28 de abril de 2015 - 06:49 p. m.
Llueven objetos de la obra BD Bacatá
Vecinos denuncian que ya hubo un herido y varios carros dañados. Prabyc Ingenieros, encargados del proyecto, dicen que han respondido por todos los daños.
Redacción Bogotá
Gustavo Torrijos / Foto tomada el lunes 27 de abril.
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Uno de los edificios que le cambiará la cara a la ciudad ha provocado el miedo de los vecinos del barrio Las Nieves, en la localidad de Santa Fe. Se trata del edificio BD Bacatá, que adelanta la firma Prabyc Ingenieros y que será una de las edificaciones más altas de la capital del país. Según las denuncias de las personas que frecuentan este sector, han sido múltiples las ocasiones en las que han caído desde la obra materiales de construcción, violando los sistemas de seguridad instalados por la empresa. Esta denuncia la visibilizó el concejal Diego García, quien se enteró de la situación esta semana.
El último episodio ocurrió el pasado 22 de abril, cuando dos jóvenes que iban transitando en un vehículo frente al proyecto sintieron que un objeto muy pesado cayó encima de ellos. El panorámico del carro quedó destruido. Cuando reclamaron por este inconveniente, las autoridades les dijeron que no se preocuparan, pues podían “cuadrar el pago” con la constructora.
Las dos personas afectadas se fueron posteriormente a una cafetería, donde se encontraron con Lino López, dueño del local y quien en numerosas ocasiones ha denunciado varios altercados con este proyecto. López les dijo que no es la primera vez que esto ocurre. “Han caído desde ladrillos hasta varillas. Siempre hay impases con los vehículos. La única respuesta que recibimos ante las quejas es que ellos tienen las pólizas para cubrir cualquier accidente. Pero los que estamos cerca de la construcción no nos quejamos porque no haya póliza, sino porque no queremos que ocurra algo más grave”, manifiesta López.
Incluso, hace cuatro meses una persona resultó herida. A Alfonso Luna, un trabajador de una obra que queda justo en frente del BD Bacatá, le cayó un objeto que le rompió la cabeza. “En ese momento fui a donde el ingeniero encargado y él me dijo que fuera a la droguería cercana. Allí no me hicieron nada”, cuenta Luna.
Después del incidente no pudo trabajar por tres días por un dolor de cabeza que le causó el golpe. La empresa jamás lo llamó para saber cómo seguía después del incidente. Ahora su denuncia está dentro de una carpeta que tiene Lino López, quien emprenderá próximamente una acción legal, pues asegura que, desde que comenzó la obra en 2011, ha enviado cartas a varias entidades distritales y no ha recibido ninguna ayuda. “Están esperando a que ocurra una tragedia”, agrega.
La lluvia de objetos no es la única denuncia. A los vecinos del proyecto también les preocupa que en los edificios y locales cercanos hay agrietamientos del piso y las paredes. Para esto, López buscó al Instituto Distrital de Riesgo y Cambio Climático (Idiger) para que hiciera las revisiones correspondientes. Un ingeniero de esta entidad ya revisó su local y están a la espera de un pronunciamiento.
Ellos solo quieren que una entidad estatal ponga en cintura a la empresa Prabyc Ingenieros y les exija mayores controles de seguridad. Quieren evitar que alguien más salga afectado por los materiales que puedan caer y saber quién va a responder por las afectaciones de sus propiedades. También esperan que los daños causados a los afectados sean resarcidos por la firma.
Ante estas denuncias, la ingeniera Carolina Rodríguez, encargada de la obra, asegura que en efecto se han caído objetos por fuera del límite del proyecto, siempre en el mismo punto frente a un inmueble. Sin embargo, expresa que han “respondido económicamente por los daños que estos elementos han ocasionado”.
Rodríguez dice que tienen instaladas “mallas entre pisos, redes de protección de caídas, protecciones perimetrales en pisos de estructura intervenidos y pasos peatonales cubiertos sobre la carrera 5a y la calle 19”. Además, asegura que estos hechos están evaluándose en una investigación privada, pues temen que estén ligados a agentes externos con intereses económicos particulares. Aunque este diario le pidió que fuera más específica, ella solo respondió que prefería no referirse al tema hasta que se entreguen los resultados.
