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“No hemos llegado a nuestro peor momento”, dijo el secretario de Salud de Bogotá, Alejandro Gómez, refiriéndose al tercer pico de la pandemia, por el que se contabilizan 31.985 casos activos. El momento más complejo de esta oleada se espera para la última semana de abril, pero el problema es que hoy hay más camas ocupadas en las unidades de cuidados intensivos (UCI) que en cualquiera de los picos anteriores. Aunque hay 362 camas disponibles, el miedo es que en los próximos días no den abasto.
En general, la ciudad cuenta con 2.449 camas en cuidados intensivos, de las cuales 1.855 se destinan en este momento para pacientes con COVID-19. Según Gómez, en caso extremo, podrían habilitar 50 más, pues se tienen los equipos. El asunto es que el personal de la salud capacitado para atender a estos pacientes es limitado.
Lo que ha hecho la diferencia en esta oportunidad es que, por un lado y, como lo advirtió la alcaldesa Claudia López, actualmente hay más personas ocupando las UCI destinadas para otras enfermedades. El balance hoy es del 70 % para COVID-19 y 30 % para las demás patologías, mientras que en las anteriores oleadas fue de 90 contra 10.
Esto se debe a la llegada de pacientes que ya tuvieron el virus, pero han regresado a estas salas por complicaciones derivadas. Además, de acuerdo con Luis Jorge Hernández, experto en salud pública de la Universidad de los Andes, a una emergencia de personas con morbilidades. “El confinamiento ha producido que la gente no vaya al control médico y como se han cancelado cirugías y procedimientos, a la gente le da miedo ir. Lo malo es que están llegando en estados más graves”.
Por el otro lado se ha intensificado el número de solicitudes diarias de camas UCI. Al comenzar el mes, con las primeras medidas, se hablaba de un promedio de 52 camas diarias, pero en este momento esa cifra se ha quintuplicado y en los últimos días las solicitudes ha llegado a estar por encima de 250 al día, lo que hizo que el porcentaje de ocupación esta semana se encuentre al 85 %. En parte también se debió a un comportamiento inusual el domingo, que el indicador subió cuatro puntos porcentuales, pese a que la tendencia era a un punto diario.
“Sin lugar a dudas, esto es un signo de alerta. Sumado a la situación que estamos viendo en otras partes del país, esto nos llama a la prudencia, a la responsabilidad y por eso la toma de decisiones en el día de ayer de la mano del Gobierno Nacional”, indicó Gómez en rueda de prensa, en la que, además, insistió que al llegar al 90 % de ocupación se aplicarán más restricciones.
Para Hernández, hay varias causas que confluyen en este momento, y es que a las salidas de Semana Santa se le suma la llegada de cepas, especialmente la británica y la brasileña. “Esas variables son más transmisibles y, por consiguiente, hay más casos, más morbilidad y una mayor posibilidad de complicaciones, en especial de los menores de 39 años, que son los que más alta movilidad tienen”.
Por su parte, Fabián Rosas, presidente de la Asociación Colombiana de Especialistas en Medicina de Urgencias (Acem), cree que hay dos factores asociados. Uno de ellos relacionado con la velocidad del aumento de casos en esta oleada. “Ha sido tan alta, que las EPS no tuvieron la oportunidad, como en los otros picos, de habilitar el espacio para pacientes COVID-19, que cedieron para otras patologías mientras hubo menos casos. En menos de una semana pasamos de una ocupación del 67 al 85 %”.
Asimismo, alerta que en este momento la ciudad atraviesa un pico de otras enfermedades respiratorias en pediatría, por lo que ya presenta una ocupación completa de UCI para esta población en hospitales como el de Colsubsidio y La Misericordia. “Hemos recalcado desde el inicio de la pandemia que las UCI no deberían ser el único indicador. Es decir, que también tenemos que ver la distribución de los recursos en la hospitalización y los servicios de urgencias”.
Aunque no se descartan nuevas medidas, el Distrito por ahora le apuesta al toque de queda propuesto por el Gobierno Nacional y a continuar con las cuarentenas generales los fines de semana. Al respecto, Hernández manifiesta que son más efectivas las restricciones nocturnas, así como insiste en que lo que se debe garantizar es el distanciamiento físico.
Rosas considera que una de las cosas fundamentales es que el Gobierno Nacional garantice el ritmo de vacunación, además de otras medidas más restrictivas que eviten un colapso. “Sé que cada gobierno trata de tener un equilibrio entre la salud y la economía, pero en este momento, con cifras tan altas, creo que hay que tomar medidas más estrictas que una cuarentena de fin de semana, como pensar en cerrar las UPZ con tasas más altas y hospitales con la capacidad copada”.
Por ahora la ciudad depende de cómo avance la pandemia esta semana y de qué tan efectivas sean las nuevas medidas, pues sin lugar a dudas la ocupación de las UCI va a seguir subiendo, pero la cuestión es qué tanto podrán controlar la situación. El Distrito ya ha hablado de aumentar la capacidad en urgencias y hospitalización, con alternativas similares a las del segundo pico. No obstante, con poca posibilidad para ampliar las UCI, todo queda en manos del cuidado de la gente y de que se reduzca la llegada diaria de pacientes graves.