La jerga amarilla, QAP
Los códigos de los taxistas han variado con el tiempo. Sin embargo, desde el Siglo XVI han sido una herramienta fundamental para mantener en secreto conversaciones triviales y secretos de Estado.
Fernando Araújo Vélez
"Abeja, estamos bailados hoy, no hubo bagres ni barrigas, mejor nos abrimos con una agria, o nos pisamos pa'l apartacho". Desde que el hombre comenzó a depender de los taxis, los taxistas empezaron a inventarse su propia jerga, ininteligible para el hombre común, versátil, cambiante, agresiva, pueril y repleta de códigos. La premisa desde siempre fue que el pasajero no entendiera las conversaciones entre los conductores, que en un principio, Siglo XVI, eran dos y hasta tres pues los trayectos eran largos, y los caminos, peligrosos. Aquellos coches de posta creados por el barón Franz Von Taxis, que iban de Holanda a Francia y vuelta, tardaban días y noches en llegar a su destino. En tanto tiempo y entre tantas charlas, los secretos, irremediables, se colaban. Fue necesario crear códigos.
Cinco siglos más tarde, cuenta la historia, los taxis que había creado Louis Renault en 1904, terminaron siendo esenciales para la victoria de los aliados sobre Alemania en la Primera Guerra Mundial. Un medio de transporte rápido por aquellas épocas, era poco menos que un triunfo asegurado. Los secretos, o códigos, fueron entonces un asunto de vida o de muerte. Ya nunca más el lenguaje de los diccionarios sería el mismo de los taxistas. Muchos años más tarde, cuando aparecieron los radioteléfonos, los códigos se transformaron aún más. "Estemos QAP, para una L.5 X por favor. Deme su QRA. R, R, sí. De la central al móvil número 645, del móvil 645 al parche, del parche al perico".
Esa jerga, las relaciones entre los taxistas, las leyendas que algún día había oído, su experiencia para comprender que cada taxista era un individuo diferenciado, y que los de Barranquilla son distintos a los de Bogotá, fueron los detonantes para que tres años atrás a Luis Sánchez Carrascal le diera por investigar ese mundo secreto pintado de amarillo. "Sí, yo me debía una investigación para hacer una tesis de filología, y realicé la que más me impactaba por los personajes, por el contexto. En fin, hice un arduo trabajo de campo en Bogotá". Lingüista, catedrático, lector, Sánchez Carrascal fue desde adolescente un doctor muy curioso. Su padre era pintor, "un artista integral de quien aprendí mucho".
Su ejemplo lo tocó, en el lenguaje, en la forma de vestir, en el modo de andar. Con el paso del tiempo estudió algo de filosofía, de teología y administración. "Y por esas cosas de la vida salí de Barranquilla y acabé en Bogotá, donde fundé El Taller del Maestro, primero, y donde encontré el material ideal para mi investigación". Iba de taxi en taxi con su libreta de apuntes, sus preguntas y su paraguas, con algún libro de Ferdinand de Saussure bajo el brazo y el oído atento para que el colega no dijera que él era un QR56.
Breves del abtaxario
Abeja. Persona avispada, vivo, astuto, despierto.
Ábrase. Retírese, lárguese, quítese de aquí.
Agria. Cerveza.
Apartacho. Casa donde vivo, apartamento.
Arruga. Persona con muchos años.
Bagre. Una mujer fea o vieja.
Bailados: Hoy no hemos ganado el dinero que necesitamos, el día está malo.
Barriga. Persona con gran abodomen.
Billegas. Dinero, plata que circula.
l.5 Llamada por favor.
qra. Nombre completo.
qap. Atento.
qrs. Salgo de viaje.
qsa. ¿Cómo se encuentra?
qsw. Cancelar rodamiento.
qlz. Estrellado.
qr1. Estoy varado.
r. Correcto, mensaje recibido.
qr2. Necesito ayuda.
qr3. Policía de tránsito.
qr5. Problemas con el usuario.
qr6. Usuario sospechoso.
qr7. Atraco.
qr8. Estoy herido.
qr9. Muerto.
