Lo que mostró el censo de excombatientes de las Farc en Bogotá
Además de identificar su distribución por localidades, su interés por radicarse en la ciudad y las condiciones socioeconómicas en las que viven, se analizaron aspectos de percepción y seguridad. Con los resultados se espera priorizar y fortalecer los lineamientos para su atención.
Mónica Rivera Rueda
A Bogotá no solo han llegado víctimas del conflicto. A lo largo de los años, diferentes actores que se han alejado de la violencia también se han asentado y el caso de los excombatientes de las Farc no ha sido la excepción. Por ello se vio la necesidad de censarlos, para caracterizarlos y establecer sus necesidades de atención. En total, fueron identificados 604 reincorporados, de los cuales se censó a 563, que corresponden a 363 hombres y 200 mujeres. A partir de allí se identificaron diferentes variables, que ahora tendrán que focalizar, para entender las dinámicas que se están desarrollando en la ciudad.
“Es importante y central tener una información cualificada, que permita materializar la reincorporación en los términos que establece el Acuerdo final; es decir, atendiendo las expectativas, sus grupos familiares y su núcleo comunitario”, dijo Vladimir Rodríguez, alto consejero de Paz, Víctimas y Reconciliación de Bogotá.
De los datos recopilados hay varios que resaltan como, por ejemplo, que el 60,4 % de los ex-Farc en Bogotá llegaron antes de la firma del Acuerdo (25,2 %) y a lo largo del 2017 (35,2 %). Entre las principales motivaciones para asentarse en la capital están las oportunidades laborales (40 %) y la posibilidad de lograr la reunificación familiar (34,2 %).
Así mismo, se identificó que el 67 % son responsables de los ingresos de su núcleo familiar y el 31 % de estos son mujeres. De igual forma, se pudo establecer que el 72 % de los 563 censados depende de la asignación mensual que recibe por el proceso de reincorporación y, en cuanto a ingresos, tres de cada cinco recibe menos de un salario mínimo.
El estudio dedica un capítulo a los proyectos productivos, en los que participa el 53 % de los censados. Sobre esto se centra una de las principales observaciones y es que el 68 % de los reinsertados indican que estos proyectos no les generan ingresos. Al evaluar la fase en la que están, se determinó que el 27 % se encuentran en las primeras fases y el 56 % está en ejecución; es decir 170. No obstante, 110 de esos no generan ganancias.
Otra de las variables evalúa las actividades económicas de interés. Se identificó que 212 personas dicen tener algún tipo de experticia en agricultura, ganadería y trabajos relacionados, pero solo 43 trabajan en estas ramas. En seguridad ocurre lo contrario: aunque 117 se consideran idóneos en este sector, son 128 los que se dedican a esta actividad, lo que la convierte en la labor más desarrollada por los reincorporados en la ciudad. Uno de cada tres censados ha optado por participar en organizaciones, principalmente relacionadas con el partido político Comunes, juntas de acción comunal y sindicatos.
También llaman la atención aspectos relacionados con la seguridad. El 38 % ha padecido amenazas, desplazamiento forzado, estigmatización o asesinato desde su arribo a Bogotá, mientras que el 44,8 % se ha sentido discriminado por su condición.
Por último, indagaron sobre su percepción frente a la reincorporación. Se evidenció que el 30,5 % está insatisfecho versus un 42,6 % que sí lo está. Con respecto a las sensaciones sobre los avances del proceso, el 71 % indicó sentir, en general, esperanza, confianza o motivación.
La ciudad adelanta la construcción de dos Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial (PDET). Uno, en la zona que más se ha visto afectada por el conflicto; es decir Sumapaz, y otra donde se concentra el mayor número de víctimas en la ciudad, o sea Bosa y Kennedy, en límites con Soacha. Además, se busca fortalecer los lineamientos de atención a los diferentes actores.
Con todos estos insumos, se prepara la conformación de la Mesa de Reincorporación para la articulación de acciones con la Agencia de Reincorporación Nacional. “Hemos trabajado en cinco líneas: la integración de las políticas de reintegración, a través de la mesa intersectorial; el apoyo técnico, para la recuperación del tejido social; el intercambio de información; la construcción de una agenda de paz, de la mano con el Consejo Distrital de Paz, y el apoyo con gestión de recursos a los proyectos productivos”, dijo Rodríguez.
