La historia del empresario que renovó el icónico edificio Colseguros en el centro
De ser una torre cuestionada arquitectónicamente a ser el ejemplo más impresionante de reúso de edificaciones patrimoniales, la historia del edificio Colseguros tiene un nuevo capítulo después de que un empresario bogotano adquirió la estructura.
Juan Camilo Parra
Estamos a 145 metros de altura, de pie, sobre el helipuerto del edificio Colseguros, ubicado en la carrera 10 con calle 18. A 27 pisos, y una vista no aptos para personas con vértigo. Aunque tiene 21 pisos menos que la torre Colpatria, la singular arquitectura triangular de este edificio y su imponente vista 360 grados, sumados a sus 50 años de historia, lo posicionan como uno de los rascacielos históricos de la capital. Armando Flórez Pinzón, quien bromea diciendo ser el “mensajero” del edificio, es el único que no tiembla estando aquí arriba. En realidad, es el dueño de una empresa de tecnología que compró, en una subasta, la imponente torre Colseguros y la renovó inyectándole una importante suma para revivir los 27 pisos de una edificación que supuestamente se caía a pedazos hace diez años.
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Estamos a 145 metros de altura, de pie, sobre el helipuerto del edificio Colseguros, ubicado en la carrera 10 con calle 18. A 27 pisos, y una vista no aptos para personas con vértigo. Aunque tiene 21 pisos menos que la torre Colpatria, la singular arquitectura triangular de este edificio y su imponente vista 360 grados, sumados a sus 50 años de historia, lo posicionan como uno de los rascacielos históricos de la capital. Armando Flórez Pinzón, quien bromea diciendo ser el “mensajero” del edificio, es el único que no tiembla estando aquí arriba. En realidad, es el dueño de una empresa de tecnología que compró, en una subasta, la imponente torre Colseguros y la renovó inyectándole una importante suma para revivir los 27 pisos de una edificación que supuestamente se caía a pedazos hace diez años.
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El edificio es hoy el ejemplo más ambicioso de reúso de edificaciones, una apuesta con la que la administración de Carlos F. Galán piensa revivir el centro de la capital, aprovechando los cientos de edificios abandonados o en desuso que hay en el centro de la ciudad, para usos como vivienda, comercio y oficinas. De esta manera se busca evitar la construcción de más edificaciones en la zona histórica de la ciudad, promoviendo más casos como el del edificio Colseguros.
Mientras el viento sopla fuerte en la cima del edificio construido en 1974, Flórez recuerda cómo hace doce años la torre estaba en medio de polémicas cuando funcionaba como sede de la Contraloría General de la Nación, después de que funcionase como la sede de Colseguros por unos años, entidad que le dio un nombre que todavía ostenta la estructura.
La Contraloría al final decidió vender la edificación argumentando que no cumplía con los requerimientos mínimos para que operara el ente de control, como sostuvo entonces la cuestionada contralora Sandra Morelli. La entidad terminó pagando un multimillonario arriendo en otra zona de la ciudad y el edificio fue vendido al mejor o único postor: la empresa de Armando Flórez.
Cuando le pregunto al presidente de Grupo ASD (Asesoría en Sistematización de Datos), ¿por qué escogió este edificio?, me responde, jocosamente: “Pura fumada de marihuana”, como dice él, al referirse a la “creatividad” que lo ha llevado a ser un empresario que ha empleado a más de 500.000 personas en el país, a lo largo de los 42 años en los que ha operado la empresa que fundó en 1982. Pero detrás de la elección de comprarle al estado un edificio que este ya no quería, hubo un trabajo de análisis importante.
“Nadie lo quería, pero nosotros indagamos, realizamos estudio histórico, estudio de diseñadores, de firma consultora y la conclusión fue que es un bello edificio. Cumplía con todo”, señala el nuevo dueño. Entre los estudios resaltó que la torre fue construida por la firma de arquitectos Obregón y Valenzuela. El ingeniero Doménico Parma Marre fue quien diseñó la estructura y dejó rastros en más de 1.580 proyectos en nueve países.
Creatividad
Armando Flórez irradia el aura de un hombre que no mueve grandes negocios. Para él la torre Colseguros ahora es como un hijo del que está orgulloso. Después de cuatro años de renovación, atravesados por la pandemia, el edificio comenzó a ser usado para importantes labores como el conteo de votos en las elecciones regionales de octubre de 2023, o más reciente, los procesos tecnológicos detrás de las pruebas Icfes 2024, en las que este fin de semana.
