Menstruaciones dignas en habitantes de calle: la obligación del Distrito
Por orden constitucional, desde la Alcaldía de Bogotá se deben suministrar materiales para que las habitantes de calle puedan atender su ciclo mes a mes. Desde El Espectador le pusimos la lupa al acceso de productos de gestión femenina.
Cristian Camilo Perico Mariño
La Sentencia T-398 del 2019 de la Corte Constitucional marcó un precedente histórico, al establecer la menstruación como un tema relevante en la agenda pública del país. En ella obliga al Distrito Capital a suministrar materiales de absorción de líquidos menstruales a las mujeres en condición de habitabilidad en calle.
Lea también: Acceso a salud: el anhelo de la comunidad trans y no binaria en Bogotá.
La decisión responde a la tutela que presentó Martha Cecilia Durán Cuy, una habitante de calle, quien relató que en su menstruación “tuvo que usar trapos y reutilizar toallas higiénicas que encontraba en la basura”, dado que carecía de posibilidades para gestionar su higiene menstrual, realidad que, según los magistrados, “constituye una flagrante violación de la dignidad humana y los derechos fundamentales a la salud”.
El caso de Durán es una constante en muchas regiones del país. Según la encuesta Pulso Social del DANE, a mayo de 2021 casi el 15 % de las mujeres tenían barreras económicas para atender su menstruación. En agosto del año pasado, 683.000 colombianas no pudieron acceder a productos de higiene menstrual por falta de dinero y 82.000 usaron papel periódico, ropa vieja o trapos para absorber sus fluidos menstruales.
Según Juan Daniel Oviedo, director del DANE, esto pudo empeorar en la pandemia, entendiendo que la reducción de ingresos en los hogares redujo las probabilidades de adquirir elementos para la higiene menstrual y métodos anticonceptivos. La advertencia la hizo meses atrás Rosamund Ebdon, directora de Políticas Públicas de la ONG Plan International, al afirmar que “los precios de estos productos no solo han aumentado, sino que, como la pandemia ha afectado considerablemente los medios de subsistencia y los ingresos de los hogares, hay menos dinero para comprar productos sanitarios”.
De acuerdo con la pirámide poblacional de Bogotá, en 2021 por cada 100 mujeres había 92 hombres; es decir, según el informe especial sobre demografía y salud del Observatorio de Salud Distrital, el 52,1 % de quienes viven en la capital son mujeres (4’082.618).
Sin embargo, no todas las vivencias menstruales son iguales para quienes son útero-portantes, teniendo en cuenta que también menstrúan los hombres trans y las personas no binarias. Para Isis Tijaro, fundadora del Colectivo Derechos Menstruales Colombia y autora del libro ´Nuestras reglas, de un proceso tedioso a un ciclo menstrual poderoso´, es necesario asimilar la menstruación como un tema transversal a la sociedad, partiendo de las diferencias socioculturales.
“La menstruación es un proceso biológico, cultural, histórico y político, digno en sí mismo. Lo que se debe hacer es dignificar las condiciones para las vivencias menstruales. Es clave tener en cuenta las condiciones socioculturales y económicas de cada uno de los cuerpos que menstrúan, dado que la vivencia de una mujer dedicada actividades sexuales pagas no es la misma de una habitante de calle o una niña de un colegio distrital”, afirma Tijaro, activista, educadora menstrual, antropóloga e investigadora.
Menstruar viviendo en las calles
De acuerdo con el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA por sus siglas en inglés), encargado de la salud sexual y reproductiva, “la desigualdad de género, la pobreza extrema, las crisis humanitarias y las tradiciones nocivas pueden tornar la menstruación en una etapa de estigma y privaciones”. En ese sentido, se plantea que los procesos de menstruación son más complejos para quienes no tienen alimentación saludable, vivienda digna y acceso a agua potable, como mínimo.
