La séptima odisea: ¿quién ganará la batalla por esta icónica vía de Bogotá?
A medida que escala la disputa se acerca la fecha para iniciar la licitación del proyecto. En la línea están más de $2,5 billones en juego.
Fernan Fortich
El 21 de febrero, decenas de personas protagonizaron un plantón en la carrera séptima contra el proyecto del corredor verde, sobre esta icónica vía de Bogotá. Con pancartas rechazaron la construcción, que calificaron como un “absurdo total” de la alcaldesa Claudia López. Luego, con gases lacrimógenos y el uso de la Fuerza Pública, dispersaron la movilización. Pero la batalla está lejos de acabarse, aunque tiene tiempo límite.
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El 21 de febrero, decenas de personas protagonizaron un plantón en la carrera séptima contra el proyecto del corredor verde, sobre esta icónica vía de Bogotá. Con pancartas rechazaron la construcción, que calificaron como un “absurdo total” de la alcaldesa Claudia López. Luego, con gases lacrimógenos y el uso de la Fuerza Pública, dispersaron la movilización. Pero la batalla está lejos de acabarse, aunque tiene tiempo límite.
Según el Instituto de Desarrollo Urbano (IDU), tras varios aplazamientos y prórrogas espera abrir la licitación en marzo. De lograrlo, sería un paso en el afianzamiento de un proyecto que ha pasado por manos de varios alcaldes, pero que hoy es insignia de la actual administración. Así las cosas, los próximos meses serán decisivos en el futuro del corredor oriental.
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Un séptimo intento
Desde 2004 se han escuchado siete propuestas para renovar la carrera séptima. Entre esas, la construcción de una troncal de Transmilenio, un metro pesado, un tranvía y, desde 2011, se maneja la idea del llamado corredor verde.
Esta infraestructura, que es todo un movimiento internacional para la renovación urbana de las ciudades, busca reducir la cantidad de asfalto y cemento, y al mismo tiempo aumentar las conexiones con los ecosistemas, logrando más espacios para otros actores viales. De esta manera, el corredor es parte de un plan más amplio, para hacerles frente a los problemas de congestión vehicular en Bogotá.
La capital es, según la última información del Reporte Global de Tráfico, la quinta ciudad del mundo con más tráfico. La contaminación del aire, por su parte, desempeña un papel en la muerte prematura de 3.400 capitalinos por la exposición a PM2.5. Tras dos años de estudios (que costaron casi $10 mil millones), el Distrito asegura que el proyecto mejorará un 50 % el tiempo de viaje en transporte público, al permitir una velocidad promedio de 50 km/h., lo que permitirá viajar desde la calle 26 hasta las 200 en máximo 40 minutos, y que el sistema de buses lo use el 70 % de los que deben recorrer la séptima.
Sin embargo, los diseños preliminares que reveló el IDU generaron descontento entre los habitantes de la zona. La nuez de la disputa la integran tres elementos: el carro particular, la participación ciudadana y la llegada de Transmilenio, que es lo que más ampolla ha levantado entre quienes viven en inmediaciones del corredor vial.
“La séptima hay que arreglarla, pero la solución no es reducir la movilidad quitando carriles. Lo único que hicieron fue reemplazar Transmilenio por buses verdes, pero no han explicado cómo asegurarán el desplazamiento de adultos mayores y el impacto en el comercio y los hoteles”, dijo Carlos Ossa, director ejecutivo de Corpochicó, asociación que lidera el movimiento.
En ese sentido, aunque el director del IDU, Diego Sánchez, se comprometió a no sacar la licitación sin que se tengan los planos definitivos y estructurados, las asociaciones cuentan con un grupo de abogados que analizan una acción judicial, alegando falta de participación ciudadana.
Pero, ¿se podría frenar el proyecto? De acuerdo con el director del IDU, Diego Sánchez, aunque sigue siendo una posibilidad, el Distrito ha realizado de todo para evitarlo. “Hemos atendimos todas las peticiones ciudadanas para evitar, precisamente, que existiera algún riesgo de demanda”. Ante alguna intención de suspender o de una medida cautelar, Sánchez dijo que han actuado con responsabilidad en los diseños y en el ejercicio de participación ciudadana. “Eso nos permite contar con un proyecto que puede salir adelante”, indicó el director del IDU.
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El IDU le confirmó a este diario que en este momento se encuentran ejecutando ajustes a los diseños, para incluir las demandas de las comunidades. A pesar de esto, los vecinos, que viven en inmediaciones del barrio Chicó, reiteran que bajo ningún concepto aceptarán la implementación de Transmilenio por esta vía.
¿Una séptima política?
Cabe señalar que el futuro del corredor no solo impacta a aquellos que viven en sus inmediaciones. Según un análisis de la Alcaldía de Bogotá, el Centro Ampliado y el borde oriental de la ciudad es el principal foco de empleo y actividades productivas de la capital, por lo que hay bastante en juego. No obstante, los proyectos en torno a ella han tenido un tono político, que han truncado su desarrollo y ha llevado, incluso, a sectores con alto poder adquisitivo a protestar, algo poco usual. ¿Será posible llegar a una solución más allá de lo político en año electoral?
“Me parece un poco ingenuo pensar que exista una solución técnica para el proyecto. Aquí el papel que deben tomar los políticos es justamente tratar de consensuar lo más posible sus proyectos para viabilizarlos”, analizó Yan Basset, experto en ciencias políticas de la U. del Rosario. Por el momento, el futuro de la séptima sigue siendo incierto, pero revela las dificultades en la toma de decisiones para renovar una ciudad con espacios urbanos cada vez más disputados por sus habitantes.
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