Le pido que cuente cómo hizo para llegar hasta este punto de éxito. Me dice, “la creatividad, ver donde los demás no”. Agrega que viene de una familia humilde del barrio Bella Suiza, en Usaquén. “Una familia de 10 hermanos”. Empezó a estudiar medicina en la U. Nacional, pero trabajando para costear esa carrera se encontró con el mundo de la tecnología. Se pasó a estudiar Administración de Sistemas en la U. Tadeo y poco después creo la empresa ASD.
“Empezamos transcribiendo datos, programación y con el tiempo fuimos evolucionando a compra de equipos, alquiler y transferencia de información en diferentes equipos. Fuimos los primeros en traer al país los diskettes con cinta magnética. Llegaba a fracturar en un día tres millones. Todo lo invertía en equipos”, narra.
Sobre cómo acabó comprando la torre me cuenta: “arrendar espacios en nuestro negocio, que requieren adecuaciones para los sistemas de tecnología, es perder esa inversión. Por eso preferimos escoger lugares estratégicos, adquirirlos, y adecuarlos con lo último en tecnología, así no se pierde la inversión y creamos lugares con tecnología de punta”.
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Reusar edificios
Eduardo Montejo es el arquitecto que acompañó todo el proceso de revitalización del Colseguros que duró cuatro años y cataloga como “una joya arquitectónica de más de 50 años. Encontramos una cosa muy valiosa: no tuvimos que hacer ninguna perforación para hacer las modificaciones del edificio”.
Son 19.325 metros de área disponible para uso. 25 pisos están listos para ser arrendados a entidades o a empresas que requieran sistemas avanzados y espacios modernos de alta seguridad. No obstante, el área construida e intervenida son más de 30.000 metros en toda la torre. Cuenta con 480 cámaras que hacen la videovigilancia de todo el edificio y sistemas de refrigerado de máquinas y computadores de alto rendimiento.
Eduardo Mazuera, director del IDPC (Instituto Distrital de Patrimonio Cultural) destaca a El Espectador el rol del reúso de edificaciones, más cuando estas son reconocidas como bienes patrimoniales, como sucede con el caso de la torre Colseguros. El acompañamiento de la entidad, asegura que las renovaciones preserven los aspectos arquitectónicos de la estructura sin desaprovecharlos.
“El programa de reúso parte de una necesidad de mejorar las condiciones de habitabilidad del centro histórico de Bogotá que se caracteriza por reunir múltiples actividades diferentes, desde oferta cultural institucional, académica y comercial, pero también el uso de oficinas o espacios laborales que tienen por supuesto mucha vivienda, pero no la suficiente para mantenerlo efectivamente activo los siete días de la semana y las 24 horas del día”, señaló el director.
El arquitecto Montejo añade que la experiencia de edificios como Atrio, ubicado en la Av. Caracas, entre Calle 26 y Calle 28, cuya estructura moderna sobresale en el centro ampliado de la capital, fueron también referentes para reusar el de Colseguros. “Al ver edificaciones modernas como Atrio nos hace apostar sobre la renovación de edificaciones en el centro de Bogotá”.
Carlos Felipe Reyes, director de Renobo, entidad que también impulsa el reúso de edificaciones, señala que el Colseguros, “es un gran ejemplo de lo que queremos para todo el centro histórico y es la posibilidad de tomar edificios de gran valor patrimonial, que por distintas condiciones han entrado en una situación de desuso o deterioro y poder trabajar de la mano del sector privado para reusar, repotenciar y reciclar estas edificaciones para vivienda y para otros usos de la ciudad y de esa manera contribuir a la revitalización más general del centro de Bogotá”.
Con esta experiencia, la Alcaldía espera poner en marcha más procesos de revitalización, invitando a propietarios a unirse a reusar edificios de valor patrimonial: así como a los desarrolladores, arquitectos, planificadores urbanos e inversionistas interesados en aportar sus conocimientos y experiencia a sumarse a esta iniciativa.
Antes de bajar nuevamente a tierra firme en el lobby del edificio, le pregunto por última vez a Armando Flórez, si alguna vez se imaginó estar en la cima de una empresa y un edificio tan imponente, felicitándolo además por no sentir vértigo a semejante altura. “Nunca lo pensé, pero tampoco pensé que fuera imposible. Yo puedo demostrar que saliendo de cero se puede formar una empresa grande, cambiando la percepción del “rebusque” a la “planeación”. Ah, y sobre la altura, no crea. Al inicio me daba un susto subir”, respondió.
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