Por tal motivo, y acatando la sentencia de la Corte, las secretarías de la Mujer, Salud e Integración Social, junto al Instituto Distrital para la Protección de la Niñez y la Juventud (Idipron) asumieron la responsabilidad de otorgar los elementos necesarios para que las habitantes de calle en Bogotá puedan afrontar sus períodos menstruales.
Le puede interesar: Apropiarse del insulto: una forma de hacer patrimonio.
Dichas carteras crearon, en junio de 2020, la Estrategia Distrital de Cuidado Menstrual, con la cual realizaron, durante el año pasado, cuatro Jornadas Distritales de Dignidad Menstrual en las localidades de Los Mártires, Tunjuelito, Kennedy y Puente Aranda e impactaron a un total de 396 personas, que recibieron kits de cuidado que incluyen ropa interior, paquetes de toallas desechables, bolsas térmicas, impermeables, termos para agua, gorras y toallitas húmedas, entre otros.
“Hemos logrado algo importantísimo y es reconocer que la menstruación es un tema de derechos. Menstruar en pésimas condiciones puede vulnerar la vida y como Estado tenemos que trabajar para que esta se haga en condiciones dignas”, afirma Yenny Maritza Guzmán, directora de Enfoque Diferencial en la Secretaría de la Mujer.
Sin embargo, según la Federación Internacional de Ginecología y Obstetricia, se estima que 500 millones de mujeres y personas útero-portantes carecen de conocimientos para garantizar su salud y bienestar durante la menstruación.
Punto que también desarrolla la experta Isis Tijaro en su libro, al enfatizar en que existe un gran desconocimiento del tema, a pesar de que el 51 % de la población menstrúa durante casi cuarenta años de vida.
“El tema es un tabú y muchas personas menstruantes no saben realmente qué sucede en su cuerpo, más allá de observar su sangrado. Este es un problema de educación y derechos fundamentales, que convierte la desinformación en un dispositivo de explotación y analfabetismo corporal”, escribe la autora en su libro.
Perspectiva que también está siendo abordada a través de la estrategia distrital con los módulos de Educación Menstrual para el Autocuidado y el Autoconocimiento. “Socialmente nos han enseñado que hablar del período es algo sucio. Por ello ampliamos el enfoque y no solo nos centramos en temas de higiene. Desarrollamos metodologías para formar a funcionarios, funcionarias y a mujeres en altas condiciones de vulnerabilidad sobre su cuerpo y lo cotidiano que es menstruar”, explica Guzmán, resaltando que han trabajado con grupos vulnerables como las personas que habitan calle y migrantes en condición de pobreza.
Según las expertas, en Bogotá se avanza lentamente para lograr menstruaciones que no se desliguen del principio de dignidad humana y del goce efectivo de derechos fundamentales. Estas iniciativas se suman, por ejemplo, a la Sentencia C-117 de 2018, con la cual se logró exonerar de IVA a las toallas higiénicas y los tampones, luego de que colectivos feministas en el país destacaran que era una carga tributaria impuesta únicamente a las mujeres.
Más sobre las Jornadas de Dignidad Menstrual en Bogotá
Desde la Secretaría de la Mujer no se tienen establecidas las próximas entregas de kits a habitantes de calle en las jornadas de Dignidad Menstrual en 2022. Cabe mencionar que el valor de cada uno es de $217.875. Sin embargo, se tiene claro que serán en marzo, junio, septiembre y diciembre. Las localidades se definirán en la mesa distrital del 10 de febrero.
Desde dicha cartera esperan beneficiar este año al menos a 160 mujeres habitantes de calle. La meta de la administración distrital, al juntar la apuesta de las diferentes secretarías, es llegar a 1.600 mujeres, hombres trans y personas no binarias.
Quienes estén interesados en solicitar apoyo en temas de menstruación podrán acercarse a los puntos dispuestos por el Distrito: Las menores de 28 años podrán acercarse a La Rioja (calle 4 #14-14, en Los Mártires) o en el Oasis (calle 10A #45-09), y las mayores de 29 al hogar de paso de Los Mártires (carrera 18B #23A-41), los centros de autocuidado de Puente Aranda (carrera 35 #10-35) y el de Los Mártires (calle 12 #16-73).
