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El nuevo esquema de aseo en Bogotá, según los recicladores, los puso en aprietos. Si bien en él se establecen medidas que apuntan a mejorar sus condiciones de trabajo, a un año de su implementación, las agremiaciones critican las actuaciones tanto del Distrito como de los cinco operadores que recogen la basura en la ciudad.
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Las quejas han sido constantes. Por un lado, desde antes de la implementación del modelo, los recicladores vienen criticando el método que eligió la administración para incluirlos en el esquema de aseo y garantizar sus derechos.
La razón es que, dicen, los obligaron a agremiarse para poder cobrar la remuneración por su oficio, la cual ya no pagaría directamente el Distrito, sino que lo harían los operadores, con los que además de acordar el método, debían concertar los sitios para ubicar los nuevos contenedores para el material reciclable.
Este último punto fue el que desencadenó la segunda crítica. Y es que, a pesar de que la Alcaldía alega que el tamaño, la ubicación y el uso de dichos contenedores fueron acordados con esta población, ellos señalan que, más que una ayuda en su labor, se han convertido en un obstáculo para las poblaciones más vulnerables y se ha creado una especie de guerra del centavo por el reciclaje.
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Según Nohora Padilla, una de las líderes del gremio de los recicladores de oficio, “no están hablando de nuestra inclusión dentro del esquema de aseo. La sentencia de la Corte Constitucional ordena reconocer nuestro papel, pero los cinco operadores están manejando muy mal el tema de la sensibilización sobre el uso de los contenedores, por lo que termina violando nuestros derechos y, de paso, se nos niega el acceso al trabajo”.
Al respecto, la concejal Xinia Navarro (Polo Democrático) denunció recientemente cómo los nuevos contenedores han dificultado los procesos de recolección de los recicladores, ya que deben recurrir a peripecias para poder acceder al material aprovechable, pues los nuevos equipamientos no están adecuados para la extracción manual. Además, ante la falta de cultura ciudadana, los recicladores deben seguir buscando entre la basura lo que les pueda servir.
“La instalación de los contenedores, en vez de solucionar el grave problema de los residuos de la ciudad, se convirtió en una herramienta que debilita la labor del reciclador de oficio, pues al no existir separación en la fuente, los residuos llegan contaminados a estas canecas y no les permite aprovechar el material del que obtienen su sustento y el de sus familias”, manifiesta Navarro.
A estos inconvenientes se le suma que no hay un orden en la recolección del material aprovechable de los contenedores, pues los recicladores van sacando lo que se van encontrando y, por consiguiente, se comienzan a presentar roces entre algunos de ellos por el control de los sectores donde sí se está logrando la separación en la fuente.
“Para sacar lo que se encuentra en el contenedor hay que voltearlo y si uno se encuentra solo, toca meterse adentro y luego llenarse de fuerza para dejarlo como estaba. Este fue el peor proyecto para los recicladores de Bogotá”, resalta uno de ellos.
Al respecto el Distrito ha dicho que en todo el proceso se tuvo en cuenta a los recicladores. Según Patricia Pinzón, subdirectora de aprovechamiento de la Unidad Administrativa Especial de Servicios Públicos (Uaesp), durante el proceso se crearon mesas en las que se establecieron condiciones para extraer el material.
“Por eso es que el contenedor de tapa blanca es mas pequeño que el de tapa negra (donde van los desechos). Algunas particularidades y modelos fueron seleccionados con ellos. El problema que vimos es que si se hacen más pequeños, no se puede reciclar gran cantidad”, asegura Pinzón.
Con respecto a la organización de los recicladores en agremiaciones, a la fecha el Distrito tiene registradas 129 organizaciones. Además, cuentan con facilitadores que tienen la tarea de hacer el acompañamiento, para que esta población registre y formalice sus organizaciones.
Por último, desde el Distrito advierten que no hay forma de dividir las zonas o crear las rutas de reciclaje (propuestas en el pasado esquema) para evitar la guerra del centavo. “La prestación del servicio de aprovechamiento es de libre competencia y si bien el servicio de recolección de basuras se divide en cinco zonas, el reciclaje no se puede controlar”, manifiesta Pinzón.
Si bien la administración asegura que está abierto a escuchar las quejas de los recicladores, realmente la responsabilidad de incluirlos en el sistema de recolección ahora recae en los operadores que, por lo visto, han limitado esta obligación a la ubicación de contenedores.
Por ello, la semana pasada la Asociación Cooperativa de Recicladores publicó una carta abierta en la que le piden a la Uaesp revisar las condiciones en las que están trabajando y cómo la contenerización ha afectado su proceso, a la espera de acciones que obliguen a la ciudadanía a tomar mayor conciencia del deber de reciclar y que, de paso, mejoren su situación, que consideran afectada con el nuevo esquema de aseo.