La vía de 1,2 kilómetros que no lleva a ningún lugar
En la localidad Usme hay una obra que fue entregada hace 10 años, pero desde entonces no ha sido utilizada. El proyecto, que en principio contaría con una zona residencial y conectaría con otras vías, está abandonado. Según la Empresa de Renovación y Desarrollo Urbano de Bogotá, en marzo se retomarán las obras que permitirán el tránsito por ese sector.
Hace 12 años, varias cuadrillas de obreros y camiones cargados con material de construcción se internaron en la parte alta de Usme, en una montaña próxima al viejo casco urbano de la localidad, y de allí salieron dos años más tarde. En medio de zonas verdes, al límite de un río al occidente y dos quebradas al norte y sur, dejaron construida una vía de 1,2 kilómetros de longitud.
El contrato se cumplió en los 27 meses establecidos en el cronograma y, aparentemente, no se perdió un solo centavo de los $23.139 millones que valió el proyecto. La vía, posiblemente, es una de las mejores equipadas de la capital, pero desde julio de 2012 -fecha en la que fue entregada- ni un solo peatón o vehículo ha transitado por allí.
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La vía no lleva a ningún lugar, porque fue apenas una parte de un proyecto que prometía garantizar la movilidad entre la zona rural del sur de Bogotá y el sector urbano más cercano. Ahora, para darles uso a esos 47.487,2 metros cuadrados de concreto que están incrustados en una montaña y componen la llamada avenida Usminia, hay que construir dos vías más a través de un proyecto que apenas está en trámite de aprobación de estudios y diseños urbanísticos.
“Una vez se culmine esta fase iniciará la construcción de las obras de urbanismo de la Unidad de Gestión 1 (UG1) durante la vigencia 2022, lo que permitirá el desarrollo de las vías V4 y V7 (vía principal y vía intermedia, respectivamente) que conectarán con la avenida Usminia y con toda la ciudad”, se pronunció al respecto la Empresa de Renovación y Desarrollo Urbano de Bogotá (ERU), que tiene a cargo la obra.
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Asimismo, señaló que esas construcciones, de las que depende la avenida Usminia para ser usada, ya fueron adjudicadas a la Unión Temporal BMC Usme, conformada por Constructora Bolívar y Construcciones Marval, y se empezarían a ejecutar en marzo de este año, pero sus fechas de entrega estarían sujetas a los estudios que están pendientes por aprobar.
La planeación de la ERU establece que la avenida Usminia conectará al occidente con la avenida Caracas a través de una vía V4 (vía principal), contemplada dentro de las obras, “a cargo del Fideicomitente Desarrollador (Unión Temporal BMC Usme) de la Unidad de Gestión 1”. A futuro, como parte del proyecto general, conectará con la futura Circunvalar del Sur (vía que no está construida y que, por ahora, también es solo un proyecto sin ejecutar).
Falta de planeación y exceso de gastos
La avenida Usminia fue un proyecto que se adjudicó al consorcio Usminia 003 el 28 de diciembre de 2009 y era parte del proyecto urbanístico “Usme Ciudad Futura”, que nació durante la administración del condenado exalcalde de Bogotá Samuel Moreno y que pretendía crear una vía para que los cultivadores de la zona rural pudieran ingresar sus productos al centro de la capital.
Este corredor es parte de la malla vial de la Unidad de Gestión 1, del Plan Parcial Tres Quebradas: una zona urbanística de la que no se ha puesto el primer ladrillo, pero promete cerca de 9.000 viviendas, 42.300 metros cuadrados para equipamientos deportivos y educativos, y la apertura de 19.000 empleos durante su ejecución.
“Esa obra tiene como finalidad conectar con lo que se llamaría la Circunvalar del Sur, que llegaría a la avenida Villavicencio, a la avenida Caracas y a la parte rural de Usme. Nosotros tuvimos una reunión con la Empresa de Renovación y Desarrollo Urbano de Bogotá hace unos 15 días y se habla de que en marzo se va a empezar a trabajar”, señaló Darwin Farud Peña, edil de la localidad de Usme.
En ese primer acercamiento con la entidad, que tiene bajo su responsabilidad la construcción, dijo el edil, se hicieron unos acuerdos para crear una mesa de trabajo con el fin de revisar por qué no se continuó con el resto del proyecto a la par de la construcción de ese tramo vial, esto para determinar si hubo o no un detrimento patrimonial.
Además, agrega, que concretamente el problema no es la vía, sino la inversión apresurada en un proyecto que, a la luz de hoy, no tuvo planeación y que podría pasar otra década detenido hasta que concluyan las demás obras de las que depende.
Esas demoras, asegura el funcionario y coincide la comunidad del sur de Bogotá, desembocan en gastos que el Distrito no tendría por qué cubrir. “Esa vía tiene hasta ciclorrutas y está muy bien equipada, pero hay mala planeación y solo la seguridad de las personas que cuidan el sitio actualmente nos está costando más de $100 millones. Las personas de los alrededores no pueden utilizar la vía, que supuestamente iba a descongestionar a Usme. Creo que toca hacer otra inversión inmensa”, concluyó Darwin Peña.
Actualmente la vía se mantiene, aparentemente, en buen estado a nivel de infraestructura, pero está siendo carcomida por la maleza, situación que se suma a la lista de gastos que tendrá que asumir la administración distrital para su mantenimiento el día que sea inaugurada.
A pesar de que la ciudadanía está haciendo una veeduría para que los encargados de la obra rindan cuentas, saben que por ahora habilitar el corredor no servirá de nada, porque al final de la vía solo se encuentran pasto, árboles y, a escasos metros, un afluente. Para el 27 de enero, la Junta Administradora Local de Usme citó a varias entidades gubernamentales, porque esperan que el gerente de la Empresa de Renovación y Desarrollo Urbano de Bogotá, Juan Guillermo Jiménez, le haga frente a la gran duda: ¿cuánto más costará, en tiempo y plata, este elefante blanco?
