Los rostros de la crisis migratoria africana y los retos humanitarios en El Dorado
Casi 200 africanos aterrizan al día en El Dorado. Muchos quedan “varados” en la sala “estéril” de la terminal. La situación se puso en relieve con el caso de los dos niños que duraron una semana allí
Juan Camilo Parra
Mamadou Cire Barry es un ciudadano de Guinea que arribó en noviembre al aeropuerto El Dorado junto a ocho compatriotas, entre ellos una mujer embarazada. Venían de Turquía, hicieron escala en Colombia y su destino era El Salvador, pero no lograron cruzar los controles migratorios. En su lugar duraron siete días en la llamada “zona estéril” de la terminal aérea. La causa de su travesía la explica una foto que cargaban de su barrio en Conakri (capital de Guinea) en ruinas, a causa del conflicto.
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Mamadou Cire Barry es un ciudadano de Guinea que arribó en noviembre al aeropuerto El Dorado junto a ocho compatriotas, entre ellos una mujer embarazada. Venían de Turquía, hicieron escala en Colombia y su destino era El Salvador, pero no lograron cruzar los controles migratorios. En su lugar duraron siete días en la llamada “zona estéril” de la terminal aérea. La causa de su travesía la explica una foto que cargaban de su barrio en Conakri (capital de Guinea) en ruinas, a causa del conflicto.
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Pero este calvario, que viene presentándose desde mayo, tomó mayor relevancia esta semana cuando se conocieron las historias de una niña de 9 años y un menor de 13, provenientes de Guinea, que permanecieron a la deriva en El Dorado. El niño llegó el 7 de diciembre y dijo tener tiquete a El Salvador, pero al no poder hacer la conexión duró 10 días en la terminal. La menor, al parecer, venía con dos personas que la dejaron desde el 9 de diciembre. Al conocerse la situación el ICBF asumió el caso.
Visas de conexión
En promedio, 200 migrantes africanos arriban cada día a El Dorado en las aerolíneas Turkish Airlines (única con vuelo directo a Colombia desde Estambul) y Avianca, de vuelos provenientes de Turquía, Europa y Brasil. La mayoría viene de tránsito a Centroamérica, para seguir a Estados Unidos. En el caso de Mamadou, él y su grupo no sabían que necesitaban visa para entrar a El Salvador, situación con la que se enfrentan a diario muchos de los que aterrizan en El Dorado. Pero, ¿por qué no pasan de Bogotá?
Las miradas en torno a esto generaron una división de opiniones. Sin embargo, es complejo de entender. Por ejemplo, se cuestionó la decisión del Ministerio de Relaciones Exteriores, en cabeza de Álvaro Leyva, y los acuerdos que adelantó la vicepresidenta Francia Márquez en su viaje a África, que terminaron con la expedición en mayo pasado de la Resolución 3717, la cual permite a ciudadanos de 14 países (entre ellos Guinea) llegar al país sin visa de tránsito.
“Migración Colombia no se preparó ni humana ni administrativamente para esa decisión. Quitar la visa de tránsito no solo es una decisión política, sino que se debieron tener en cuenta las capacidades técnicas y la situación del aeropuerto, en donde ha estado colapsado. Abrirse como corredor entre África y Centroamérica es una decisión improvisada”, señaló a este diario Daniel Briceño, abogado y concejal electo.
Gabriel Palencia fue el abogado que representó en septiembre al grupo de Mamadou Cire durante su estadía en el aeropuerto. Cuenta que hay otra situación que hace que los migrantes africanos se varen aquí, a pesar de que Colombia no les exija visa de tránsito. “Mis clientes decían que Turkish Airlines no les advirtió que necesitaban permiso para entrar a El Salvador. El argumento de Migración para no aceptar acciones judiciales es que ellos supuestamente mintieron en su declaración, pero ninguno entendió, porque hablan francés y nadie les habló en ese idioma. Entonces, ¿cómo pudieron mentir?”, señaló a este diario.
Este aspecto lo amplió Migración Colombia al afirmar que El Salvador estableció hace poco un impuesto de US$1.132, lo que generó el retraso en el viaje de varios ciudadanos en la “zona estéril”, mientras resolvían si podían continuar su viaje”, afirmó la entidad, que aclaró que la migración africana en El Dorado abarca apenas el 2 % de los visitantes con respecto al 89 % que proviene de países de América y 8,9 % de Asia.
Atención humanitaria
Para muchos es difícil entender cómo pasaron inadvertidos una niña y un niño solos en un aeropuerto internacional, de otro continente al suyo y bajo situación de vulnerabilidad. El hecho levantó críticas al control de la terminal aérea. La exposición del caso desembocó en que Migración y la Defensoría ajustarán sus protocolos. “Habrá recorridos de verificación para identificar la situación de niños y adolescentes que transiten por las áreas internacionales de los aeropuertos del país, comenzando por El Dorado. Pediremos colaboración a aerolíneas, como Turkish Airlines, para identificar previamente la presencia de menores en sus vuelos”, dijo la entidad.
La situación supone un nuevo reto de atención. Por un lado, aunque se ha hablado de las malas condiciones en las que permanecen los migrantes en las salas, El Espectador indagó en el aeropuerto y los servidores de aseo señalaron que las salas cuentan con baños y aseo regular. No obstante, la Personería y la Defensoría fueron ayer a realizar un diagnóstico de la situación.
Por el otro está el acceso de los migrantes a una asistencia legal. Según Palencia, cuando se acude en defensa de estos ciudadanos no hay autoridad que brinde una respuesta inmediata. “Cuando están en tránsito solo les permiten usar el baño y dormir en los tapetes. Por más que intenté por medios legales entrar a la ‘zona estéril’ a verificar la situación de mi cliente fue imposible: Migración me envió a Opaín y allí dijeron que no tenían autoridad”.
En medio de la situación hay un llamado general: no estigmatizar a los migrantes. “Mamadou y sus compañeros son en su mayoría hijos de políticos del anterior gobierno de Guinea que huyeron. Los niños sin compañía es algo que, me dicen mis clientes, se ve seguido, debido a los abordajes desordenados de los vuelos que llegan al país”, añadió Palencia.
El panorama es complejo y podría empeorar de no tomar acciones urgentes. Será tarea de Migración Colombia y del Ministerio de Relaciones Exteriores hacerle frente a tiempo, para evitar situaciones como la de los niños abandonados y aplicar el nuevo protocolo, que caracteriza una crisis migratoria mundial que aterrizó en Bogotá.
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