Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
La confianza es un bien preciado que, lamentablemente, no se le puede otorgar a cualquiera. De esta dolorosa verdad se dio cuenta, por las malas, una mujer que, por prestarle a un familiar su vehículo, terminó metida en problemas legales y sin su carro.
Le puede interesar: Vuelve y juega: Petro y Galán chocan por el tema de la energía en Bogotá.
Todo comenzó tiempo atrás cuando el familiar de esta mujer le pidió el favor de que le prestara el vehículo para trabajar en aplicaciones de movilidad, para superar algunas penurias económicas. Ella, con el fin de ayudar, le soltó las llaves del carro sin sospechar que, esta persona, utilizaría su vehículo para perpetrar robos en la ciudad.
De acuerdo con la versión que entregaron las autoridades, este sujeto, junto a otros individuos que se movilizaban en un taxi, se dedicaban a romper los vidrios de otros automotores para extraer de allí objetos de valor. El grupo ya había sido identificado por algunos de sus golpes en las localidades de Suba y Usaquén. Sin embargo, el último de ellos, resultó definitivo para dar con su captura.
Durante la noche de martes 1 de octubre, en inmediaciones del centro comercial Calima, en el norte de la ciudad, los delincuentes rompieron los vidrios de un vehículo estacionado para robarse unos bolsos que se encontraban en su interior. Mientras efectuaban esta maniobra delictiva, fueron sorprendidos por las autoridades y se desencadenó toda una persecución para dar con su captura.
Un vehículo particular y un taxi huyeron a alta velocidad mientras una patrulla de Policía los persiguió por varias calles secundarias del norte de Bogotá. Posteriormente, la persecución se trasladó a la carrera 30 con calle 80, en donde el carro particular perdió el control y se estrelló. Este caos lo aprovecharon los otros ladrones, que iban en el taxi, para fugarse del lugar de los hechos.
Tras abordar a la persona que se estrelló en el vehículo y comprobar su estado de salud, las autoridades comenzaron el protocolo de captura y de análisis de los documentos del vehículo. Al examinarlos, se dieron cuenta de que este automotor no estaba a nombre del capturado, sino de una mujer que compartía un laxo sanguíneo con él.
La mujer, requerida en el lugar de los hechos para dar explicaciones, se encontró con la desagradable sorpresa de su carro destrozado, en un lado de la vía, y de su familiar, en este caso un sobrino, esposado y reducido por las autoridades. Después de enterarse de que su carro estaba siendo utilizado para cometer delitos, la ciudadana confrontó a su sobrino y comenzó todo un periplo para aclarar la situación.
En una declaración a Blu Radio, el capturado expresó su arrepentimiento: “No me dedico a robar, los del taxi no venían conmigo. Yo no tengo nada que ver. Arrepentido, como le acabo de decir, cada acción tiene una consecuencia, las consecuencias son malas”. Finalmente, el vehículo fue inmovilizado y este sujeto remitido ante la autoridad competente para responder por el delito de robo.
Continúe leyendo en la sección: Tres mineros perdieron la vida en tragedia en Cundinamarca.
Para conocer más noticias de la capital y Cundinamarca, visite la sección Bogotá de El Espectador.