"Abeja, estamos bailados hoy, no hubo bagres ni barrigas, mejor nos abrimos con una agria, o nos pisamos pa'l apartacho". Desde que el hombre comenzó a depender de los taxis, los taxistas empezaron a inventarse su propia jerga, ininteligible para el hombre común, versátil, cambiante, agresiva, pueril y repleta de códigos. La premisa desde siempre fue que el pasajero no entendiera las conversaciones entre los conductores, que en un principio, Siglo XVI, eran dos y hasta tres pues los trayectos eran largos, y los caminos, peligrosos. Aquellos coches de posta creados por el barón Franz Von Taxis, que iban de Holanda a Francia y vuelta, tardaban días y noches en llegar a su destino. En tanto tiempo y entre tantas charlas, los secretos, irremediables, se colaban. Fue necesario crear códigos.
Cinco siglos más tarde, cuenta la historia, los taxis que había creado Louis Renault en 1904, terminaron siendo esenciales para la victoria de los aliados sobre Alemania en la Primera Guerra Mundial. Un medio de transporte rápido por aquellas épocas, era poco menos que un triunfo asegurado. Los secretos, o códigos, fueron entonces un asunto de vida o de muerte. Ya nunca más el lenguaje de los diccionarios sería el mismo de los taxistas. Muchos años más tarde, cuando aparecieron los radioteléfonos, los códigos se transformaron aún más. "Estemos QAP, para una L.5 X por favor. Deme su QRA. R, R, sí. De la central al móvil número 645, del móvil 645 al parche, del parche al perico".
Esa jerga, las relaciones entre los taxistas, las leyendas que algún día había oído, su experiencia para comprender que cada taxista era un individuo diferenciado, y que los de Barranquilla son distintos a los de Bogotá, fueron los detonantes para que tres años atrás a Luis Sánchez Carrascal le diera por investigar ese mundo secreto pintado de amarillo. "Sí, yo me debía una investigación para hacer una tesis de filología, y realicé la que más me impactaba por los personajes, por el contexto. En fin, hice un arduo trabajo de campo en Bogotá". Lingüista, catedrático, lector, Sánchez Carrascal fue desde adolescente un doctor muy curioso. Su padre era pintor, "un artista integral de quien aprendí mucho".
Su ejemplo lo tocó, en el lenguaje, en la forma de vestir, en el modo de andar. Con el paso del tiempo estudió algo de filosofía, de teología y administración. "Y por esas cosas de la vida salí de Barranquilla y acabé en Bogotá, donde fundé El Taller del Maestro, primero, y donde encontré el material ideal para mi investigación". Iba de taxi en taxi con su libreta de apuntes, sus preguntas y su paraguas, con algún libro de Ferdinand de Saussure bajo el brazo y el oído atento para que el colega no dijera que él era un QR56.
Breves del abtaxario
Abeja. Persona avispada, vivo, astuto, despierto.
Ábrase. Retírese, lárguese, quítese de aquí.
Agria. Cerveza.
Apartacho. Casa donde vivo, apartamento.
Arruga. Persona con muchos años.
Bagre. Una mujer fea o vieja.
Bailados: Hoy no hemos ganado el dinero que necesitamos, el día está malo.
Barriga. Persona con gran abodomen.
Billegas. Dinero, plata que circula.
l.5 Llamada por favor.
qra. Nombre completo.
qap. Atento.
qrs. Salgo de viaje.
qsa. ¿Cómo se encuentra?
qsw. Cancelar rodamiento.
qlz. Estrellado.
qr1. Estoy varado.
r. Correcto, mensaje recibido.
qr2. Necesito ayuda.
qr3. Policía de tránsito.
qr5. Problemas con el usuario.
qr6. Usuario sospechoso.
qr7. Atraco.
qr8. Estoy herido.
qr9. Muerto.