En cuanto al asunto de las fisuras, la ingeniera afirma que desde el inicio del proyecto se estableció con los vecinos un protocolo de control en caso de afectación a estructuras. Según Rodríguez, este texto, firmado por todos los propietarios de edificaciones vecinas, dice que en caso de un daño, el dueño del inmueble debe avisar dentro de un plazo de tres días para que un empleado de la firma visite el lugar y determine qué pasó y si fue producto de la construcción.
“A la fecha, solo se han recibido cuatro solicitudes, tres personalmente y la otra a través de la Secretaría de Ambiente. Las dos primeras fueron atendidas inmediatamente. La tercera está en espera de la autorización del solicitante para entrar a reparar, y una cuarta no procedió porque se verificó que la afectación no estaba relacionada con la construcción del proyecto en virtud de la distancia entre predio afectado y la obra”, puntualiza la directora del proyecto BD Bacatá.
El Espectador consultó a las entidades encargadas para saber en qué van las denuncias de los ciudadanos. Por un lado, el Idiger expresa que hace un monitoreo permanente al proyecto y que constantemente se hacen obras de mitigación. Hasta el momento, de acuerdo con la entidad, no se ha tenido ningún reporte de un local, pero sí se pidió el arreglo de una vía.
Por otro lado, la Alcaldía de Santa Fe cuenta que cada dos meses se están realizando unas mesas de trabajo con otras entidades, como la Secretaría de Movilidad, la Secretaría de Ambiente y el Instituto de Desarrollo Urbano (IDU), para que las quejas y las denuncias sean atendidas por el proyecto. “En lo corrido del año se ha recibido 14 denuncias. Diez de ellas por plan de manejo de tránsito, dos por ruido y dos por normas de seguridad”, explica Rafael Criollo, asesor de despecho de la alcaldía.
Criollo añade que constantemente se hacen visitas a la obra y se verifica si han aumentado el número de poli sombras para proteger a los transeúntes y los carros que recorren este sector. Por último, el asesor pide que todas las personas que tengan alguna queja no duden en denunciarla para evitar que caigan más objetos o que haya afectaciones en los lugares aledaños.
Aunque esto expresan las autoridades, el concejal Diego García les pide a las entidades más rigurosidad con los controles, pues si bien dicen que se están realizando, las denuncias ciudadanas continúan. “Se han hecho reclamaciones ante la administración del edificio y ellos no han respondido. Esperamos que el Idiger haga cumplir las normas mínimas porque nos estamos exponiendo con estas anomalías”, finaliza García.
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Gustavo Torrijos / Foto tomada el lunes 27 de abril.
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Uno de los edificios que le cambiará la cara a la ciudad ha provocado el miedo de los vecinos del barrio Las Nieves, en la localidad de Santa Fe. Se trata del edificio BD Bacatá, que adelanta la firma Prabyc Ingenieros y que será una de las edificaciones más altas de la capital del país. Según las denuncias de las personas que frecuentan este sector, han sido múltiples las ocasiones en las que han caído desde la obra materiales de construcción, violando los sistemas de seguridad instalados por la empresa. Esta denuncia la visibilizó el concejal Diego García, quien se enteró de la situación esta semana.
El último episodio ocurrió el pasado 22 de abril, cuando dos jóvenes que iban transitando en un vehículo frente al proyecto sintieron que un objeto muy pesado cayó encima de ellos. El panorámico del carro quedó destruido. Cuando reclamaron por este inconveniente, las autoridades les dijeron que no se preocuparan, pues podían “cuadrar el pago” con la constructora.
Las dos personas afectadas se fueron posteriormente a una cafetería, donde se encontraron con Lino López, dueño del local y quien en numerosas ocasiones ha denunciado varios altercados con este proyecto. López les dijo que no es la primera vez que esto ocurre. “Han caído desde ladrillos hasta varillas. Siempre hay impases con los vehículos. La única respuesta que recibimos ante las quejas es que ellos tienen las pólizas para cubrir cualquier accidente. Pero los que estamos cerca de la construcción no nos quejamos porque no haya póliza, sino porque no queremos que ocurra algo más grave”, manifiesta López.
Incluso, hace cuatro meses una persona resultó herida. A Alfonso Luna, un trabajador de una obra que queda justo en frente del BD Bacatá, le cayó un objeto que le rompió la cabeza. “En ese momento fui a donde el ingeniero encargado y él me dijo que fuera a la droguería cercana. Allí no me hicieron nada”, cuenta Luna.
