Las grietas por cerrar en el caso Ana María Castro
El escrito de acusación contra Paúl Naranjo y Julián Ortegón será la guía en el juicio por feminicidio. Sin embargo, la Fiscalía deberá llenar vacíos que aún no tienen respuestas.
Pasado más de un año del fallecimiento de Ana María Castro, quien murió en extrañas circunstancias en la madrugada del 5 de marzo de 2020, avanza el proceso penal, a través del cual buscan esclarecer su muerte. Ayer el fiscal Carlos Javier Gutiérrez acusó formalmente a Paúl Naranjo y a Julián Ortegón por el delito de feminicidio agravado. Aunque el defensor de Naranjo pidió declarar la nulidad procesal por violación al debido proceso, esta fue rechazada por la juez. Este episodio es apenas la antesala de lo que será un juicio complejo, pues al analizar el caso aún hay muchas brechas por cerrar.
En la lectura que hizo ayer de su escrito, a la que solicitó adicionar como evidencias nuevos testimonios e incluso una prueba psiquiátrica a Mateo Reyes, la Fiscalía hizo su descripción de los hechos. Contó que hubo un disgusto de Paúl y Julián al ver que Mateo y la joven se estaban besando en la parte trasera del vehículo. Por esto se detuvieron e hicieron bajar a Reyes en la calle 80 No. 69P-20, para continuar sin él su recorrido rumbo al apartamento de Julián.
Esta situación habría desatado la tragedia, pues Ana María Castro, metros más adelante, les reclamó con vehemencia por haber bajado a su amigo, momento en el cual le habrían propinado un golpe contundente y “la lanzan del vehículo en movimiento, (sic) cayendo esta al pavimento de la vía pública”.
Aunque el fiscal reiteró que a la joven la golpearon dentro del carro, realmente su principal reto se concentra en demostrar que los celos motivaron el crimen, que es la columna vertebral de la acusación por feminicidio, y, alrededor de esto, convencer a la juez de que se trató de un asesinato y no de un accidente. Sin embargo, hacerlo, más allá de toda duda, según profesionales en derecho, no será tarea fácil, pues si bien Paúl Naranjo cortejaba a la joven, no tenían ninguna relación, y en el caso de Julián Ortegón no existirían motivos, ya que él acababa de conocer a Ana María.
En cuanto a los hechos puntuales alrededor de la muerte también surgen interrogantes, que se tendrán que dilucidar durante el juicio. El primero es la ubicación, dado que la dirección que dio la Fiscalía está a 32 metros de donde una ambulancia recogió a la joven; el segundo es dónde estuvo Mateo, pues según su testimonio él se bajó del carro junto con Ana María, y el tercero, cómo estaba la camioneta cuando supuestamente arrojaron a Castro. ¿Detenida o en movimiento?
Para demostrar que el automóvil estuvo en movimiento cuando supuestamente lanzaron a Ana María, la Fiscalía tendrá en contra no solo las contradicciones de algunos testimonios, como el de Daniel Alejandro Vega, su testigo estrella, quien afirma que “el carro frenó, abrieron la puerta y botaron a una chica (...)”, sino los videos que se conocen de las cámaras de seguridad. Si a la joven la arrojaron, ¿cómo se explica que la camioneta hubiera estado detenida 47 segundos, como muestran las grabaciones?
Con base en esos mismos videos se puede establecer que, entre la 01:41:12 a.m. y la 01:41:20 a.m., el automotor pasó frente a la Chatarrería y Recicladora Mi Tolima y la Cafetería El Punto 80, y salió de foco cuando se alejó por la avenida hacia el occidente. Fueron ocho segundos en los que la camioneta recorrió una distancia de entre 70 y 80 metros, un trayecto que la física indica se debió haber hecho a una velocidad de entre 31 y 36 kilómetros por hora.
Finalmente, la Fiscalía tendrá que justificar su afirmación de que Paúl y Julián privaron a Ana María “de la libertad de locomoción por unos momentos”, pues contradice lo expresado por Paula Ramírez, amiga de la joven y quien estuvo departiendo con ella esa noche, y en varias ocasiones ha dicho que Castro se habría subido a la camioneta por su propia voluntad.
Durante la diligencia, la jueza 42 penal del circuito acreditó a Nidia Romero y Aura Rojas Romero, madre y hermana de Ana María, como víctimas en el proceso. Además, programó para el próximo lunes 10 de mayo la realización de la audiencia preparatoria, en la cual el ente acusador y la defensa de los acusados darán a conocer todas las pruebas que presentarán en juicio.
Aunque el panorama parece complejo, el ente acusador dice tener un caso sólido y pruebas contundentes para vencer en juicio. No obstante, son varias las preguntas que tendrá que despejar durante el proceso, antes de convencer a la jueza de condenar a los acusados. Por ahora, tanto la familia de Ana María y de los propios involucrados, en orillas distintas, esperan que al final se haga justicia.
