La urgente tarea de seguir en el camino de descarbonizar Bogotá
Esta semana la Universidad Javeriana anunció que recibió certificación carbono neutro por parte del Icontec. Repasamos el camino que trazaron, la importancia del título y el panorama de neutralidad de carbono en la capital.
El Plan de Acción Climática (PAC) 2020-2050, que se presentó en la alcaldía de Claudia López, proyecta, entre otras ambiciosas metas, que para el 2050 Bogotá será una ciudad carbononeutral y reducirá hasta en 50% las emisiones de Gases Efecto Invernadero (GEI), responsables del calentamiento global y el cambio climático. La tarea, además de ser una historia inspiradora, es una responsabilidad de la cual deriva, nada menos, que la subsistencia de las nuevas generaciones.
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El Plan de Acción Climática (PAC) 2020-2050, que se presentó en la alcaldía de Claudia López, proyecta, entre otras ambiciosas metas, que para el 2050 Bogotá será una ciudad carbononeutral y reducirá hasta en 50% las emisiones de Gases Efecto Invernadero (GEI), responsables del calentamiento global y el cambio climático. La tarea, además de ser una historia inspiradora, es una responsabilidad de la cual deriva, nada menos, que la subsistencia de las nuevas generaciones.
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Para avanzar en la meta se han redoblado las acciones enfocadas a promover el uso del transporte público y medios de transporte alternativos; los controles a las industrias que más emisiones generan, y las campañas pedagógicas, enfocadas en lograr que quienes lideran las organizaciones entiendan la importancia de reducir las emisiones de GEI. En este sentido, el rol de las empresas, entidades o instituciones es clave, porque, además de propiciar buenas prácticas, fomentarían en sus aliados e, incluso, en sus competidores, cambios en pro de la responsabilidad ambiental.
Con ese compromiso en mente, esta semana la Universidad Javeriana anunció que obtuvo, del Icontec, la certificación carbono neutro, por las estrategias desarrolladas para compensar la emisión de GEI, hecho que contribuye a mitigar los efectos del cambio climático. El camino para lograr la certificación abarcó varios frentes de acción que, por simples o pequeños que parezcan, en conjunto, propician cambios palpables.
“Hay acciones del día a día que pueden aportar, como comprar productos locales que no impliquen grandes cadenas de emisiones; usar menos el carro; apagar las luces que no sean necesarias; no comprar madera ilegal; buscar productos con bajas emisiones de metano, dióxido de carbono o nitrógeno. Y si come carne, buscar que sea de mercados certificados, que no generen deforestación”, señala Juan Carlos Benavides, profesor del departamento de Ecología y Territorio de la Universidad Javeriana.
“Gracias a la implementación de proyectos de energía renovable y reforestación, la Universidad Javeriana logró mitigar la emisión de GEI equivalente a 1.206 toneladas de CO2, que sería comparable con el consumo de energía eléctrica de 235 hogares en un año. Otro proyecto destacado fue la siembra de 1.600 árboles en La Macarena, cada uno con el potencial de capturar cuatro toneladas de CO2 durante sus primeros 10 años”, añade.
Con la implementación de estas iniciativas, el Icontec empezó el proceso que llevó a la certificación. Pero, en términos prácticos, ¿qué significa que una entidad tenga certificado carbono cero?
“Que ha logrado equilibrar sus emisiones de CO2 y otros GEI por sus actividades, compensando con medidas que eliminan una cantidad equivalente de emisiones. Esto se logra a través de dos enfoques principales: reducción y compensación de emisiones” explicó Martha Corredor, gerente de validación verificación del Icontec.
En este punto cabe aclarar la diferencia entre carbono neutro y carbono cero, pues suele causar confusiones. Si bien ambos términos se refieren a esfuerzos para mitigar el impacto ambiental de sus emisiones, el carbono neutro significa continuar emitiendo CO2, pero apoyando acciones que compensen su efecto. Por su parte, carbono cero significa no generar emisiones o reducirlas, sin necesidad de compensar.
