Suministro de agua y expansión urbana desde la mirada de Carlos F. Galán y Jorge Rey
Gobernador y alcalde se refirieron a la política habitacional en el marco de la crisis por el agua. Ambos apuestan por la vivienda como motor de crecimiento, pero advierten desafíos en materia de servicios públicos y ordenamiento territorial.
Miguel Ángel Vivas Tróchez
Lejos de las rencillas políticas del pasado, todo parece indicar que los proyectos de gobernanza de Jorge Rey y Carlos Fernando Galán caminan bajo la senda de la armonía. Ambos mandatarios, con la apuesta en el sector de la vivienda como motor de la economía de la región, apuestan por una política habitacional que no está exenta de retos. En medio de la crisis del agua y el abastecimiento de otros servicios públicos como el de la energía, yace un inevitable panorama de cooperación que apunta a un solo objetivo: la consolidación del proyecto de la Región Metropolitana.
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Lejos de las rencillas políticas del pasado, todo parece indicar que los proyectos de gobernanza de Jorge Rey y Carlos Fernando Galán caminan bajo la senda de la armonía. Ambos mandatarios, con la apuesta en el sector de la vivienda como motor de la economía de la región, apuestan por una política habitacional que no está exenta de retos. En medio de la crisis del agua y el abastecimiento de otros servicios públicos como el de la energía, yace un inevitable panorama de cooperación que apunta a un solo objetivo: la consolidación del proyecto de la Región Metropolitana.
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Durante el marco de la asamblea ordinaria de afiliados de Camacol, los líderes de la región hicieron anuncios importantes referentes a la política de vivienda y las modificaciones, en materia de ordenamiento territorial, requeridos para darle el tan ansiado salvavidas a un sector del ladrillo que no se encuentra en su mejor momento.
No en vano, en el transcurso de los primeros días de gobierno del nuevo alcalde de Bogotá, e incluso en la previa del 1 de enero, una vez se supo que había sido electo, el gremio se ha mantenido en constante comunicación con el burgomaestre. Las principales inquietudes, como era de esperarse, giraron en torno a las cargas urbanísticas para los constructores planteadas en la reciente Plan de Ordenamiento Territorial de Bogotá.
Aunque ciertos puntos de la norma no son compartidos por Camacol y la visión de ciudad que tiene Galán, el alcalde descartó la posibilidad de mandar al lastre el POT de Claudia López en su totalidad. En cambio, Galán abrió la posibilidad de realizar modificaciones puntuales al ordenamiento territorial que le dejó su antecesora. Concretamente, las enmiendas irán encaminadas a la habilitación de 1.800 hectáreas de suelo para la formulación de nuevos planes parciales, y la posterior construcción de proyectos inmobiliarios.
La estrategia del Distrito consistirá en la revisión del POT en tres frentes. El primero, correspondiente a las actuaciones estratégicas, que son los lineamientos clave del POT actual. En este sentido, se revisarán los ámbitos de aplicación del instrumento. Respecto a las normas comunes, el objetivo es el de actualizar el anexo 5 del POT. Aquí el alcalde enfatizó en que se hará un balance del impacto de las cargas urbanísticas para asegurar el cierre financiero de los proyectos de vivienda. Y finalmente, por el lado de los incentivos, la alcaldía, a través de la Secretaría de Hábitat, promoverá la implementación del ‘Ecourbanismo’ a través de incentivos para todas las escalas habitacionales. Aunque la habilitación de las 1.800 ha favorecerá a los planes parciales de desarrollo, la idea del alcalde es la de promover proyectos de renovación urbana.
No obstante, el cable que lanzó Galán al gremio de la construcción no termina con las futuras adendas al POT. Las arcas de la ciudad triplicarán la inversión en este sector mediante la implementación de un nuevo subsidio de vivienda. En ese sentido, el nuevo Plan Distrital de Desarrollo, contempla $15.600 millones de inversión inicial, para un total $172.824 millones. Esta cantidad le permitirá a la administración distrital habilitar 10.000 subsidios para la compra de vivienda durante el cuatrienio.