Nota relacionada: Los retos que tendrá Bogotá en salud y educación en 2022.
La Sentencia T-398 del 2019 de la Corte Constitucional marcó un precedente histórico, al establecer la menstruación como un tema relevante en la agenda pública del país. En ella obliga al Distrito Capital a suministrar materiales de absorción de líquidos menstruales a las mujeres en condición de habitabilidad en calle.
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La decisión responde a la tutela que presentó Martha Cecilia Durán Cuy, una habitante de calle, quien relató que en su menstruación “tuvo que usar trapos y reutilizar toallas higiénicas que encontraba en la basura”, dado que carecía de posibilidades para gestionar su higiene menstrual, realidad que, según los magistrados, “constituye una flagrante violación de la dignidad humana y los derechos fundamentales a la salud”.
El caso de Durán es una constante en muchas regiones del país. Según la encuesta Pulso Social del DANE, a mayo de 2021 casi el 15 % de las mujeres tenían barreras económicas para atender su menstruación. En agosto del año pasado, 683.000 colombianas no pudieron acceder a productos de higiene menstrual por falta de dinero y 82.000 usaron papel periódico, ropa vieja o trapos para absorber sus fluidos menstruales.
Según Juan Daniel Oviedo, director del DANE, esto pudo empeorar en la pandemia, entendiendo que la reducción de ingresos en los hogares redujo las probabilidades de adquirir elementos para la higiene menstrual y métodos anticonceptivos. La advertencia la hizo meses atrás Rosamund Ebdon, directora de Políticas Públicas de la ONG Plan International, al afirmar que “los precios de estos productos no solo han aumentado, sino que, como la pandemia ha afectado considerablemente los medios de subsistencia y los ingresos de los hogares, hay menos dinero para comprar productos sanitarios”.
De acuerdo con la pirámide poblacional de Bogotá, en 2021 por cada 100 mujeres había 92 hombres; es decir, según el informe especial sobre demografía y salud del Observatorio de Salud Distrital, el 52,1 % de quienes viven en la capital son mujeres (4’082.618).
Sin embargo, no todas las vivencias menstruales son iguales para quienes son útero-portantes, teniendo en cuenta que también menstrúan los hombres trans y las personas no binarias. Para Isis Tijaro, fundadora del Colectivo Derechos Menstruales Colombia y autora del libro ´Nuestras reglas, de un proceso tedioso a un ciclo menstrual poderoso´, es necesario asimilar la menstruación como un tema transversal a la sociedad, partiendo de las diferencias socioculturales.
“La menstruación es un proceso biológico, cultural, histórico y político, digno en sí mismo. Lo que se debe hacer es dignificar las condiciones para las vivencias menstruales. Es clave tener en cuenta las condiciones socioculturales y económicas de cada uno de los cuerpos que menstrúan, dado que la vivencia de una mujer dedicada actividades sexuales pagas no es la misma de una habitante de calle o una niña de un colegio distrital”, afirma Tijaro, activista, educadora menstrual, antropóloga e investigadora.
Menstruar viviendo en las calles
De acuerdo con el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA por sus siglas en inglés), encargado de la salud sexual y reproductiva, “la desigualdad de género, la pobreza extrema, las crisis humanitarias y las tradiciones nocivas pueden tornar la menstruación en una etapa de estigma y privaciones”. En ese sentido, se plantea que los procesos de menstruación son más complejos para quienes no tienen alimentación saludable, vivienda digna y acceso a agua potable, como mínimo.
Por tal motivo, y acatando la sentencia de la Corte, las secretarías de la Mujer, Salud e Integración Social, junto al Instituto Distrital para la Protección de la Niñez y la Juventud (Idipron) asumieron la responsabilidad de otorgar los elementos necesarios para que las habitantes de calle en Bogotá puedan afrontar sus períodos menstruales.
