Las cartas de Claudia López para enfrentar sus últimos años de mandato
Los nuevos secretarios de cinco carteras de la administración distrital deberán enfrentar situaciones políticas, estructurales, sociales, económicas y de movilidad, temas que impactan la vida de los capitalinos.
El comienzo de 2022 no solo ha traído cambios estructurales en Bogotá, sino también ha sido de renovación en varias de las carteras de la administración de Claudia López. A dos años de finalizar su mandato, y al margen de los rumores alrededor de los movimientos en su gabinete, la alcaldesa aseguró que simplemente se trata de “una serie de rotaciones en el equipo de gobierno, para rotar habilidades”.
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El comienzo de 2022 no solo ha traído cambios estructurales en Bogotá, sino también ha sido de renovación en varias de las carteras de la administración de Claudia López. A dos años de finalizar su mandato, y al margen de los rumores alrededor de los movimientos en su gabinete, la alcaldesa aseguró que simplemente se trata de “una serie de rotaciones en el equipo de gobierno, para rotar habilidades”.
Si bien no se puede confirmar la hipótesis de algunos detractores de su alcaldía, que señala que los cambios se habrían dado para darles un nuevo rumbo a sus decisiones y terminar su período con mejores cifras de aprobación en las encuestas, lo cierto es que las nuevas caras sí podrían aportar a las necesidades que actualmente tiene la capital, de cara a un año de cambios en diferentes sectores.
Las nuevas cabezas que llegaron a cinco secretarías distritales no son ajenas a la capital. De hecho, su gestión ha estado cerca de los cargos que asumieron en las últimas semanas, por lo que se presume que conocen al detalle las urgencias de Bogotá y sabrían cómo abordarlas para ser parte de la solución, como en el sector movilidad, cuyo manejo tendrá el reto de enfrentar el caos vial que generan las 10 obras en la ciudad, que se iniciarán en 2022, las cuales se suman a las que están en ejecución.
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A esta cartera llegó el pasado 6 de enero Felipe Ramírez, quien ha sido director de proyectos de construcción, asesor en transporte y gerente de operaciones para Latinoamérica. En 2016 llegó a la empresa Transmilenio, de mano del exalcalde Enrique Peñalosa, donde en sus primeros cuatro años se desempeñó como cabeza técnica del sistema. Entre 2020 y 2021, con Claudia López en la Alcaldía, ascendió como gerente general de Transmilenio, temporada en la que continuó con la renovación de la flota a energías limpias.
Con su nombramiento como secretario de Movilidad, el cargo de gerente de TM pasó a manos de Álvaro José Rengifo, ingeniero industrial de la Pontificia Universidad Javeriana de Cali, quien en 2020 se desempeñó como subgerente económico y, en febrero de 2021, asumió como subgerente general, puesto desde donde articuló el proceso de recuperación de estaciones, tras los daños derivados del paro nacional del año pasado.
Otro de los cambios en el gabinete fue el del secretario de Gobierno, Luis Ernesto Gómez -enlace entre el Palacio Liévano y el Concejo de Bogotá-, quien dejó esa cartera para asumir como jefe de Gabinete, un puesto que ocupan quienes les hablan al oído a los gobernantes.
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En su reemplazo nombraron a Felipe Jiménez, otrora coordinador del Observatorio de la Democracia de la Misión de Observación Electoral (MOE), consultor de finanzas territoriales en el Ministerio de Hacienda, coordinador operativo de la Consulta Anticorrupción y profesor en la Facultad de Ciencia Política de la Universidad Javeriana. Para los primeros dos años en la administración de López, Jiménez fue el jefe de Gabinete y coordinó la atención interinstitucional de la pandemia, el plan de reactivación económica y el rescate social.
Por otra parte, al Instituto para la Economía Social (Ipes) arribó Alejandro Rivera, exalcalde local (e) de la localidad Rafael Uribe, exdirector de Convivencia y Diálogo Social de la Secretaría de Gobierno y exsubdirector de Asuntos Comunales del Instituto Distrital para la Participación y Acción Comunal (Idpac). Como director del Ipes, uno de sus principales objetivos será articular la relación con los vendedores informales, para garantizar una organización adecuada en el espacio público y para quienes ejercen esta labor.
Una semana después la alcaldesa nombró a Margarita Barraquer Sourdis como nueva secretaria de Integración Social, luego de haber estado en los dos primeros años de esta administración en cabeza de la Secretaría General de la Alcaldía Mayor. En su carrera profesional ha sido directora poblacional de la Secretaría de Integración Social, subdirectora general del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, secretaria y directora general en la Agencia Nacional para la Superación de la Pobreza Extrema y secretaria ejecutiva en la Alianza por la Niñez Colombiana.
En reemplazo de Barraquer asumió como jefe de la Secretaría General María Clemencia Pérez Uribe, abogada de la Universidad de los Andes y especialista en gestión pública de la Escuela de Administración Pública, quien cuenta con más de 30 años de experiencia, 12 de ellos en el Distrito, donde ha ocupado cargos enfocados en la gestión de procesos misionales, jurídicos, administrativos y financieros.
Por último, a Alfredo Báteman Serrano lo designaron como secretario de Desarrollo Económico, luego de haber diseñado e implementado, entre 2020 y 2021, la Estrategia para la Mitigación y la Reactivación Económica de la Secretaría de Planeación, creada para superar la crisis económica causada por la pandemia del covid-19.