Con estos avisos, Galán resumió su apuesta por la vivienda y el desarrollo urbano de la ciudad, con una frase corta, pero certera: “El crecimiento urbano es una realidad, no podemos luchar contra él. Tenemos que organizarlo. Cuando se está en contra, se propicia un desarrollo informal, sin acceso al agua y a los servicios”.
Precisamente, en medio de una coyuntura de escasez del preciado recurso hídrico, el tema del abastecimiento de servicios públicos a los nuevos proyectos inmobiliarios de obligatoria discusión. De nada servirá que las máquinas trabajen a máxima capacidad para erigir sendos edificios de apartamentos, si no hay agua y luz, que provea las necesidades de sus futuros propietarios.
Ordenamiento territorial y crisis del agua en Cundinamarca
La línea argumental del discurso de Galán fue retomada por Jorge Rey, quien repite como gobernador de Cundinamarca. Durante su intervención, el mandatario habló de la expansión demográfica de la Sabana y su implicación directa en la demanda de nuevas unidades de vivienda. De acuerdo con las proyecciones del Dane, cada año se forman 49 mil nuevos hogares en el país.
Para el caso de Cundinamarca, a diferencia de una Bogotá que envejece y se contrae demográficamente, se contempla un crecimiento poblacional del 2,4 % para 2035. De este aumento, los municipios de la Sabana aglutinan el 117 %, lo cual no es más que el vestigio de la creciente expansión urbana en esta zona. De ahí que, solo entre 2010 y 2016, el impacto de la huella urbana en sabana centro y occidente fuera del 59%.
Teniendo en cuenta lo anterior, resulta apenas lógico concluir que para atender el fenómeno de dilatación demográfica en el departamento resulte necesario encontrar nuevas fórmulas urbanísticas. Pero, sobre todo, de una forma más eficiente de ordenar el territorio. En atención al reto, el Gobernador de Cundinamarca resaltó que el 91 % de las licencias que se dan para construcción en el departamento, están destinadas a la vivienda. Sí, hacen falta nuevas casas para meter a tanta gente nueva. Pero, en concordancia con el dilema que tocó sutilmente el alcalde de Bogotá, hace falta una red de abastecimiento de servicios eficiente para que dicha expansión no se aleje de la línea del bienestar. Lo anterior, sin embargo, está lejos de lo realizable en el plano de la situación actual.
Gran parte de los municipios de sabana centro, occidente, la zona oriental del departamento y el Guavio, manifiestan una presión de demanda alta o muy alta. Esto quiere decir, que están demandando mucha más agua de la que pueden abastecerse. Lo cual, en palabras del gobernador, resulta irónico, si se tiene en cuenta “que el departamento cuenta con amplias fuentes hídricas”.
No obstante la abundancia de afluentes, 19 de los 46 municipios de la cuenca del río Bogotá tienen amenazado su sustento de líquido vital. Lo anterior, dado que en las proyecciones para fin de siglo, la reducción del recurso hídrico en la cuenta alta del Río Bogotá se estime entre el 7,8 % y el 15 %; mientras que en la cuenca baja se calcula entre el 2,5 % y el 13 %. En aras del reto, Rey mencionó estrategias técnicas que van desde el aprovechamiento de aguas lluvias, hasta la extracción de acuíferos subterráneos.
Mientras todo esto logra materializarse, o al menos dar atisbos de viabilidad técnica, los fantasmas de apagón en Bogotá, y en los municipios de la Sabana se acrecientan con el pasar de los días. Durante el panel, además de la intervención del Acueducto de Bogotá (que además vende agua en bloque a los municipios de este sector), se escucharon las recomendaciones del Grupo de Energía de Bogotá.
La deriva de los gobernantes tiene en contra la corriente del cambio climático. Tan irreversible como sus consecuencias, ya palpables en el grueso de la población mundial. Incluidos nosotros. Aunque el impulso del desarrollo urbano haya mostrado ser imparable y de pretenciones ilimitadas, ahora tiene sobre su cuello un coto de imposibilidad, en donde se refleja la finitud de los recursos y las inherentes consecuencias en caso de seguir abusando de ellos.
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