Con esto se esperaría que del censo se avanzara a una identificación cuantitativa de los datos que deja este primer rastreo, con el que se consolidaría la información para establecer políticas que respondan a las necesidades de los excombatientes que hoy buscan un nuevo futuro en la ciudad.
A Bogotá no solo han llegado víctimas del conflicto. A lo largo de los años, diferentes actores que se han alejado de la violencia también se han asentado y el caso de los excombatientes de las Farc no ha sido la excepción. Por ello se vio la necesidad de censarlos, para caracterizarlos y establecer sus necesidades de atención. En total, fueron identificados 604 reincorporados, de los cuales se censó a 563, que corresponden a 363 hombres y 200 mujeres. A partir de allí se identificaron diferentes variables, que ahora tendrán que focalizar, para entender las dinámicas que se están desarrollando en la ciudad.
“Es importante y central tener una información cualificada, que permita materializar la reincorporación en los términos que establece el Acuerdo final; es decir, atendiendo las expectativas, sus grupos familiares y su núcleo comunitario”, dijo Vladimir Rodríguez, alto consejero de Paz, Víctimas y Reconciliación de Bogotá.
De los datos recopilados hay varios que resaltan como, por ejemplo, que el 60,4 % de los ex-Farc en Bogotá llegaron antes de la firma del Acuerdo (25,2 %) y a lo largo del 2017 (35,2 %). Entre las principales motivaciones para asentarse en la capital están las oportunidades laborales (40 %) y la posibilidad de lograr la reunificación familiar (34,2 %).
Así mismo, se identificó que el 67 % son responsables de los ingresos de su núcleo familiar y el 31 % de estos son mujeres. De igual forma, se pudo establecer que el 72 % de los 563 censados depende de la asignación mensual que recibe por el proceso de reincorporación y, en cuanto a ingresos, tres de cada cinco recibe menos de un salario mínimo.
El estudio dedica un capítulo a los proyectos productivos, en los que participa el 53 % de los censados. Sobre esto se centra una de las principales observaciones y es que el 68 % de los reinsertados indican que estos proyectos no les generan ingresos. Al evaluar la fase en la que están, se determinó que el 27 % se encuentran en las primeras fases y el 56 % está en ejecución; es decir 170. No obstante, 110 de esos no generan ganancias.
Otra de las variables evalúa las actividades económicas de interés. Se identificó que 212 personas dicen tener algún tipo de experticia en agricultura, ganadería y trabajos relacionados, pero solo 43 trabajan en estas ramas. En seguridad ocurre lo contrario: aunque 117 se consideran idóneos en este sector, son 128 los que se dedican a esta actividad, lo que la convierte en la labor más desarrollada por los reincorporados en la ciudad. Uno de cada tres censados ha optado por participar en organizaciones, principalmente relacionadas con el partido político Comunes, juntas de acción comunal y sindicatos.
También llaman la atención aspectos relacionados con la seguridad. El 38 % ha padecido amenazas, desplazamiento forzado, estigmatización o asesinato desde su arribo a Bogotá, mientras que el 44,8 % se ha sentido discriminado por su condición.
Por último, indagaron sobre su percepción frente a la reincorporación. Se evidenció que el 30,5 % está insatisfecho versus un 42,6 % que sí lo está. Con respecto a las sensaciones sobre los avances del proceso, el 71 % indicó sentir, en general, esperanza, confianza o motivación.
La ciudad adelanta la construcción de dos Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial (PDET). Uno, en la zona que más se ha visto afectada por el conflicto; es decir Sumapaz, y otra donde se concentra el mayor número de víctimas en la ciudad, o sea Bosa y Kennedy, en límites con Soacha. Además, se busca fortalecer los lineamientos de atención a los diferentes actores.
Con todos estos insumos, se prepara la conformación de la Mesa de Reincorporación para la articulación de acciones con la Agencia de Reincorporación Nacional. “Hemos trabajado en cinco líneas: la integración de las políticas de reintegración, a través de la mesa intersectorial; el apoyo técnico, para la recuperación del tejido social; el intercambio de información; la construcción de una agenda de paz, de la mano con el Consejo Distrital de Paz, y el apoyo con gestión de recursos a los proyectos productivos”, dijo Rodríguez.
Con esto se esperaría que del censo se avanzara a una identificación cuantitativa de los datos que deja este primer rastreo, con el que se consolidaría la información para establecer políticas que respondan a las necesidades de los excombatientes que hoy buscan un nuevo futuro en la ciudad.