Llamado a reformar los lineamientos de Bogotá Solidaria en Casa
El gobierno de Bogotá lanzó un programa de ingreso básico que condiciona el apoyo a no tener casos de violencia doméstica en el hogar. Esta política puede desincentivar la denuncia de este delito y obliga a las víctimas a elegir entre reportar a quien los maltrata o tener los recursos para vivir dignamente en la cuarentena.
Camila Gómez Wills
Los gobiernos a nivel mundial han empezado a reaccionar a la crisis desatada por el coronavirus. Se han desplegado programas de asistencia alimentaria, congelamiento del pago de servicios públicos y cambios a la normatividad laboral, entre otros. En Bogotá, la respuesta incluye el programa “Bogotá Solidaria en Casa”, mediante el cual se entregarán apoyos monetarios o en especie a 350.000 familias en situación de pobreza ($423.000) y 150.000 familias vulnerables ($178.000) para cubrir sus gastos básicos durante los 23 días de cuarentena.
Para recibir el ingreso mínimo, basta con que la familia haya sido identificada como pobre o vulnerable y no tener casos de violencia intrafamiliar en el hogar. Más allá del monto del auxilio y si esto basta o no para cubrir los gastos de este período, lo que nos interesa es llamar la atención sobre la condición de no violencia intrafamiliar y los posibles efectos negativos que esto puede tener.
Es evidente que en la cuarentena la mayoría de la ciudad (salvo contadas excepciones) está pasando más tiempo en casa y en contacto continuo y cercano con los demás miembros del hogar. Para muchos, esto puede resultar en una experiencia agradable, aunque inusual. Para otros, el confinamiento con miembros de la familia puede terminar convirtiéndose en una pesadilla o en situaciones que ponen en riesgo su vida.
La ONU ya advirtió sobre el potencial aumento de la violencia contra la mujer dado el aislamiento necesario para prevenir el coronavirus. En EE.UU. y en Europa ya hay evidencia de un aumento en casos de violencia doméstica desde el inicio de las medidas de confinamiento. En México también se han dado alertas similares. En Colombia, la misma Secretaría de la Mujer de Bogotá reconoció que habría un posible aumento de casos de violencia de género y desde, que se decretó la cuarentena, el Distrito ha reportado, 4245 llamadas a la línea Púrpura, de las cuales 513 han estado relacionadas con violencias, especialmente psicológica, física y económica.
Teniendo en cuenta que la violencia doméstica es un delito que cuenta con altas tasas de subregistro y que las víctimas tienden a no denunciar, el Distrito debería estar promoviendo que los hogares bogotanos recurran a las protecciones a las que tienen derecho y notifiquen a las autoridades de los casos de abuso en el hogar.
Las medidas adoptadas para la entrega del programa “Bogotá Solidaria en Casa” vinculan la entrega del apoyo económico (ciertamente necesario para las familias en condición de pobreza o vulnerabilidad) con no tener casos de violencia doméstica. Así, la condición se convierte en un motivo más para no denunciar y continuar habitando con el abusador o abusadora.
Con los riesgos ya expuestos de aumento de casos de violencia intrafamiliar en situaciones de confinamiento, bien haría el Distrito en desligar el que haya o no abuso de la entrega de recursos. Como lo señaló Angela María Robledo, Representante a la Cámara, “resulta incomprensible que en Bogotá, donde se han desplegado una serie de políticas sociales para atender a las familias más pobres, (...) se condicione el apoyo a que no se presenten episodios de VIF [violencia intrafamiliar]. Esta medida además de convertirse en un incentivo perverso para no denunciar, revictimiza (...).
Puede que la Alcaldía haya pensado que al poner esta condición, los abusadores lo pensarían dos veces y no serían violentos con otros miembros del hogar. Es posible que esto ocurra en algunos casos. Aún así, la posibilidad de que los abusadores aún lo hagan y sean las víctimas las que piensen dos veces si denuncian o no también existe. Y es por proteger a estas víctimas que el gobierno debe eliminar la condición y más bien asegurar que los canales de atención a víctimas son ampliamente conocidos. Los bogotanos se merecen no tener que elegir entre vivir con un abusador y recibir un apoyo económico para poder comer.
Las mujeres que puedan ser víctimas de violencia pueden comunicarse con la línea 155, que funciona las 24 horas y es gratuita. También se pueden enviar mensajes por Whatsapp, através de la Línea Púrpura Distrital (Bogotá) al 30007551846.