Después del incidente no pudo trabajar por tres días por un dolor de cabeza que le causó el golpe. La empresa jamás lo llamó para saber cómo seguía después del incidente. Ahora su denuncia está dentro de una carpeta que tiene Lino López, quien emprenderá próximamente una acción legal, pues asegura que, desde que comenzó la obra en 2011, ha enviado cartas a varias entidades distritales y no ha recibido ninguna ayuda. “Están esperando a que ocurra una tragedia”, agrega.
La lluvia de objetos no es la única denuncia. A los vecinos del proyecto también les preocupa que en los edificios y locales cercanos hay agrietamientos del piso y las paredes. Para esto, López buscó al Instituto Distrital de Riesgo y Cambio Climático (Idiger) para que hiciera las revisiones correspondientes. Un ingeniero de esta entidad ya revisó su local y están a la espera de un pronunciamiento.
Ellos solo quieren que una entidad estatal ponga en cintura a la empresa Prabyc Ingenieros y les exija mayores controles de seguridad. Quieren evitar que alguien más salga afectado por los materiales que puedan caer y saber quién va a responder por las afectaciones de sus propiedades. También esperan que los daños causados a los afectados sean resarcidos por la firma.
Ante estas denuncias, la ingeniera Carolina Rodríguez, encargada de la obra, asegura que en efecto se han caído objetos por fuera del límite del proyecto, siempre en el mismo punto frente a un inmueble. Sin embargo, expresa que han “respondido económicamente por los daños que estos elementos han ocasionado”.
Rodríguez dice que tienen instaladas “mallas entre pisos, redes de protección de caídas, protecciones perimetrales en pisos de estructura intervenidos y pasos peatonales cubiertos sobre la carrera 5a y la calle 19”. Además, asegura que estos hechos están evaluándose en una investigación privada, pues temen que estén ligados a agentes externos con intereses económicos particulares. Aunque este diario le pidió que fuera más específica, ella solo respondió que prefería no referirse al tema hasta que se entreguen los resultados.
En cuanto al asunto de las fisuras, la ingeniera afirma que desde el inicio del proyecto se estableció con los vecinos un protocolo de control en caso de afectación a estructuras. Según Rodríguez, este texto, firmado por todos los propietarios de edificaciones vecinas, dice que en caso de un daño, el dueño del inmueble debe avisar dentro de un plazo de tres días para que un empleado de la firma visite el lugar y determine qué pasó y si fue producto de la construcción.
“A la fecha, solo se han recibido cuatro solicitudes, tres personalmente y la otra a través de la Secretaría de Ambiente. Las dos primeras fueron atendidas inmediatamente. La tercera está en espera de la autorización del solicitante para entrar a reparar, y una cuarta no procedió porque se verificó que la afectación no estaba relacionada con la construcción del proyecto en virtud de la distancia entre predio afectado y la obra”, puntualiza la directora del proyecto BD Bacatá.
El Espectador consultó a las entidades encargadas para saber en qué van las denuncias de los ciudadanos. Por un lado, el Idiger expresa que hace un monitoreo permanente al proyecto y que constantemente se hacen obras de mitigación. Hasta el momento, de acuerdo con la entidad, no se ha tenido ningún reporte de un local, pero sí se pidió el arreglo de una vía.
Por otro lado, la Alcaldía de Santa Fe cuenta que cada dos meses se están realizando unas mesas de trabajo con otras entidades, como la Secretaría de Movilidad, la Secretaría de Ambiente y el Instituto de Desarrollo Urbano (IDU), para que las quejas y las denuncias sean atendidas por el proyecto. “En lo corrido del año se ha recibido 14 denuncias. Diez de ellas por plan de manejo de tránsito, dos por ruido y dos por normas de seguridad”, explica Rafael Criollo, asesor de despecho de la alcaldía.
Criollo añade que constantemente se hacen visitas a la obra y se verifica si han aumentado el número de poli sombras para proteger a los transeúntes y los carros que recorren este sector. Por último, el asesor pide que todas las personas que tengan alguna queja no duden en denunciarla para evitar que caigan más objetos o que haya afectaciones en los lugares aledaños.
Aunque esto expresan las autoridades, el concejal Diego García les pide a las entidades más rigurosidad con los controles, pues si bien dicen que se están realizando, las denuncias ciudadanas continúan. “Se han hecho reclamaciones ante la administración del edificio y ellos no han respondido. Esperamos que el Idiger haga cumplir las normas mínimas porque nos estamos exponiendo con estas anomalías”, finaliza García.
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Por Redacción Bogotá
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