La movilidad, una de las piedras en el zapato para tener una Bogotá 24 horas
A propósito de la falta de transporte, que dejó a miles de asistentes a rock al parque sin retorno, revisamos el camino que debe recorrer Bogotá para ser una ciudad activa las 24 horas.
Este fin de semana quedó claro que falta un largo trecho para que Bogotá sea una ciudad 24 horas, una idea que han vendido varias administraciones. Miles de personas, que asistieron a dos eventos masivos (Rock al parque y un partido de fútbol en El Campín), pasadas las 10:30 p.m., se encontraron, con la imposibilidad de retornar a sus casas en transporte público, debido a la falta de servicio (incluso en taxi y App) o al colapso de las estaciones de Transmilenio, habilitadas para atender la demanda.
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Este fin de semana quedó claro que falta un largo trecho para que Bogotá sea una ciudad 24 horas, una idea que han vendido varias administraciones. Miles de personas, que asistieron a dos eventos masivos (Rock al parque y un partido de fútbol en El Campín), pasadas las 10:30 p.m., se encontraron, con la imposibilidad de retornar a sus casas en transporte público, debido a la falta de servicio (incluso en taxi y App) o al colapso de las estaciones de Transmilenio, habilitadas para atender la demanda.
En contexto: Vuelve y juega: caos en Transmilenio en el último día de Rock al Parque
El caso más diciente fue el de Rock al Parque, el más importante de la ciudad en términos de convocatoria, trayectoria y apropiación, el cual dura tres días. Se calcula que a la edición de este año asistieron 300.000 personas y, si bien, es costumbre que cada año los espectadores enfrenten dificultades para retornar a sus hogares, este año se creía que iba a ser diferente. Por primera vez, se anunció la extensión del horario de operación de Transmilenio y el SITP, pero el efecto no fue el esperado. A miles, una vez más, se les aguó la fiesta por cuenta del transporte público.
Las bandas de cierre se programaron para las 9:20 p.m., es decir, las presentaciones terminaban sobre las 10:30 p.m. El sábado 9 de noviembre Transmilenio funcionó de manera habitual, es decir, hasta las 11:00 p.m. Ese día, teniendo en cuenta el poco periodo de tiempo entre el término del festival y el fin de la operación del sistema, a muchos los dejó el bus.
El domingo la situación empeoró. Además del festival, en el estadio El Campín se jugó el partido Millonarios y el Deportivo Pereira, que finalizó a las 10:30 p.m. La cantidad de espectadores, tanto al partido como a los conciertos, colapsaron el sistema y muchos no alcanzaron puesto. Incluso, algunos se quedaron con el pasaje comprado. En medio de la confusión y el caos, la Policía y UNDMO hicieron presencia alrededor de El Campín.
Solo hasta las 12:30 a.m., en una respuesta tardía, las personas lograron movilizarse en nueve buses biarticulados y del SITP. “No se entiende cómo hacen eventos masivos sin garantizar algo tan básico como el transporte. Un éxito el festival, pero así es jodido que nos consolidemos como capital cultural. Y eso para los que vivimos acá, ¡imagínese un turista!”, dijo Francisco Ramírez, asistente al festival.
Vuelve y juega
El lunes, día de más afluencia, volvió a pasar. TM anunció la extensión del horario hasta la medianoche, en la estación Salitre El Greco. Pese a esto, varias personas denunciaron que los buses eran insuficientes. Con un ingrediente adicional, los colados: tras la jornada, el sistema señaló que movilizaron a 21.000 personas, en 63 buses troncales y 50 zonales, pero solo 3.260 pagaron su pasaje. El resultado: personas caminando de madrugada por horas o, en su defecto, esperando a que saliera el sol para abordar los primeros buses del martes.
La situación despertó indignación, por la falta de planeación, máxime cuando en otros eventos masivos, pero privados como Estéreo Picnic, el festival Cordillera o conciertos como el de Karol G se garantizó la movilidad hasta pasadas las 2:00 a.m. Sobre esta crítica, El Espectador consultó a TM, pero no obtuvo respuesta. Otro punto que ha suscitado polémica es la contradicción de que el Distrito recomiende a los asistentes usar el transporte público, pero no lo garantice.
“Antes teníamos los buses que iban por toda la 68, de sur a norte, toda la noche. Cuando llegó el SITP los quitaron, diciendo que el transporte iba a mejorar, pero ¿qué tenemos ahora? Simplemente no había transporte y los taxistas y las aplicaciones estaban cobrando lo que querían, hasta $40.000 por trayectos que en hora pico valen la mitad”, señaló otro asistente al festival.
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Bogotá 24 horas
La idea de que los sectores productivos funcionen 24 horas es una de las propuestas del PDD del alcalde Carlos Fernando Galán. Hacerlo “con oferta nutrida transporte, espacio público embellecido y una cultura ciudadana, que le apunte a perder el miedo a la noche, es una apuesta clave para impulsar la reactivación económica”, señaló el alcalde en su cuenta de X.
Desde 2018 se expidió el Acuerdo 706, que fomenta el desarrollo socioeconómico a través de la estrategia ‘Bogotá Productiva 24 Horas’. Ejemplo del éxito son las jornadas de Bogotá Despierta, en fechas especiales, en las que nueve de cada 10 comerciantes dicen haber aumentado sus ventas. Pese al éxito, seis años después siguen los mismos palos en la rueda, que impiden consolidar la ciudad como destino turístico y comercial.
La seguridad es un factor fundamental. Iniciativas como la ruta gastronómica, que funciona en Corabastos hasta la 1:00 a.m., por ejemplo, no pueden funcionar sin una adecuada vigilancia. Según datos de Fenalco, entre enero y febrero de 2024, el 36,5 % de los comerciantes manifestaron haber sido víctimas de hurto, siendo los celulares los artículos que más roban (58%), seguido de dinero (40%) y productos de su negocio (17%). Por ello, garantizar que no solo los negociantes sino la población se sienta sin miedo en la noche es clave para el éxito de estas estrategias.
Sumado a ello, solucionar retos como la movilidad, la recolección de residuos, la regulación del ruido, los costos en materia de empleabilidad y el cambio cultural en la ciudadanía, también aportan. Para ello, avanzan iniciativas como la de implementar un modelo de “alcaldía nocturna”, con un equipo especializado que se encargue de atender la ciudad en ese horario. La idea surgió a propósito de la visita en mayo de Ariel Palitz, directora de la Oficina de vida nocturna de Nueva York. Ella compartió las experiencias empleadas en su ciudad para estimular la vida nocturna, como la unión de los distintos sectores económicos con las autoridades, para crear un equipo multidisciplinar.
Avances como el del fin de semana, que por primera dispuso de buses para suplir la demanda de transporte para los asistentes a un evento público como Rock al Parque, es primer paso. Sin embargo, la falta de planeación torpedea los pocos avances que, hasta ahora, se han logrado y, de paso, complica los esfuerzos por implementar buenos comportamientos de cultura ciudadana y apropiación en el sistema de transporte masivo de la ciudad. Sin esto, pensar en una Bogotá 24 horas parece una idea lejana.
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