“Los procesos de compensación de emisiones de GEI están diseñados para neutralizar las emisiones que una entidad no puede evitar, contribuyendo con proyectos que reduzcan o absorban sus emisiones.
Para que una entidad en Colombia pueda certificarse como carbono neutro, debe cumplir con varios requisitos clave, basados en la medición, reducción y compensación”, explica Corredor.
Y agrega: “Estos pasos generalmente siguen los lineamientos internacionales y nacionales, como la norma ISO 14064 o el GHG Protocol y los requisitos de carbono neutro descritos en la Guía de Neutralidad y el Protocolo de Procesos de Descarbonización de Icontec”.
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Panorama de descarbonización
Según la Secretaría de Ambiente, en 2022, la ciudad emitió 9,58 millones de toneladas de CO2. Los sectores que más emitieron emisiones según las cifras del Distrito son:
- Edificaciones: 3,78 millones de toneladas
- Sector transporte: 4,04 millones de toneladas
- Residuos sólidos: 1,85 millones de toneladas
- Aguas residuales: 0,16 millones de toneladas
La Secretaría también señala las fuentes principales de contaminantes atmosféricos en la ciudad:
- Material resuspendido (polvo): 40,3%
- Fuentes móviles (vehículos): 31%
- Maquinaria amarilla: 9,3%
- Construcciones y mantenimiento de vías: 9%
- Canteras: 6,1%
- Fuentes fijas (industrias) 1,6%
- Fuentes comerciales (restaurantes y servicios) 1,5%
- Incendios forestales: 1,2%
Para reducir las cifras, de acuerdo con la entidad certificadora, en la capital diversas empresas y entidades han comenzado a obtener certificaciones en carbono neutro como muestra de su compromiso por mitigar los efectos del cambio climático. Iniciativas como el Programa Nacional de Carbono Neutralidad, del Ministerio de Ambiente, ha fomentado ampliamente la participación de empresas que busquen certificarse. “En 2022, se esperaba que alrededor de 1.000 empresas a nivel nacional, muchas de ellas en Bogotá, obtuvieran certificaciones de carbono neutral, pero a la fecha no se ha llegado a ese número”, sostiene la gerente de validación verificación del Icontec.
De las 134 certificaciones de carbono neutro que recientemente ha otorgado el Icontec, 45 corresponden a organizaciones ubicadas en Bogotá, las cuales, según la entidad, pertenecen a los sectores de prestación de servicio, comercio, industria y minero energético. En proceso de certificación hay cinco.
Para mejorar la calidad del aire en Bogotá, la Secretaría de Ambiente ha puesto en marcha una serie de estrategias combinadas que se concentran especialmente en las zonas más afectadas, como el suroccidente de la capital, zona de alta concentración de industrias.
Entre las medidas destacadas está la implementación de las Zonas Urbanas por un Mejor Aire (ZUMA), que son áreas donde se ejecutan acciones intersectoriales para reducir la contaminación, como la pavimentación de vías, la creación de bosques urbanos, y la promoción del transporte eléctrico. También, en los esfuerzos por mejorar las maneras en que nos transportamos, se lanzó el Fondo para la renovación de vehículos de transporte de carga urbanos, que facilita la transición de vehículos de carga antiguos a opciones más limpias, especialmente en vehículos con más de 15 años de fabricación.
Para Bogotá, una urbe que no escapa a la crisis climática, este tipo de certificaciones representan un avance en la meta de consolidar la sostenibilidad como pilar del desarrollo. Sin embargo, teniendo en cuenta la magnitud de la crisis, los esfuerzos parecen pocos. La implementación más decidida de estrategias gubernamentales, que propendan por la responsabilidad individual para lograr objetivos globales, sumado al endurecimiento de las sanciones para quienes más generen CO2 sin compensarlo, pueden ser las vías por las que la ciudad y el país empiecen a asimilar en serio la incertidumbre de un futuro climático cada vez más agresivo. Sin embargo, los cambios en la cotidianidad, tal y como está pasando con la crisis del agua, serán los que incidan, más allá de una norma, en la manera en que vivimos.
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