Organizaciones feministas ofrecen apoyo jurídico y psicológico, como Sisma Mujer al 3158942140, de 8 a 5 pm; la Red Jurídica Feminista que habilitó el correo asistentenoviolencias@sismamujer.org y el Instagram @redjuridicafeminista.
Los gobiernos a nivel mundial han empezado a reaccionar a la crisis desatada por el coronavirus. Se han desplegado programas de asistencia alimentaria, congelamiento del pago de servicios públicos y cambios a la normatividad laboral, entre otros. En Bogotá, la respuesta incluye el programa “Bogotá Solidaria en Casa”, mediante el cual se entregarán apoyos monetarios o en especie a 350.000 familias en situación de pobreza ($423.000) y 150.000 familias vulnerables ($178.000) para cubrir sus gastos básicos durante los 23 días de cuarentena.
Para recibir el ingreso mínimo, basta con que la familia haya sido identificada como pobre o vulnerable y no tener casos de violencia intrafamiliar en el hogar. Más allá del monto del auxilio y si esto basta o no para cubrir los gastos de este período, lo que nos interesa es llamar la atención sobre la condición de no violencia intrafamiliar y los posibles efectos negativos que esto puede tener.
Es evidente que en la cuarentena la mayoría de la ciudad (salvo contadas excepciones) está pasando más tiempo en casa y en contacto continuo y cercano con los demás miembros del hogar. Para muchos, esto puede resultar en una experiencia agradable, aunque inusual. Para otros, el confinamiento con miembros de la familia puede terminar convirtiéndose en una pesadilla o en situaciones que ponen en riesgo su vida.
La ONU ya advirtió sobre el potencial aumento de la violencia contra la mujer dado el aislamiento necesario para prevenir el coronavirus. En EE.UU. y en Europa ya hay evidencia de un aumento en casos de violencia doméstica desde el inicio de las medidas de confinamiento. En México también se han dado alertas similares. En Colombia, la misma Secretaría de la Mujer de Bogotá reconoció que habría un posible aumento de casos de violencia de género y desde, que se decretó la cuarentena, el Distrito ha reportado, 4245 llamadas a la línea Púrpura, de las cuales 513 han estado relacionadas con violencias, especialmente psicológica, física y económica.
Teniendo en cuenta que la violencia doméstica es un delito que cuenta con altas tasas de subregistro y que las víctimas tienden a no denunciar, el Distrito debería estar promoviendo que los hogares bogotanos recurran a las protecciones a las que tienen derecho y notifiquen a las autoridades de los casos de abuso en el hogar.
Las medidas adoptadas para la entrega del programa “Bogotá Solidaria en Casa” vinculan la entrega del apoyo económico (ciertamente necesario para las familias en condición de pobreza o vulnerabilidad) con no tener casos de violencia doméstica. Así, la condición se convierte en un motivo más para no denunciar y continuar habitando con el abusador o abusadora.
Con los riesgos ya expuestos de aumento de casos de violencia intrafamiliar en situaciones de confinamiento, bien haría el Distrito en desligar el que haya o no abuso de la entrega de recursos. Como lo señaló Angela María Robledo, Representante a la Cámara, “resulta incomprensible que en Bogotá, donde se han desplegado una serie de políticas sociales para atender a las familias más pobres, (...) se condicione el apoyo a que no se presenten episodios de VIF [violencia intrafamiliar]. Esta medida además de convertirse en un incentivo perverso para no denunciar, revictimiza (...).
Puede que la Alcaldía haya pensado que al poner esta condición, los abusadores lo pensarían dos veces y no serían violentos con otros miembros del hogar. Es posible que esto ocurra en algunos casos. Aún así, la posibilidad de que los abusadores aún lo hagan y sean las víctimas las que piensen dos veces si denuncian o no también existe. Y es por proteger a estas víctimas que el gobierno debe eliminar la condición y más bien asegurar que los canales de atención a víctimas son ampliamente conocidos. Los bogotanos se merecen no tener que elegir entre vivir con un abusador y recibir un apoyo económico para poder comer.
Las mujeres que puedan ser víctimas de violencia pueden comunicarse con la línea 155, que funciona las 24 horas y es gratuita. También se pueden enviar mensajes por Whatsapp, através de la Línea Púrpura Distrital (Bogotá) al 30007551846.
Organizaciones feministas ofrecen apoyo jurídico y psicológico, como Sisma Mujer al 3158942140, de 8 a 5 pm; la Red Jurídica Feminista que habilitó el correo asistentenoviolencias@sismamujer.org y el Instagram @redjuridicafeminista.