Pico y placa zonal: aplaudido por conductores y expertos; inquieta a moteros y taxis
La medida que está siendo contemplada por el alcalde es vista de distinta forma según el actor vial. Los expertos, por su lado, se encuentran a la expectativa de las formas en las que podrá ser implementada la idea.
Miguel Ángel Vivas Tróchez
De aquí a marzo Bogotá conocerá el futuro del pico y placa. Con la tregua de imprevistos que tuvo la ciudad desde el asedio de los incendios, hace dos semanas, y con una aparente tranquilidad mediada por las lluvias en pleno fenómeno del niño, Galán tiene un espacio para trabajar en su modelo de ciudad.
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De aquí a marzo Bogotá conocerá el futuro del pico y placa. Con la tregua de imprevistos que tuvo la ciudad desde el asedio de los incendios, hace dos semanas, y con una aparente tranquilidad mediada por las lluvias en pleno fenómeno del niño, Galán tiene un espacio para trabajar en su modelo de ciudad.
Desde que comenzó su campaña para llegar al Liévano, el hoy alcalde de la ciudad ha sido enfático en que la medida de Pico y placa, tal y como rige en este momento, debía ser replanteada. Si bien la medida actual es la más sencilla de ejecutar y la que más resultados inmediatos entrega, sus impactos económicos y la dificultad para moverse en una ciudad llena de obras hacen que el nuevo alcalde se plantee cambiarla.
Durante sus primeros días de mandato, Galán ha sido más bien cauto a la hora de implementar cualquier cambio administrativo abrupto. Sin embargo, para el caso del Pico y placa, el alcalde ha sido enfático en que hará todo lo que esté a su alcance, y en el de la evidencia, para buscar una forma más creativa de regular el tráfico. En un principio sonó la idea del cobro por congestión, que actualmente funciona en Bogotá de manera parcial con lo que se conoce como Pico y placa solidario. No obstante, la implementación de un cobro por congestión más avanzado, pasa por la idea de implementar taquillas o pequeños peajes en las vías más congestionadas que debían ser pagados por los particulares que las usaran, al menos en las horas pico.
Sin embargo, ahora la idea que más le suena al alcalde, conforme a sus más recientes declaraciones en medios, va más en la vía de un pico y placa zonal. Todavía no hay nada escrito y Galán, acostumbrado a la cautela que rodea sus decisiones, dijo que lo evaluará con su equipo para tomar en marzo una decisión final. Sin embargo, la medida de que la restricción solo se cumpla en las zonas con más volumen de tráfico, suena interesante, al menos de manera preliminar, por los expertos y conductores de vehículos.
Particulares, aplauden la medida
José Sarmiento es propietario de un vehículo particular desde hace 15 años. La novedad, en su caso, es que desde hace cinco lo utiliza para movilizar mercancía y hacer las diligencias de su establecimiento comercial ubicado en el barrio Venecia, en Tunjuelito. Cuando tiene Pico y placa, debe pagar transporte de un taxi o de conductor por aplicación, ya que, “las vueltas no dan espera, y los proveedores tampoco”. En su opinión, la medida de Pico y placa, y el pago por evadirla, es la solución más fácil y elitista que se le ocurrió a la administración. “El pago por Pico y placa solidario es absurdamente costoso y que uno no pueda sacar el carro dos o tres veces por semana es la solución más fácil, la de prohibir”.
En consecuencia, celebra que el nuevo alcalde esté pensando en alternativas como el de una restricción más zonal. “Pienso que la medida es buena porque así uno puede hacer las vueltas que le quedan más cerca y no le da pereza sacar el carro en las autopistas más congestionadas”. Cuando se le pregunta qué zonas de la ciudad deberían ser las delimitadas para la futura medida, Quiroga opina que “sobre todo Chapinero, por toda la Séptima, los accesos al centro por la 26 y la Décima, y las autopistas norte y sur”.
Aunado al optimismo de Quiroga, Óscar Veloza, conductor de vehículo por plataforma, y ciclista ocasional, solo ve ganancias en la que sería el nuevo pico y placa. “Yo creo que las avenidas más concurridas serían más fáciles de transitar y sería parecido a un día sin carro para los que no tengan Pico y Placa ese día”. De hecho, con la medida actual, Óscar se baja de su carro y sube a la bicicleta para ir al trabajo y a la universidad en donde estudia, ubicada en la NQS. “Como ciclista la cosa cambia, porque lo más probable es que las personas que tengan el pico y placa se vayan a las calles de los barrios, que son atajos menos concurridos. La ciudad en algunos corredores rápidos suele ser hostil y peligrosa para los ciclistas, sobre todo para los primerizos, que optan por las rutas que ahora serían usadas por los carros con restricción”.
De todas formas, Veloza dice que la congestión en los pequeños corredores sería cuestión de un mayor control por parte de las autoridades. “Con las vías principales descongestionadas, controlar el tráfico en las pequeñas yo pienso que sería más fácil”.
