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Laura Sofía Amaya tenía 23 años y un futuro por delante. La joven había vuelto a su ciudad natal, Bogotá, el pasado domingo 27 de agosto, con dos propósitos: llevarse a su hijo de 4 años a España, donde residía, trabajaba y estudiaba desde hace varios años para darle un mejor bienestar a su familia; y para realizarse una cirugía estética. Pero como muchas mujeres, que han sido víctimas de dudosos procedimientos quirúrgicos, la muchacha falleció en el Policlínico del Olaya, tras salir del procedimiento que le practicaron en el barrio Restrepo.
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De acuerdo con el relato de una de las amigas de Laura Sofía, la cirugía fue realizada el pasado 15 de septiembre, en una clínica cuyo nombre es Revovvastylespa, ubicada en la localidad de Antonio Nariño. La doctora, que asesoró a la joven y a su amiga, les había asegurado que todo saldría bien y que estaba en manos de profesionales, aspecto que le dio confianza tanto a la víctima de la joven, como a su amiga.
“Conocimos a unas amigas que nos hablaron de la cirujana Brenda Gissel Celeita Angarita, quien se nos presentó como una médica esteticista especializada, quien nos aseguró de que no había ningún riesgo, y hasta nos mostró varios de sus resultados. Su discurso nos dio confianza. Sofi se iba a hacer una lipoescultura, por la que pagó $7 millones, y para ello la médica la citó en horas de la mañana en la clínica”, narró Gabriela, amiga de Laura Sofía, a El Espectador.
Sobre la 1:00 de la tarde, Laura debía salir a recuperarse de su procedimiento, pero cuentan sus allegados que salió en muy mal estado. Incluso, convulsionó y eso causó que se la llevaran al Policlínico de inmediato, a donde llegó en un estado ya crítico. Cuenta su amiga que en la clínica donde le hicieron la cirugía, “hasta la dejaron caer de la camilla”.
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“Duró tres minutos viva en el Policlínico y murió. Nada pudo hacerse. Su papá la reconoció. Las causas de su muerte siguen siendo materia de investigación, pero esperamos que esta semana la Fiscalía nos informe acerca de los resultados de Medicina Legal. Sabemos que la doctora hizo ella sola todo el procedimiento, ella misma aplicó la anestesia”, añadió la joven amiga de la víctima.
Lo que más le frustra a sus allegados, es que la supuesta doctora, desapareció todo rastro de su negocio. “Desde que sucedió, no sabemos nada de ella. Borró el número de teléfono, borro todo lo que había sobre la clínica en redes sociales e internet: no quedó nada. Ni siquiera su familia nos contesta. Lo único que tenemos es la evidencia de las conversaciones que sostuvimos con ella cuando cuadramos el tema de la cirugía”, añadió Gabriela.
Laura Sofía trabajaba como recepcionista en un hotel mientras estudiaba derecho. Su amiga cuenta que ahora, el niño de 4 años de Laura, quedó prácticamente huérfano, ya que el papá biológico nunca respondió, y la madre de la víctima está muy enferma. El padre de Laura es el único que queda para cuidarlo. Esto, dice ella, no debía pasar, y dejó un mensaje para que las mujeres no sigan cayendo en este fenómeno que ya ha dejado suficientes víctimas en Bogotá.
“Las personas que tienen pensado hacerse una cirugía estética, es mejor que lo repiensen, si no es necesario, no lo hagan. Si lo desean hacer, asesórense de buenos cirujanos, percátense de que cuenten con buenos equipos. A las mujeres les digo que tomemos conciencia para que no lleguemos a estos límites”, concluyó la amiga de Laura Sofía.
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