La lucha de un hijo de Soacha por esclarecer la muerte de su madre
Desde octubre de 2018, Andrés Torres Rodríguez ha librado una batalla jurídica sin tregua para demostrar que la muerte de su madre, Gladys Rodríguez Cañón, se trató de un asesinato y no de un suicidio, como lo ha sostenido desde entonces quien fue su esposo. En abril de 2021 logró que la investigación criminal girara en torno a la hipótesis de un feminicidio.
Con una taza de mate y los recuerdos intactos de su madre, Luis Andrés Torres Rodríguez narra con lujo de detalles los pormenores de su lucha por hacer justicia, la cual comenzó hace tres años y cinco meses, cuando vivió el día más doloroso de su vida: la mañana que lo llamaron para decirle que su heroína y confidente, su mamá, había muerto en Santa Marta, en la madrugada del 10 de octubre de 2018.
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Con una taza de mate y los recuerdos intactos de su madre, Luis Andrés Torres Rodríguez narra con lujo de detalles los pormenores de su lucha por hacer justicia, la cual comenzó hace tres años y cinco meses, cuando vivió el día más doloroso de su vida: la mañana que lo llamaron para decirle que su heroína y confidente, su mamá, había muerto en Santa Marta, en la madrugada del 10 de octubre de 2018.
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Desde entonces, radicado en Argentina, ha tocado las puertas de abogados, colectivos feministas, instituciones del Estado y medios de comunicación para exponer las posibles inconsistencias en la investigación que se realizó desde aquel día sobre las causas del fallecimiento de Gladys Rodríguez Cañón, de 53 años.
Madre joven y emprendedora
A los 17 años, Gladys fue madre primeriza y a los 22 fundó el Liceo Pedagógico Cundinamarca de Soacha, del cual fue rectora hasta el día de su muerte. La institución, que inició con 27 estudiantes, hoy tiene más de mil y es referente de calidad en el municipio. Andrés la describe como una mujer empoderada, valiente y amante de la vida, que soñaba con llevar a sus dos nietos a conocer Disney World.
A los 27 años, la mujer —siempre sonriente en sus fotos— unió su vida con Jorge Enrique Pulido Gaviria, con quien tuvo su segundo hijo, al que nombraron igual que su padre. Sin embargo, aunque Luis Andrés tenía entonces diez años, a medida que fue creciendo vio actitudes en él que iban en contravía de lo que pensaba su mamá. Esta unión, no obstante, terminó en marzo de 2017, cuando Gladys descubrió una infidelidad de Jorge. Ruptura que, cuenta su hijo, no la afectó en su forma de ser ni en las ganas de seguir viviendo.
El día trágico
Luis Andrés, quien volvió a radicarse en la Argentina en septiembre de 2021, tuvo que hacer el viaje más triste, a sus 36 años, desde Buenos Aires a Santa Marta. La razón: recién comenzaba el miércoles 10 de octubre cuando, por medio de una llamada, le dijeron que su madre había muerto tras caer del balcón del lujoso apartamento que había comprado años atrás, ubicado en el sector de El Rodadero, en el piso 17 con vista al mar.
Gladys llevaba en la perla de Colombia dos semanas. Estaba de vacaciones, en un supuesto intento de reconciliación con Jorge Enrique. Andrés cuenta que, en principio, su madre había viajado con una amiga, pero después de la fatal noticia supo que allá también estaba Jorge, con dos familiares, que se hospedaron en el apartamento.
La explicación inicial del fallecimiento le pareció inverosímil. Pulido declaró que Gladys, después de una discusión, se suicidó. Supuestamente, corrió y sin que él la pudiera detener, se lanzó por el balcón. Al caer, golpeó contra una viga del primer piso y su cuerpo quedó partido en dos.
Un proceso lento ante la justicia
“Jorge nos contó que mi mamá empezó a recriminarlo por la infidelidad que había descubierto el año anterior y que después se metió en una habitación, abrió una puerta del balcón y dijo: ‘Ya me cansé de esto’ y se lanzó al vacío”, le relató Andrés a El Espectador.
Sin embargo, con el paso de las horas empezó a descubrir contradicciones y detalles que siguen sin explicación. Esto le dio pie para dudar de que su madre su hubiera suicidado. “Empezando porque era físicamente imposible la caída, con las explicaciones que dio. Una de ellas, la versión que le dio a mi hermano. A mí me dijo que no la alcanzó, pero a mi hermano le dijo que no vio cuando se lanzó, sino que escuchó la caída”.
Después fueron detalles que le llamaron la atención. El primero, la ropa que tenía puesta su madre al caer y la que tenía horas antes, pues una fotografía tomada en el apartamento, la noche del 9 de octubre junto a Jorge y otras dos personas, la muestra con un vestido negro y con flores, pero según Andrés, la ropa con la que cayó era distinta.
El segundo, lo que dijo su hermano en la inspección del CTI, en diciembre de ese año. Manifestó que el día de los hechos, cuando entró al apartamento, sintió un fuerte olor a cloro. En la diligencia no se pudo encontrar evidencia, pues, dice el informe del investigador: “La escena había sido limpiada y luego invadida por la arena”. El tercero, el pedido que Jorge, según Torres Rodríguez, hizo en la funeraria: cremar el cuerpo, a lo que ambos hijos se opusieron.
Y finalmente, la estatura de la mujer y la de la baranda del balcón de donde supuestamente se lanzó, que le llegaba al pecho. A criterio del hijo, esto indica la imposibilidad física de que su madre hubiera podido saltar con los brazos hacia adelante sin haberse golpeado contra el balcón, lo que hubiera impedido su caída al vacío. Esto, sumado a que Pulido no le permitió la entrada al colegio fundado por su madre hasta que “demostrara” que era heredero de Gladys (lo avaló el Juzgado Segundo de Familia de Soacha), lo sigue llenando de dudas.
Augusto Ocampo, abogado especialista en investigación criminal, que representa a Luis Andrés en su cruzada por hacer justicia, le contó a este diario las inconsistencias que al parecer ha tenido la investigación en estos tres años. Una está en los informes tras la inspección del apartamento, en donde se lee que se le dio total credibilidad al testimonio de Jorge Pulido, pues se lee “… decide quitarse la vida lanzándose al vacío”. Esto, para el abogado, es una aseveración prematura, porque da como cierto lo que es la declaración de un testigo y no se hace por una indagación.
Así mismo, las desatenciones en la identificación de la mujer, pues detalles simples como la edad fueron consignados de manera errónea en el acta de inspección al cadáver. Entre tanto, Luis Andrés, con un duelo que no ha logrado cerrar, pero con la determinación que le da el amor hacia su mamá, seguirá con su pelea legal.
Ya ha tenido pequeñas victorias. En abril de 2021, tras una intervención en una audiencia en el Congreso, logró que la Vicefiscalía General de la Nación analizara el caso y definiera que la hipótesis sería un feminicidio, aunque, dijo, “vamos a cumplir cuatro años sin que hayan hecho una autopsia psicológica y sin resultados de toxicología. Es inaudito que no haya habido ni siquiera una imputación”. Eso sí, Andrés tiene algo claro: no dejará de luchar por obtener justicia”.
El Espectador llamó y le escribió a Jorge Enrique Pulido Gaviria para conocer su versión, pero no se obtuvo respuesta.
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