Moteros y taxis, con algunos recelos
Aunque la medida no los afectaría de manera directa, los dueños de motos y taxis tienen algunos reparos con la medida. Sergio Ríos, propietario de una motocicleta de un cilindraje de 250 centímetros cúbicos, utiliza su vehículo para ir a su trabajo en Sibaté. Al igual que la observación hecha por Veloza, cuando está en modo ciclista, Ríos dice que los vehículos particulares se irían a las calles pequeñas “y todo sería un caos”. Él, por el contrario, piensa que el Pico y placa actual funciona de maravilla para regular el tránsito y, sobre todo, la contaminación. “Sacar a los carros de las vías principales no es sacarlos de circulación. Eso se traduce en más carros en la calle y más emisión de contaminantes, y la contaminación, más que los trancones, debe ser la prioridad del gobierno”.
Cristian Méndez, dueño de una 200 CC, y que trabaja en cercanías al aeropuerto, comparte de manera parcial la idea de Sergio. Considera que transitar por las calles pequeñas, o entre barrios, como popularmente se conoce a la maniobra, “hace que uno se demore más y gasta mucha gasolina. No creo que la gente con Pico y placa opte por estos atajos para hacer grandes recorridos”. De hecho, Méndez recalca que este tipo de estrategias ya se usan por algunos conductores para evadir el SOAT. “Si la Policía se concentra en estas calles, van a ser más efectivos a la hora de detener conductores que no cumplan con los requisitos, o que no tienen pase tan siquiera”.
Sin embargo, el motero dice que le preocupa la calidad del aire, y le dice al alcalde que, antes de cualquier decisión, “debería esperar a que pase todo el tema de los incendios y la calidad del aire siga mejorando”.
Por el lado de los taxis, la resistencia es aún más álgida. Sergio Lloreda, dueño de un “amarillo”, dice que la medida podría afectar el flujo de oferta que tiene su trabajo. “Obvio nuestros pasajeros van a querer hacer recorridos largos y, si tenemos Pico y placa, resulta absurdo salir para hacer carreras cortas y gastar gasolina. Para eso, mejor dejo quieto el carro en la casa y no salgo”, cuestiona. Dice que con el cambio de la restricción, la administración Distrital debería contemplar otras opciones como “levantar totalmente el Pico y placa para taxis e implementarlo para motociclistas”. De esta manera, dice él, se estimula el uso del transporte público y se ataca la informalidad del transporte.
El visto bueno de los expertos
Si lo que el alcalde Carlos Fernando Galán está buscando son razones para cambiar la implementación del Pico y placa, en la literatura académica y la evidencia las va a encontrar de sobra. Alejandro Bernal, experto y consultor en movilidad, cree que la apuesta por implementar la restricción por zonas es interesante y debe hacerse.
“Cualquier intervención adicional que se quiera hacer, es bienvenida. No es solamente sacar la mitad de los de los carros que circulan en la ciudad, sino entender que también eso tiene unas implicaciones importantes. Sobre todo en el tema económico, para muchas personas que utilizan el carro como medio de subsistencia. En segundo lugar, es claro que toda la ciudad no tiene las mismas características de tránsito y de flujos y de congestión. En el sur de la ciudad y el occidente usted no ve trancón, porque todo el mundo se viene para el centro, el centro ampliado, lo que le decimos el centro oriente, o incluso el norte, que es donde se debe considerar implementar la medida”, sentenció el experto.
Germán Arango, ingeniero de transporte, se une a la moción de su colega, pero, agrega que lo más difícil, sin duda, será la implementación. “Hay una labor de control importante que deberá ser desplegada en los corredores en donde aplique el Pico y placa; de qué tramo, a qué tramo funcionará la restricción, las horas, las excepciones, si continúa el pago solidario. Todo eso requiere un componente de educación fundamental, tanto para la ciudadanía, como para los funcionarios que deberán hacer cumplir la nueva medida”, opinó.
La medida, además, deberá ser integral. Los dos expertos coinciden en lo necesario que resulta aumentar la oferta de transporte público en los corredores afectados con la medida, y la implementación de bicicarriles. “La ciudad por ahora no cuenta con capacidades para decir, vamos a montar el metro ya, u otra troncal que aparezca mágicamente para descongestionar las que ya están. Estamos a la espera de obras en este aspecto. Pero se puede ser creativo con lo que ya se tiene, de repente habilitar rutas de Transmilenio y SITP que solo funcionen durante la medida, o llevar el sistema de bicicletas compartidas hasta allá”, comentó Arango.
Quedan dos meses para saber exactamente cuál será la nueva alternativa de regulación del tráfico en Bogotá. Todo parece indicar que llegó la posibilidad de intentar cosas nuevas en esta materia. Es ahora, o quizá nunca. Y eso Galán lo sabe mejor que nadie. De ahí que, con todo y lo precavido que resulta a la hora de implementar una nueva directriz, el tema del Pico y placa haya sido el “top of mind” de su agenda, incluso desde sus previos intentos fallidos de llegar a la Alcaldía. Hoy, ya en funciones del anhelado puesto, tiene la posibilidad de dar el primer paso.
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