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Dichas carteras crearon, en junio de 2020, la Estrategia Distrital de Cuidado Menstrual, con la cual realizaron, durante el año pasado, cuatro Jornadas Distritales de Dignidad Menstrual en las localidades de Los Mártires, Tunjuelito, Kennedy y Puente Aranda e impactaron a un total de 396 personas, que recibieron kits de cuidado que incluyen ropa interior, paquetes de toallas desechables, bolsas térmicas, impermeables, termos para agua, gorras y toallitas húmedas, entre otros.
“Hemos logrado algo importantísimo y es reconocer que la menstruación es un tema de derechos. Menstruar en pésimas condiciones puede vulnerar la vida y como Estado tenemos que trabajar para que esta se haga en condiciones dignas”, afirma Yenny Maritza Guzmán, directora de Enfoque Diferencial en la Secretaría de la Mujer.
Sin embargo, según la Federación Internacional de Ginecología y Obstetricia, se estima que 500 millones de mujeres y personas útero-portantes carecen de conocimientos para garantizar su salud y bienestar durante la menstruación.
Punto que también desarrolla la experta Isis Tijaro en su libro, al enfatizar en que existe un gran desconocimiento del tema, a pesar de que el 51 % de la población menstrúa durante casi cuarenta años de vida.
“El tema es un tabú y muchas personas menstruantes no saben realmente qué sucede en su cuerpo, más allá de observar su sangrado. Este es un problema de educación y derechos fundamentales, que convierte la desinformación en un dispositivo de explotación y analfabetismo corporal”, escribe la autora en su libro.
Perspectiva que también está siendo abordada a través de la estrategia distrital con los módulos de Educación Menstrual para el Autocuidado y el Autoconocimiento. “Socialmente nos han enseñado que hablar del período es algo sucio. Por ello ampliamos el enfoque y no solo nos centramos en temas de higiene. Desarrollamos metodologías para formar a funcionarios, funcionarias y a mujeres en altas condiciones de vulnerabilidad sobre su cuerpo y lo cotidiano que es menstruar”, explica Guzmán, resaltando que han trabajado con grupos vulnerables como las personas que habitan calle y migrantes en condición de pobreza.
Según las expertas, en Bogotá se avanza lentamente para lograr menstruaciones que no se desliguen del principio de dignidad humana y del goce efectivo de derechos fundamentales. Estas iniciativas se suman, por ejemplo, a la Sentencia C-117 de 2018, con la cual se logró exonerar de IVA a las toallas higiénicas y los tampones, luego de que colectivos feministas en el país destacaran que era una carga tributaria impuesta únicamente a las mujeres.
Más sobre las Jornadas de Dignidad Menstrual en Bogotá
Desde la Secretaría de la Mujer no se tienen establecidas las próximas entregas de kits a habitantes de calle en las jornadas de Dignidad Menstrual en 2022. Cabe mencionar que el valor de cada uno es de $217.875. Sin embargo, se tiene claro que serán en marzo, junio, septiembre y diciembre. Las localidades se definirán en la mesa distrital del 10 de febrero.
Desde dicha cartera esperan beneficiar este año al menos a 160 mujeres habitantes de calle. La meta de la administración distrital, al juntar la apuesta de las diferentes secretarías, es llegar a 1.600 mujeres, hombres trans y personas no binarias.
Quienes estén interesados en solicitar apoyo en temas de menstruación podrán acercarse a los puntos dispuestos por el Distrito: Las menores de 28 años podrán acercarse a La Rioja (calle 4 #14-14, en Los Mártires) o en el Oasis (calle 10A #45-09), y las mayores de 29 al hogar de paso de Los Mártires (carrera 18B #23A-41), los centros de autocuidado de Puente Aranda (carrera 35 #10-35) y el de Los Mártires (calle 12 #16-73).
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