Hace 12 años, varias cuadrillas de obreros y camiones cargados con material de construcción se internaron en la parte alta de Usme, en una montaña próxima al viejo casco urbano de la localidad, y de allí salieron dos años más tarde. En medio de zonas verdes, al límite de un río al occidente y dos quebradas al norte y sur, dejaron construida una vía de 1,2 kilómetros de longitud.
El contrato se cumplió en los 27 meses establecidos en el cronograma y, aparentemente, no se perdió un solo centavo de los $23.139 millones que valió el proyecto. La vía, posiblemente, es una de las mejores equipadas de la capital, pero desde julio de 2012 -fecha en la que fue entregada- ni un solo peatón o vehículo ha transitado por allí.
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La vía no lleva a ningún lugar, porque fue apenas una parte de un proyecto que prometía garantizar la movilidad entre la zona rural del sur de Bogotá y el sector urbano más cercano. Ahora, para darles uso a esos 47.487,2 metros cuadrados de concreto que están incrustados en una montaña y componen la llamada avenida Usminia, hay que construir dos vías más a través de un proyecto que apenas está en trámite de aprobación de estudios y diseños urbanísticos.
“Una vez se culmine esta fase iniciará la construcción de las obras de urbanismo de la Unidad de Gestión 1 (UG1) durante la vigencia 2022, lo que permitirá el desarrollo de las vías V4 y V7 (vía principal y vía intermedia, respectivamente) que conectarán con la avenida Usminia y con toda la ciudad”, se pronunció al respecto la Empresa de Renovación y Desarrollo Urbano de Bogotá (ERU), que tiene a cargo la obra.
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Asimismo, señaló que esas construcciones, de las que depende la avenida Usminia para ser usada, ya fueron adjudicadas a la Unión Temporal BMC Usme, conformada por Constructora Bolívar y Construcciones Marval, y se empezarían a ejecutar en marzo de este año, pero sus fechas de entrega estarían sujetas a los estudios que están pendientes por aprobar.
La planeación de la ERU establece que la avenida Usminia conectará al occidente con la avenida Caracas a través de una vía V4 (vía principal), contemplada dentro de las obras, “a cargo del Fideicomitente Desarrollador (Unión Temporal BMC Usme) de la Unidad de Gestión 1”. A futuro, como parte del proyecto general, conectará con la futura Circunvalar del Sur (vía que no está construida y que, por ahora, también es solo un proyecto sin ejecutar).
Falta de planeación y exceso de gastos
La avenida Usminia fue un proyecto que se adjudicó al consorcio Usminia 003 el 28 de diciembre de 2009 y era parte del proyecto urbanístico “Usme Ciudad Futura”, que nació durante la administración del condenado exalcalde de Bogotá Samuel Moreno y que pretendía crear una vía para que los cultivadores de la zona rural pudieran ingresar sus productos al centro de la capital.
Este corredor es parte de la malla vial de la Unidad de Gestión 1, del Plan Parcial Tres Quebradas: una zona urbanística de la que no se ha puesto el primer ladrillo, pero promete cerca de 9.000 viviendas, 42.300 metros cuadrados para equipamientos deportivos y educativos, y la apertura de 19.000 empleos durante su ejecución.
“Esa obra tiene como finalidad conectar con lo que se llamaría la Circunvalar del Sur, que llegaría a la avenida Villavicencio, a la avenida Caracas y a la parte rural de Usme. Nosotros tuvimos una reunión con la Empresa de Renovación y Desarrollo Urbano de Bogotá hace unos 15 días y se habla de que en marzo se va a empezar a trabajar”, señaló Darwin Farud Peña, edil de la localidad de Usme.
En ese primer acercamiento con la entidad, que tiene bajo su responsabilidad la construcción, dijo el edil, se hicieron unos acuerdos para crear una mesa de trabajo con el fin de revisar por qué no se continuó con el resto del proyecto a la par de la construcción de ese tramo vial, esto para determinar si hubo o no un detrimento patrimonial.
Además, agrega, que concretamente el problema no es la vía, sino la inversión apresurada en un proyecto que, a la luz de hoy, no tuvo planeación y que podría pasar otra década detenido hasta que concluyan las demás obras de las que depende.
Esas demoras, asegura el funcionario y coincide la comunidad del sur de Bogotá, desembocan en gastos que el Distrito no tendría por qué cubrir. “Esa vía tiene hasta ciclorrutas y está muy bien equipada, pero hay mala planeación y solo la seguridad de las personas que cuidan el sitio actualmente nos está costando más de $100 millones. Las personas de los alrededores no pueden utilizar la vía, que supuestamente iba a descongestionar a Usme. Creo que toca hacer otra inversión inmensa”, concluyó Darwin Peña.
Actualmente la vía se mantiene, aparentemente, en buen estado a nivel de infraestructura, pero está siendo carcomida por la maleza, situación que se suma a la lista de gastos que tendrá que asumir la administración distrital para su mantenimiento el día que sea inaugurada.
A pesar de que la ciudadanía está haciendo una veeduría para que los encargados de la obra rindan cuentas, saben que por ahora habilitar el corredor no servirá de nada, porque al final de la vía solo se encuentran pasto, árboles y, a escasos metros, un afluente. Para el 27 de enero, la Junta Administradora Local de Usme citó a varias entidades gubernamentales, porque esperan que el gerente de la Empresa de Renovación y Desarrollo Urbano de Bogotá, Juan Guillermo Jiménez, le haga frente a la gran duda: ¿cuánto más costará, en tiempo y plata, este elefante blanco?