Pasado más de un año del fallecimiento de Ana María Castro, quien murió en extrañas circunstancias en la madrugada del 5 de marzo de 2020, avanza el proceso penal, a través del cual buscan esclarecer su muerte. Ayer el fiscal Carlos Javier Gutiérrez acusó formalmente a Paúl Naranjo y a Julián Ortegón por el delito de feminicidio agravado. Aunque el defensor de Naranjo pidió declarar la nulidad procesal por violación al debido proceso, esta fue rechazada por la juez. Este episodio es apenas la antesala de lo que será un juicio complejo, pues al analizar el caso aún hay muchas brechas por cerrar.
En la lectura que hizo ayer de su escrito, a la que solicitó adicionar como evidencias nuevos testimonios e incluso una prueba psiquiátrica a Mateo Reyes, la Fiscalía hizo su descripción de los hechos. Contó que hubo un disgusto de Paúl y Julián al ver que Mateo y la joven se estaban besando en la parte trasera del vehículo. Por esto se detuvieron e hicieron bajar a Reyes en la calle 80 No. 69P-20, para continuar sin él su recorrido rumbo al apartamento de Julián.
Esta situación habría desatado la tragedia, pues Ana María Castro, metros más adelante, les reclamó con vehemencia por haber bajado a su amigo, momento en el cual le habrían propinado un golpe contundente y “la lanzan del vehículo en movimiento, (sic) cayendo esta al pavimento de la vía pública”.
Aunque el fiscal reiteró que a la joven la golpearon dentro del carro, realmente su principal reto se concentra en demostrar que los celos motivaron el crimen, que es la columna vertebral de la acusación por feminicidio, y, alrededor de esto, convencer a la juez de que se trató de un asesinato y no de un accidente. Sin embargo, hacerlo, más allá de toda duda, según profesionales en derecho, no será tarea fácil, pues si bien Paúl Naranjo cortejaba a la joven, no tenían ninguna relación, y en el caso de Julián Ortegón no existirían motivos, ya que él acababa de conocer a Ana María.
En cuanto a los hechos puntuales alrededor de la muerte también surgen interrogantes, que se tendrán que dilucidar durante el juicio. El primero es la ubicación, dado que la dirección que dio la Fiscalía está a 32 metros de donde una ambulancia recogió a la joven; el segundo es dónde estuvo Mateo, pues según su testimonio él se bajó del carro junto con Ana María, y el tercero, cómo estaba la camioneta cuando supuestamente arrojaron a Castro. ¿Detenida o en movimiento?
Para demostrar que el automóvil estuvo en movimiento cuando supuestamente lanzaron a Ana María, la Fiscalía tendrá en contra no solo las contradicciones de algunos testimonios, como el de Daniel Alejandro Vega, su testigo estrella, quien afirma que “el carro frenó, abrieron la puerta y botaron a una chica (...)”, sino los videos que se conocen de las cámaras de seguridad. Si a la joven la arrojaron, ¿cómo se explica que la camioneta hubiera estado detenida 47 segundos, como muestran las grabaciones?
Con base en esos mismos videos se puede establecer que, entre la 01:41:12 a.m. y la 01:41:20 a.m., el automotor pasó frente a la Chatarrería y Recicladora Mi Tolima y la Cafetería El Punto 80, y salió de foco cuando se alejó por la avenida hacia el occidente. Fueron ocho segundos en los que la camioneta recorrió una distancia de entre 70 y 80 metros, un trayecto que la física indica se debió haber hecho a una velocidad de entre 31 y 36 kilómetros por hora.
Finalmente, la Fiscalía tendrá que justificar su afirmación de que Paúl y Julián privaron a Ana María “de la libertad de locomoción por unos momentos”, pues contradice lo expresado por Paula Ramírez, amiga de la joven y quien estuvo departiendo con ella esa noche, y en varias ocasiones ha dicho que Castro se habría subido a la camioneta por su propia voluntad.
Durante la diligencia, la jueza 42 penal del circuito acreditó a Nidia Romero y Aura Rojas Romero, madre y hermana de Ana María, como víctimas en el proceso. Además, programó para el próximo lunes 10 de mayo la realización de la audiencia preparatoria, en la cual el ente acusador y la defensa de los acusados darán a conocer todas las pruebas que presentarán en juicio.
Aunque el panorama parece complejo, el ente acusador dice tener un caso sólido y pruebas contundentes para vencer en juicio. No obstante, son varias las preguntas que tendrá que despejar durante el proceso, antes de convencer a la jueza de condenar a los acusados. Por ahora, tanto la familia de Ana María y de los propios involucrados, en orillas distintas, esperan que al final se haga justicia.