El alcalde insiste en la venta total, otros consideran que es preferible buscar un socio estratégico y, finalmente, están los que quieren que siga siendo un activo de los bogotanos. Eso sí, todos coinciden en que esta histórica empresa hay que salvarla. Falta definir el camino.