La primera semana del año, a la par de estos cambios en las mencionadas secretarías, se conocieron los resultados de la primera encuesta realizada por la firma Invamer, que reveló que la desaprobación a la gestión de Claudia López en diciembre del año pasado alcanzó el 58 %, mientras que sus índices de aprobación bajaron al 35 %.
Cambios a mitad de camino
Estas movidas envían mensajes tanto a la ciudadanía como a la clase política, y muestran respaldo o, por el contrario, desamparo. En este caso, López se inclinó por el primero al mover de cargos dentro del Distrito a funcionarios de su círculo más cercano, como Luis Ernesto Gómez, Felipe Ramírez y Margarita Barraquer.
Gómez salió de la Secretaría de Gobierno en medio de una desgastada relación con el Concejo Distrital, que se atenuó y llegó a su punto más álgido con las acusaciones de clientelismo de varios concejales (algunos miembros del partido de la alcaldesa) en noviembre pasado, durante la discusión del Plan de Ordenamiento Territorial (POT). El rifirrafe, hasta entonces, terminó con la Fiscalía indagando al entonces secretario y el funcionario denunciando por calumnia al concejal Martín Rivera (Alianza Verde), pero sin las acusaciones de los cabildantes desvirtuadas o confirmadas.
Con el enroque entre él y Felipe Jiménez en la jefatura de Gabinete y la Secretaría de Gobierno, la mandataria intentará restaurar un vínculo con el cabildo distrital, que según el exconcejal Juan Carlos Flórez, “se enredó, porque ella no sabe cuál va a ser su legado en Bogotá, y personas que la apoyaban terminaron señalándola de prácticas clientelistas de su exsecretario de Gobierno y, luego, la respuesta fue asustarlos”.
Entretanto, el cambio en la Secretaría de Movilidad tuvo, para el concejal Carlos Carrillo (Polo Democrático), un mensaje claro en pro del sistema de transporte Transmilenio, en referencia a su inmediato pasado laboral en esa empresa. “Felipe Ramírez viene de ser gerente y subgerente cuando estaba María Consuelo Araújo, aunque él era la cabeza técnica. Entonces el mensaje de Ramírez, que viene desde el exalcalde Enrique Peñalosa, es más Transmilenio en Bogotá”.
Por otro lado, el nombramiento de Margarita Barraquer en Integración Social -en reemplazo de Xinia Navarro, exconcejal del Polo Democrático que en 2019 no logró repetir curul-, significó poner en esa cartera a otra persona de su círculo de confianza, pues fue su secretaria general. La Secretaría, luego de haber estado bajo la cabeza de la izquierda, es quizás el sector donde más representación y gestión social podía tener ante la ciudadanía.
“Fue una jugada muy inteligente: López le entregó al Polo esa Secretaría, pero lo que hizo fue lavarse la cara poniendo al partido en la cabeza de Integración Social, mostrándose como una administración progresista, pero el sector no lo entregó, pues las subsecretarías eran de la Alcaldía”, aseguró el concejal Carrillo.
El reto de mejorar la percepción ciudadana
Juan Carlos Flórez y Carlos Carrillo coinciden en que la segunda mitad de la administración de Claudia López estará marcada por el intento de corregir los lunares de su gestión. Como lo llama Flórez, recuperar la fuerza ciudadana que la eligió en 2019 con una votación histórica y así “salir del problema de fondo de la ciudad, pues ella se perdió en las nubes del poder y la ciudadanía no sabe cuál va a ser su verdadero legado”.
Y como aseguró Carrillo, “hará lo posible por sobrevivir y tratar de quedar bien con todo el mundo, algo que hace que decepcione a todos”. Agregó que con los nombramientos las secretarías van a quedar en sus manos (sin influencias externas), y con ello busca manifestarle al Concejo “esto es mío y aquí no le repartiré nada más a nadie”.
Al respecto, el director del Centro de Pensamiento Futuros Urbanos, Ómar Oróstegui, señaló que la renovación del gabinete puede ser relativa, debido a que muchos de los nombrados ya trabajaban en los sectores respectivos, aspecto que podría ser positivo, porque garantizan experiencia y continuidad en algunos procesos importantes para Bogotá.
“El alto nivel de desaprobación obedece a otras circunstancias, como la dificultad de entregar resultados frente a las promesas de campaña, más allá de los informes de gestión y desempeño de cada secretaría de despacho”. Oróstegui resaltó que la inconformidad estaría medida por la gestión general de la administración actual y no precisamente por la labor de los secretarios que componen el gabinete de Claudia López.
“La percepción ciudadana hoy está medida por los problemas de inseguridad, movilidad y desempleo. Además, los desacuerdos con el Concejo, y en el interior mismo de la bancada de su partido (Alianza Verde), tampoco ayudan en mejorar la imagen de la administración hacia fuera”, añadió Orósteguí.
Así las cosas, en estos dos últimos años la mandataria local, además de restablecer y cambiar las relaciones con la ciudadanía y la clase política del Concejo de Bogotá por medio de estas secretarías, también tiene la tarea de apaciguar los ánimos con su propia bancada con miras hacia una gestión que le permita a la capital sacar adelante los desafíos futuros en materia de infraestructura y de gobernabilidad, más allá de aspiraciones políticas futuras y de los resultados de las encuestas mensuales.